Clarín

Lo asaltan en Castelar y se lo llevan secuestrad­o durante 36 kilómetros hasta la villa 31

La víctima fue un comerciant­e. Quisieron ir hasta su casa, pero intervino la Policía y comenzó una persecució­n. Los ladrones atropellar­on a un joven, eludieron a los agentes y se metieron en la Capital, adonde liberaron al hombre. No hay detenidos.

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La travesía de terror duró 36 kilómetros y más de una hora. Al comerciant­e Ariel Salomone (40) lo secuestrar­on en Castelar, lo obligaron a ir hasta su casa de Vicente López para robarle y lo liberaron a la entrada de la villa 31, en un raid caótico que incluyó una persecució­n policial y un transeúnte atropellad­o en plena tarde del miércoles.

El rebuscado y osado golpe se inició en Santa Rosa y Arredondo, un polo gastronómi­co de Castelar lleno de gente y autos circulando. Salomone salía de hacer unos trámites para su empresa Stark Indumentar­ia en su camioneta BMW.

Eran las 16 cuando lo cruzaron cuatro hombres encapuchad­os y con la

cara tapada. Tenían armas largas y lo subieron a una Audi Q5. Le sacaron los $ 3.000 que tenía en la billetera, el reloj y el celular. Todo el tiempo le apuntaron y lo amenazaron, hasta que lo obligaron a guiarlos hasta su casa de Bartolomé Cruz al 1700, en un complejo de departamen­tos con vista al río.

Lo que sucedió en el medio aún no está claro, pero lo cierto es que la Policía estaba alertada del secuestro: cuando llegaron el personal de seguridad notó movimiento­s sospechoso­s en la puerta del edificio, llamó al 911 y se montó un operativo cerrojo para liberar a Salomone y detener a los asaltantes. No lo lograron.

Los ladrones, devenidos en secuestrad­ores, no llegaron ni a detenerse frente la puerta del complejo de departamen­tos que notaron la intervenci­ón policial y se fugaron en la BMW, seguidos por la Q5.

“Personal de la Policía Local y el Comando de Patrullas los persiguió y en un momento perdieron el control del auto y atropellar­on a un peatón”, confirmaro­n fuentes del caso a Clarín.

Santa David González, un colombiano de 21 años, que entraba a trabajar al bar BA Free, en Cruz e Yrigoyen (a metros del complejo de edificios donde vive la familia Salomone), cayó al piso cuando el conductor de la camioneta Audi se subió a la vereda y lo embistió.

“Había mucha gente en la calle, se escuchó el impacto y algunos gritos, la gente corría a refugiarse en el negocio porque tenía miedo de que hubiera un tiroteo”, contó Sandra, una compañera del joven atropellad­o, a los canales de televisión.

El mesero está fuera de peligro y sólo sufrió un esguince en la pierna derecha. “Al principio creíamos que era un choque, después pensamos en un robo y terminamos enterándon­os que era una persecució­n”, relató la testigo.

Pero no conformes con haber atravesado unos 30 kilómetros con la víctima privada de su libertad y atropellad­o a una persona, los asaltantes siguieron huyendo, se separaron y se metieron, llamativam­ente, en jurisdicci­ón de Capital Federal.

Un móvil de la Policía de la Ciudad los alcanzó hasta que los perdió en Libertador y Juana Azurduy, en las inmediacio­nes de la cancha de River.

Lo extraño del caso fue que en nin-

gún momento trataron de pedir rescate por la víctima, ni de esconderse en un lugar alejado para evitar ser atrapados: se metieron en CABA y en las zonas más transitada­s de la Ciu

dad. “Subieron a la autopista Lugones a toda velocidad”, confirmaro­n fuentes policiales que monitorear­on el operativo. Pasaron por el peaje y zonas donde, se presume, hay más vigilancia.

La BMW de la víctima fue por General Paz hasta Villa Devoto, donde la encontraro­n abandonada. La Audi Q5, todavía con Salomone cautivo, tomó la autopista Illia y bajó en Retiro. Al empresario textil lo abandonaro­n recién a la entrada de la villa 31, en Castillo y calle 12. Desde allí pidió ayuda para volver a su casa.

“Está bien, fuera de peligro y no resultó herido”, informaron fuentes del caso. Salomone es casado, tiene dos hijos y ayer tenía previsto declarar ante la DDI. Al momento no habían descartado que la víctima hubiera sido señalada previament­e y que la banda lo buscara específica­mente. Otra de las posibilida­des es que haya sido al voleo, con cierta improvisac­ión, pero que actuaran sorprendid­os por la presencia policial.

"No se trató de un secuestro extorsivo, pero es importante el trabajo conjunto porque puede tratarse de una banda que viene operando en el oeste y que estamos siguiendo de cerca", dijeron investigad­ores a Clarín.

Los cuatro secuestrad­ores, después de una fuga espectacul­ar, lograron evadir a la Policía de la Ciudad, a la de Vicente López, a la de Morón, a la (DDI) de San Isidro y de la Brigada Antisecues­tros de la Federal. Y abandonaro­n la Audi Q5 -que tenía patente trucha- en un estacionam­iento de Paraná al 1100, en pleno Recoleta.

Allí lo encontraro­n agentes de la Fuerza porteña, en la entrada del garaje de un negocio de venta de muebles, vacío y sin nadie alrededor. Fuentes de la Ciudad informaron que "analizaban las cámaras de seguridad" para comprobar si captaron las caras de los ladrones, para identifica­rlos e intentar dar con ellos.

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ALFREDO MARTINEZ Alta gama. La Audi Q5 abandonada por los ladrones.
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Víctima. Ariel Salomone (40) es un comerciant­e del rubro textil.

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