Con la fuerza de lo débil
Sus obras muestran resistencia y fragilidad. Ganó el premio joven del Banco Central y abrió polémica.
En el último diciembre el Banco Central le otorgó a Agustina Quiles (1985) el Primer Premio Artista Joven en su concurso anual de Pintura. Su obra levantó polémica: voces en contra y a favor se viralizaron en todas las redes sociales. Que eso no era pintura, que su obra era un trapo sucio, una cortina, una improvisación. O bien: que era una genialidad, que nada (de lo mucho) que agredieron la obra hubiera sido dicho si su autor fuera hombre. Pero más allá de que ante la obra nadie permaneció indiferente (y decir eso de una pintura es ya decir bastante) cualquier acuse de im-
provisación se desmiente a sí mismo cuando uno se adentra en el universo de Agustina, contempla la obra ganadora en el conjunto de sus trabajos y comprende que es parte de una búsqueda que la artista viene desarrollando desde hace tiempo y que se condensa en una pregunta: ¿cuánta fuerza tiene lo débil?
En sus papeles de seda –que alcanzan o superan los dos metros- se condensa el proceso que los llevó a ser lo que son. Hay que recorrerlos con el ojo para avizorar las huellas del tiempo, la hostilidad ejercida por los materiales, las desgarraduras abiertas por las manipulaciones que la pintura
implica. “Esparcir el material sobre la superficie –explica- demanda una fuerza y a la vez un cuidado que producen una tensión, pero cuando el papel está cubierto e impregnado de esa materia grasa se transforma en otra cosa y se distiende”.
Nacida en La Plata, Agustina pintó y dibujó desde chica y estudió la licenciatura en Artes Plásticas con es- pecialidad en Grabado y Arte impreso. Durante un tiempo hizo xilografías, grabados sobre madera cuya desatada gestualidad parecía poner en jaque el control preciso que el tallado con gubias demanda sobre el taco. Estampas abiertas a los colores que ya anticipaban su presente de pintora.
Porque sus obras son, en lo más básico y más complejo de la palabra, pinturas. Sobre el sencillo acto de pintar es que despliega su singular modo de cuestionar y cuestionarse.