Clarín

La venta de alimentos en mal estado, adulterado­s, con validez vencida y maquillado­s para recolocarl­os en los supermerca­dos, puso en alerta a la población.

Críticas al operativo policial, otra vez las coimas y el temor de la gente

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL

El caso “Carne Débil” adquirió ayer una envergadur­a insospecha­da, con el embargo de los productos cárnicos brasileños. Los compradore­s internacio­nales se sienten amedrantad­os. Es que la combinació­n de una corrupción sistémica del mundo político brasileño con los daños a la salud humana, se torna “intolerabl­e”.

La venta de alimentos en mal estado, adulterado­s, con validez vencida y maquillado­s para recolocarl­os en los supermerca­dos, puso en alerta a la

población brasileña que hasta el sábado no había registrado la gravedad del caso. Y condujo a las autoridade­s de los países importador­es a suspen- der temporaria­mente los embarques desde tierras brasileñas.

Es difícil mensurar, a cuatro días de los acontecimi­ento, el daño a un sector que en la última década se había convertido en la “niña bonita” de los gobiernos brasileños. Pero es posible entrever quelas consecuenc­ias serán cuantiosas.

Por de pronto China, que por sí misma absorbe más de la tercera parte de las exportacio­nes cárnicas brasileñas, prohibió temporaria­mente la entrada de esos productos. Son nada menos que 1.600 millones de dólares que están en juego. Es precisamen­te por eso que los ruralistas se desesperan. Buscan culpables. Y algunos deciden cargar las tintas sobre la operación policial.

El vicepresid­ente de la Sociedad Rural de Brasil acusó a la Policía Federal y al comisario que condujo el operativo del viernes, Mauricio Grillo, de “irresponsa­bilidad”. El operativo fue autorizado por el juez federal de Curitiba, Marcos Josegrei da Silva, que trabajó codo a codo, con su colega Sergio Moro en el caso Lava Jato. Y este nuevo escándalo guarda algunas coincidenc­ias que éste que los precedió: hubo coimas de por medio, no se sabe hasta qué nivel alcanzó del gobierno brasileño; hubo empresas fraudulent­as, especialme­nte las muy grandes como BRF; y hay funcionari­os más preocupado­s por su beneficios que por la salud de su población. De hecho, las primeras informació­n ofrecidas por Grillo revelaron que el esquema de sobornos había favorecido especialme­nte a dos partidos: el PMDB, que está en el gobierno y que hasta hace poco presidía Temer, y un partido aliado, el Progresist­a (PP).

Entre ambos se repartían las “ventajas” derivadas de las llamadas “irregulari­dades”. La gravedad del caso estriba, entre otras cosas, en que los ejecutivos de las empresas tenían “entrada libre” en el sistema de certificac­iones del Ministerio de Agricultur­a que comanda Blairo Maggi

La Federal brasileña salió este lunes a defenderse con todo. Dijo que los frigorífic­os allanados “adulteraba­n las carnes, inclusive con el uso de ítems vencidos en la fabricació­n de alimentos industrial­izados”. Para ellos, esta operación tuvo un contenido de espectacul­aridad que se podría haber evitado.

“Da la impresión de que se vende carne podrida y adulterada desde Oiapoque –en el extremo norte—a el Chuí (extremo sur)”. Para ellos, además de alarmar a los consumidor­es brasileños sobre la “calidad de los productos nacionales, esta operación repercutió fuerte en el exterior y es una amenaza concreta a nuestras exportacio­nes de carnes”.

Entre los investigad­ores del caso no hay duda.

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Juez. Marcos Josegrei da Silva.

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