Clarín

Rodolfo Walsh: arder en la memoria

Desapareci­do por la dictadura en 1977, será homenajead­o por primera vez en la Biblioteca Nacional desde la semana próxima. Otras institucio­nes recuerdan desde hoy al autor de “Operación Masacre”, creador de la crónica de no ficción.

- Verónica Abdala vabdala@clarin.com

En la semana de la memoria, Rodolfo Walsh está en el centro de múltiples muestras y homenajes que recuperan para las nuevas generacion­es su legado literario y periodísti­co. Será homenajead­o en paralelo por diversas institucio­nes culturales –entre ellas la Biblioteca Nacional, el Espacio de la Memoria y el Centro Cultural Haroldo Conti- que conmemoran un triple aniversari­o: los 90 años de su nacimiento, los 60 de la publicació­n de su obra cumbre, Operación Masacre, y los 40 años de su violenta muerte y la desaparici­ón de sus restos.

Nacido en el inhóspito paisaje de Choele Choele, Río Negro, y criado en la lógica severa de una familia pobre de origen irlandés, Rodolfo Walsh escribía relatos policiales al estilo de los autores ingleses cuando, a los 29 años, se lanzó a la investigac­ión de los fusilamien­tos clandestin­os ocurridos en José León Suárez en 1956, que daría un vuelco a su vida y su carrera, y que publicaría como Operación Masacre. Tras el levantamie­nto del general Juan José Valle contra la dictadura de Aramburu, habían sido ejecutados dieciocho civiles. Pero algunos habían sobrevivid­o.

Aquel tímido muchacho patagónico, que ya había publicado su primer libro, Variacione­s en rojo, estaba dando a luz, sin saberlo, a un género que luego sería bautizado como “Nuevo Periodismo”. La crónica de Walsh salió años antes de A sangre fría, el libro más reconocido del género, que apareció en 1966.

En el oficio periodísti­co Walsh había aprendido que cuando los hechos son narrados sin ornamentos, revelan su máxima crudeza. Y le había aportado exactitud y rapidez. El tuteo con la sequedad narrativa, acaso relacionad­o con su dominio del inglés, había contagiado cierta cadencia lacónica a su prosa. Un compromiso político que se convertirí­a en irrenuncia­ble terminó sacándolo de su lugar de observador para empujarlo a la acción. Desde 1973, Walsh integraba la organizaci­ón de Montoneros, donde se desempeñab­a como oficial de Inteligenc­ia. Con el tiempo había sumado discrepanc­ias con su cúpula, que consignó en cinco documentos internos a fines de 1976.

Podría pensarse que la historia de la relación entre periodismo y literatura cobró fuerza en el preciso momento en que Walsh escuchó la frase “Hay un fusilado que vive”, en un club de ajedrez de La Plata, seis me-

ses después de los disparos en el basural de José León Suárez. Con el foco en este libro, la Biblioteca Nacional le dedicará su primera muestra homenaje al escritor y presentará, a partir del próximo martes 28 y hasta el 16 de julio, una serie de documentos históricos, entre los que se destacan las pruebas corregidas a mano de la tercera edición de Operación Masacre, considerad­a una obra cumbre del periodismo en castellano.

La exposición de la Biblioteca (Agüero 2502) reunirá en un primer sector los textos de Operación Masacre, que se publicaron en revistas – Revolución nacional y Mayoría- antes de formar un tomo. También se exhibirán otras obras, como El caso Satanowsky (sobre el asesinato del abogado Marcos Satanowsky, en 1957) y Quién mató a Rosendo (sobre el del sindicalis­ta Rosendo García, en 1966). No faltarán ediciones de Los oficios terrestres o Un kilo de oro (que incluye el emblemátic­o relato “Esa mujer”, que revela el robo del cuerpo de Eva Perón.

“La perla de esta exhibición son las pruebas de galera de la tercera edición de Operación Masacre, corregidas de puño y letra por Walsh”, detalla a Clarín la curadora, Jorgelina Núñez. Son sesenta y seis páginas que llega- ron a la institució­n a través de una donación del Archivo Aníbal Ford, escritor y amigo personal de Walsh.

También se exhibirá una copia de su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, que Walsh redactó la noche previa a su muerte, en 1977, a un año exacto de la fecha en que la Junta Militar usurpara el poder.

La necesidad de ocultarse tras el golpe lo había llevado a vivir a una modesta casa quinta en San Vicente, junto a su compañera, Lilia Ferreyra.

En septiembre de 1976, su hija Vicki -oficial 2° de Montoneros- se había pegado un tiro, para no caer, en un enfrentami­ento con el Ejército, que había ido a buscar a su grupo. En un escrito, “Carta a mis amigos”, Walsh contó el testimonio de uno de los soldados. “La muchacha dejó la metralleta, se asomó de pie sobre el parapeto y abrió los brazos. Dejamos de tirar sin que nadie lo ordenara y pudimos verla bien.” A su lado un hombre dijo: “Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”. Y cada uno levantó su pistola.

La muerte de Walsh llegaría tras escribir esa otra carta, la que dirigía a la Junta. “La censura de prensa, la persecució­n a intelectua­les, el allanamien­to de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiénd­olos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestin­a después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años”, empezaba.

El 25 de marzo de 1977, un grupo de tareas lo emboscó en el barrio de San Cristóbal, en la esquina de Entre Ríos y San Juan. Hubo un tiroteo. Se cree que Walsh llegó sin vida a la ESMA. Los responsabl­es de su desaparici­ón fueron juzgados y cumplen condena. Su cuerpo nunca apareció.

“La carta es una pieza de denuncia inigualada en la historia argentina y por su calidad es casi una pieza literaria única”, define Núñez. “Esos originales no se conservan, pero exhibiremo­s una reproducci­ón, acompañada por Las AAA son las tres Armas, un video hecho a partir de imágenes que rodó en la clandestin­idad Raymundo Gleyzer, también desapareci­do por la dictadura, en la que se oye una lectura de ese texto”.

En el Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en la ex ESMA, inaugura hoy Walsh: la palabra y la acción: paneles en los que se repasan su carrera y su vida. En el predio puede verse la obra de León Ferrari, inspirada en la Carta a la Junta.

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1. El panel que muestra la revista donde salió “Operación Masacre”.
1 1. El panel que muestra la revista donde salió “Operación Masacre”.
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2. Una prueba de galera corregida a mano por Walsh. 2

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