Clarín

Un bar para Ricardo Piglia

La Biblioteca del Congreso le pondrá el nombre del escritor a un café donde habrá charlas literarias.

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"¿Por qué bautizar 'Piglia' a un bar? La pregunta debería ser otra: ¿Cómo no llamarlo así?". Eso se pregunta la escritora María Moreno en el texto con el que se convoca a la inauguraci­ón de un bar. Que, claro, se llama "Piglia" y está en la Biblioteca del Congreso de la Nación.

La idea de ponerle ese nombre al bar -que abre mañana martes a las 19.30- surgió en vida del escritor, que murió en enero. El bar albergaría-y albergará- el ciclo literario "Palabra viva", con la coordinaci­ón, justamente, de María Moreno. Piglia iba a ser el primer invitado. En cambio, hoy se leerá en ese contexto un texto inédito del escritor sobre el papel de la Biblioteca del Congreso en su vida y en la del país.

Moreno, en su escrito, detalla el vínculo que el autor de Respiració­n

artificial y Plata quemada tenía con los bares.

"Para Ricardo Piglia -dice Moreno- los bares de las ciudades en que vivió fueron también escritorio abierto –allí escribió los borradores de sus novelas, tomó apuntes para las coleccione­s de libros que dirigió, bosquejó ensayos destinados a las revistas literarias de las que participó–". Los bares, sigue Moreno, también fueron "sala de encuentro con otros conspirado­res de la trama cultural y política–David Viñas, José Szabón, Roberto Jacoby, Héctor Schmucler… –, biblioteca personal –para leer desde Dostoievsk­y a García Márquez o estudiar el fetichismo en El capital , de Marx (confitería La Modelo de La Plata) y refugio de activista como cuando, durante una manifestac­ión de protesta contra la invasión de Estados Unidos a Santo Domingo, ante el ataque de los cosacos, corrió desde Congreso hasta La Ópera de Corrientes y Callao."

Este vínculo aparece en su obra. Cuenta Moreno: "La primera entrada de Los diarios de Emilio Renzi, 'Nuestros años felices', se titula 'En el bar' y comienza con el protagonis­ta acodado en la barra de El cervatillo."

Moreno escribe que "Toda su obra parece el fruto de un deambular entre lugares como El rayo, La modelo, el Teutonia, Don Julio, La Paz, el Ramos, La Ópera, el Florida y otros bares que no nombra pero que se cruzan en sus desplazami­entos en- tre La Plata y Buenos Aires . Y él lo sabía ."

Poco antes de morir, Piglia envió a la Biblioteca del Congreso un texto en el que hablaba del tiempo pasado en esas salas y de cómo, se habían convertido en refugio para disidentes políticos, autodidact­as y gente pobre. La dictadura, decía Piglia, se detenía ante esa puerta, tal vez por la palabra "Congreso". Escribió en el texto que se conocerá mañana: “No sé por qué pensaba que los militares no iban a irrumpir en el recinto. Quizás, creía yo ilusionado y sin ningún fundamento, que los iba a intimidar el nombre del lugar”.

El lugar llevará un mural con un retrato del autor que en estos días estaba terminando Rep.

Dicen que en el bar estará bien visto hablar de mesa en mesa. Y que en la inauguraci­ón, habrá ginebra, la bebida que era, cuentan, la preferida de Ricardo Piglia. Y de Emilio Renzi, su alter ego.

La cita es en Alsina 1835.

La idea surgió en vida del autor de “Plata quemada”, que murió en enero.

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MARIANA BOMBARA Últimos detalles. Rep termina un retrato del autor.

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