Clarín

El empresario que le dio us$ 1.000.000 al amigo con el que compartía asados

Alejandro Baldo (47) pasó de vivir en un barrio privado de Ezeiza a alquilar un departamen­to en Mataderos.

- Mariano Gaik Aldrovandi mgaik@clarin.com

“Nos estafó una persona que se sentaba a comer conmigo y con mis hijos.” Alejandro Baldo (47) todavía no lo puede creer. Es el principal damnificad­o en la causa por el fraude de los 11 millones de dólares. Para peor, dice que lo estafó alguien a quien creía “su amigo”, Armando Dalmaso.

Por las pérdidas, Alejandro y su familia pasaron de vivir en “La Deseada”, un barrio privado de Ezeiza, a alquilar un departamen­to en Mataderos. En la Justicia pudo demostrar que invirtió un millón de dólares suyos y de las ganancias de su compañía en feedlots. “Era tal lo psicótico de Dalmaso que buscó en su entorno a gente que primero era de su confianza y estos contactos traían a otros allegados”, cuenta Baldo.

Ahora, junto con la mayoría de las víctimas de la estafa, quieren que la justicia comercial remate los bienes de los procesados y los distribuya: “Es lo que necesitamo­s, estamos destrozado­s”, pide.

Conoció a Dalmaso a fines de 2002, cuando ambos trabajaban para una multinacio­nal de autopartes. “Es un tipo muy preparado, con mucho conocimien­to en la apertura de negocios. Es muy hábil. La relación de respeto mutuo profesiona­l derivó en una amistad. Él después se fue de la multinacio­nal y se asoció con otra persona y fundaron Capital Lion Assets Management. Hacían fiestas todos los años con inversores locales y gente de afuera”, explica Baldo. “En 2007 cuando tuvo un ACV y se alejó de esa empresa, me avisó y yo retiré los fondos, al igual que mis allegados. Yo había puesto el dinero por un tema de confianza, porque lo conocía”, indica el empresario. “Tanto yo como mis padres y amigos pudimos sacar el dinero. Y al año me enteré que pasó algo como lo que ocu- rrió después con DG Proyectos. Desapareci­eron y no devolviero­n el dinero”, agrega.

“Con la experienci­a positiva que habíamos tenido los que estuvimos en Capital Lions y logramos sacar el dinero, continuamo­s teniendo confianza en él”, relata el hombre. “Y lo pusimos en DG Proyectos”.

El empresario asegura que el fraude lo “afectó emocionalm­ente” y “en la salud”. “Yo tenía un muy buen pasar. Vivía en un barrio privado, tenía dos autos; uno era un 0km importa

do. Tuve que vender todo para ganar liquidez, incluso pagar sueldos de los empleados de la empresa”, señala.

Y afirma que la estafa sería aún mayor: “Hay un montón de dinero informal que no está verificado porque es de gente que no lo tenía declarado. Lo que se ha robado este hombre fue mucho más que 11 millones”.

Cuando descubrió todo, Alejandro encaró a Dalmaso. “Le llegué a decir: ‘Dame la mitad del dinero y no te hago juicio’. Pero me respondió que ‘no llegaba ni al 30%’”, concluye.

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JORGE SANCHEZ Dolor. Baldo, indignado, en la conversaci­ón con Clarín.

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