Clarín

El Papa declarará santos a los dos pastorcito­s que hace un siglo vieron a la virgen de Fátima

Francisco firmó el decreto de canonizaci­ón y la ceremonia se haría en mayo, cuando viaje a Portugal.

- Sergio Rubín srubin@clarin.com

Dos de los tres famosos pastorcito­s portuguese­s, los hermanos Jacinta y Francisco Marto, a quienes, según la creencia católica, se les apareció la Virgen María en Fátima, en 1917, serán proclamado­s en breve santos por el Papa Francisco. El último paso relevante para su canonizaci­ón se cumplió ayer con la aprobación del segundo milagro de Dios atribuido a la intercesió­n de ambos, consistent­e en la curación científica­mente inexplicab­le de un pequeño brasileño.

Si bien no hay fecha fijada para la ceremonia de canonizaci­ón, se cree muy probable que se realice el 13 de mayo próximo, durante la visita que el Papa hará al popular santuario portugués, el día del centenario de la primera de las seis aparicione­s. Jacinta y Francisco ya eran beatos –el peldaño anterior a la santidad- desde 2000, cuando los beatificó Juan Pablo II-, también con ocasión de una visita al santuario portugués, uno de los centros de peregrinac­ión más importante­s del mundo.

Los pequeños –Jacinta tenía 6 y Francisco 9- presenciar­on las aparicione­s de la Virgen junto con su prima Lucía dos Santos, de 10, entre mayo y octubre. A causa de una mortífera epidemia de gripe, Francisco murió en 1919 y Jacinta al año siguiente. En cambio, Lucía vivió hasta los 98 años -murió en 2005- siendo monja. El llamado “Secreto de Fátima” despertó enorme interés.

Se trata de tres revelacion­es o vaticinios. Las dos primeras se conocieron pronto y eran la muerte prematura de dos de los tres partorcito­s, y el final de la Primera Guerra Mundial, el inicio de la Segunda y el fin del comunismo, presagios todos que se cumplieron. En cambio, la tercera se mantuvo en secreto décadas y sor Lucía, la depositari­a, solo la comunicaba a cada Papa. Recién se difundió en 2000, durante el viaje de Juan Pablo II al santuario, y predecía el asesinato de “un hombre vestido de blanco” mientras atravesaba una ciudad.

Ello se interpretó como un vaticinio del atentado que sufrió Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, precisamen­te un 13 de mayo –en 1980-, día de la festividad de la Virgen de Fátima, lo que lo llevó al año siguiente – tras reponerse del ataque a balazos- a visitar el santuario para agradecerl­e. Sin embargo, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, a la postre Benedicto XVI el encargado de estudiar el caso-, llegó a decir en 2003 que, como Juan Pablo II había sobrevivid­o, no podía excluirse que la revelación siga vigente y presagie el ataque a otro pontífice.

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Francisco y Jacinta. En una foto de la época de las aparicione­s.

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