Día de la Memoria, con los grupos de derechos humanos divididos y críticas a Macri
El kirchnerismo hizo tres actos distintos y criticó a Macri. Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto se pasaron facturas. Y la izquierda realizó su acto por separado.
Las Madres, lideradas por Bonafini, marcharon separadas de las Abuelas y otras organizaciones, que tienen como referente a Carlotto. Además, hubo un acto de La Cámpora y otro de la izquierda. Pero todos apuntaron contra el Presidente, al que buscaron asociar a la dictadura militar.
En una movilización multitudinaria, miles de personas confluyeron ayer en la Plaza de Mayo para conmemorar el Día de la Memoria y repudiar la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976, que implantó el terrorismo de Estado. Como sucede desde hace una década, hubo dos marchas
y actos diferenciados. El primero, con palco montado de espaldas a la Casa Rosada, fue convocado por los organismos de derechos humanos que fueron parte o afines al gobierno kirchnerista, como Abuelas de Plaza de Mayo, un sector de Madres Línea Fundadora, Familiares de Detenidos-Desaparecidos, CELS e HIJOS, entre otros. Cuando dejaron la Plaza entró la segunda marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, integrado por partidos de izquierda, sectores sindicales y sociales y organismos -Madres de Línea Fundadora, la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos- que se mantuvieron independientes ó críticos del kirchnerismo. Si hubo un denominador común fue el fuerte tono opositor al gobierno de Mauricio Macri, por considerar -co--
mo quedó plasmado en los documentos- que significa un “retroceso” para las causas de derechos humanos y una “continuidad” de la política económica de la dictadura. Hubo también en ambas movilizaciones una reafirmación de la consigna de los “30 mil desaparecidos”, frente a funcionarios macristas que negaron el número y quisieron abrir un debate.
El kirchnerismo llegó dividido y
con un renovado pico de tensión entre dos de sus figuras más representativas, Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, históricamente distanciadas. Bonafini venía de tratar de “traidora” a Carlotto por hacer “un convenio” con la gobernadora María Eugenia Vidal, y la titular de Abuelas le replicó que debía tenerse “conciencia democrática, no fanatismo”.
Bonafini volvió a hacer su acto “paralelo”. A las 15 se puso en marcha desde la sede de su Asociación el “Hebemóvil”, un largo camión con acoplado descubierto, sillas para las Madres e “invitados”, entre los que sobresalieron Aníbal Fernández, el ex titular del sistema de medios K Tristán Bauer, los sindicalistas docentes Roberto Baradel y Eduardo López, el metrodelegado Néstor Segovia y el titular del gremio de porteros, Víctor Santa María.
El “Hebemóvil” se abrió paso lento por Avenida de Mayo, incluso entre columnas de la izquierda que ya estaban concentradas a la espera de su turno. Al paso del camión la gente cantaba: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza...”, y “Macri, basura, vos sos la dictadura”.
Agrupaciones kirchneristas duras como La Cámpora y Kolina se concentraron a las 10 en la ex ESMA para marchar a la Plaza. Allí se mostró Máximo Kirchner junto a varios diputados camporistas. Por otro lado llegó a la Plaza el Movimiento Evita, que ha tomado distancia del cristinismo en la interna del PJ.
Fuera de las columnas, miles de personas, familias enteras, grupos de amigos, incluyendo muchos chicos que no vivieron la dictadura, participaron de la jornada sin atender demasiado a las diferencias entre los distintos organizadores.
“Tengo amigos del barrio a los que no volví a ver nunca más y hoy vengo por ellos y porque no quiero que los olviden. Hay que ponerle un freno a quienes pretenden volver a tapar todo”, comentó Raúl, que llegó con su mujer.
“Son 30 mil”, fue el cartel más repetido, mientras las vallas que bloquearon la Casa Rosada estaban empapeladas con afiches críticos con imágenes del presidente Macri, el ex ministro de Cultura, Darío Lopérfido y el titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión.
En la previa del primer acto, miembros de la Tupac Amaru reclamaron la liberación de Milagro Sala e hicieron escuchar un audio que envió:
“Las Madres y Abuelas me dan fuerza para seguir luchando”.
Detrás de Carlotto, las Abuelas subieron al escenario y se leyó en forma conjunta un documento de fuerte tono opositor, interrumpido por cánticos de “Vamos a volver”.
“Hoy Macri se niega a hablar de los desaparecidos”, señaló el texto que recordó el intento gubernamental de mover el feriado del 24 de marzo. Y buscaron destacar el impulso durante la administración kirchnerista.
Por otra parte, ahora que fue detenido, tomaron distancia del ex jefe del Ejército sostenido a rajatabla por Cristina Kirchner: “En esta misma Plaza pedimos que la justicia investigue si César Milani era responsable y hoy celebramos que esté preso por delitos de lesa humanidad”, destacaron, a la vez que pidieron que “cesen los intentos de remover a (la procuradora general) Gils Carbó”.
Estaba previsto que Carlotto cerrara con un discurso pero el calor la hi- zo descomponer. Cuando se fue sostuvo: “Hemos podido decir las verdades y escuchar los clamores frente a una Casa Rosada que está un poco más colorada, por vergüenza”.
El “Hebemóvil” había logrado detenerse en el Cabildo. A Bonafini le alcanzaron un micrófono. Reafirmó los términos de su discusión con Carlotto: “Basta de ser democráticos para ser buenitos: me cago en los buenos. No soy buena. No podemos ser buenitas, no podemos no insultar”, sos- tuvo. Y agregó: “Desde que entró al poder dije que Macri es un dictador. Es un reverendo hijo de mil putas”.
Desde el palco se instó a desconcentrar por las diagonales, para que entrara la segunda marcha, hegemonizada por partidos de izquierda: PO, PTS, Izquierda Socialista, MST, sindicatos como ATE Capital, y organizaciones de la cultura popular.
“Estamos aquí, enfrentando al gobierno de Macri y su política de ‘reconciliación’ con los genocidas, con- trario a la memoria, la verdad y la justicia”, sostuvo el documento.
Denunció que “ninguno de los gobiernos constitucionales ha abierto los archivos de la dictadura. Con ello sería posible conocer el destino de nuestros compañeros desaparecidos y recuperar la identidad de sus hijos nacidos en cautiverio y apropiados”.
Marcando diferencias con los K, criticaron la designación de Milani en 2013 y cuestionaron que “no agilizaron los juicios”.