Clarín

Día de la Memoria, con los grupos de derechos humanos divididos y críticas a Macri

El kirchneris­mo hizo tres actos distintos y criticó a Macri. Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto se pasaron facturas. Y la izquierda realizó su acto por separado.

- Guido Braslavsky gbraslavsk­y@clarin.com Carlos Galván cgalvan@clarin.com Jazmín Bullorini jbullorini@clarin.com

Las Madres, lideradas por Bonafini, marcharon separadas de las Abuelas y otras organizaci­ones, que tienen como referente a Carlotto. Además, hubo un acto de La Cámpora y otro de la izquierda. Pero todos apuntaron contra el Presidente, al que buscaron asociar a la dictadura militar.

En una movilizaci­ón multitudin­aria, miles de personas confluyero­n ayer en la Plaza de Mayo para conmemorar el Día de la Memoria y repudiar la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976, que implantó el terrorismo de Estado. Como sucede desde hace una década, hubo dos marchas

y actos diferencia­dos. El primero, con palco montado de espaldas a la Casa Rosada, fue convocado por los organismos de derechos humanos que fueron parte o afines al gobierno kirchneris­ta, como Abuelas de Plaza de Mayo, un sector de Madres Línea Fundadora, Familiares de Detenidos-Desapareci­dos, CELS e HIJOS, entre otros. Cuando dejaron la Plaza entró la segunda marcha del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, integrado por partidos de izquierda, sectores sindicales y sociales y organismos -Madres de Línea Fundadora, la Asociación de ex Detenidos-Desapareci­dos- que se mantuviero­n independie­ntes ó críticos del kirchneris­mo. Si hubo un denominado­r común fue el fuerte tono opositor al gobierno de Mauricio Macri, por considerar -co--

mo quedó plasmado en los documentos- que significa un “retroceso” para las causas de derechos humanos y una “continuida­d” de la política económica de la dictadura. Hubo también en ambas movilizaci­ones una reafirmaci­ón de la consigna de los “30 mil desapareci­dos”, frente a funcionari­os macristas que negaron el número y quisieron abrir un debate.

El kirchneris­mo llegó dividido y

con un renovado pico de tensión entre dos de sus figuras más representa­tivas, Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, históricam­ente distanciad­as. Bonafini venía de tratar de “traidora” a Carlotto por hacer “un convenio” con la gobernador­a María Eugenia Vidal, y la titular de Abuelas le replicó que debía tenerse “conciencia democrátic­a, no fanatismo”.

Bonafini volvió a hacer su acto “paralelo”. A las 15 se puso en marcha desde la sede de su Asociación el “Hebemóvil”, un largo camión con acoplado descubiert­o, sillas para las Madres e “invitados”, entre los que sobresalie­ron Aníbal Fernández, el ex titular del sistema de medios K Tristán Bauer, los sindicalis­tas docentes Roberto Baradel y Eduardo López, el metrodeleg­ado Néstor Segovia y el titular del gremio de porteros, Víctor Santa María.

El “Hebemóvil” se abrió paso lento por Avenida de Mayo, incluso entre columnas de la izquierda que ya estaban concentrad­as a la espera de su turno. Al paso del camión la gente cantaba: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza...”, y “Macri, basura, vos sos la dictadura”.

Agrupacion­es kirchneris­tas duras como La Cámpora y Kolina se concentrar­on a las 10 en la ex ESMA para marchar a la Plaza. Allí se mostró Máximo Kirchner junto a varios diputados camporista­s. Por otro lado llegó a la Plaza el Movimiento Evita, que ha tomado distancia del cristinism­o en la interna del PJ.

Fuera de las columnas, miles de personas, familias enteras, grupos de amigos, incluyendo muchos chicos que no vivieron la dictadura, participar­on de la jornada sin atender demasiado a las diferencia­s entre los distintos organizado­res.

“Tengo amigos del barrio a los que no volví a ver nunca más y hoy vengo por ellos y porque no quiero que los olviden. Hay que ponerle un freno a quienes pretenden volver a tapar todo”, comentó Raúl, que llegó con su mujer.

“Son 30 mil”, fue el cartel más repetido, mientras las vallas que bloquearon la Casa Rosada estaban empapelada­s con afiches críticos con imágenes del presidente Macri, el ex ministro de Cultura, Darío Lopérfido y el titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión.

En la previa del primer acto, miembros de la Tupac Amaru reclamaron la liberación de Milagro Sala e hicieron escuchar un audio que envió:

“Las Madres y Abuelas me dan fuerza para seguir luchando”.

Detrás de Carlotto, las Abuelas subieron al escenario y se leyó en forma conjunta un documento de fuerte tono opositor, interrumpi­do por cánticos de “Vamos a volver”.

“Hoy Macri se niega a hablar de los desapareci­dos”, señaló el texto que recordó el intento gubernamen­tal de mover el feriado del 24 de marzo. Y buscaron destacar el impulso durante la administra­ción kirchneris­ta.

Por otra parte, ahora que fue detenido, tomaron distancia del ex jefe del Ejército sostenido a rajatabla por Cristina Kirchner: “En esta misma Plaza pedimos que la justicia investigue si César Milani era responsabl­e y hoy celebramos que esté preso por delitos de lesa humanidad”, destacaron, a la vez que pidieron que “cesen los intentos de remover a (la procurador­a general) Gils Carbó”.

Estaba previsto que Carlotto cerrara con un discurso pero el calor la hi- zo descompone­r. Cuando se fue sostuvo: “Hemos podido decir las verdades y escuchar los clamores frente a una Casa Rosada que está un poco más colorada, por vergüenza”.

El “Hebemóvil” había logrado detenerse en el Cabildo. A Bonafini le alcanzaron un micrófono. Reafirmó los términos de su discusión con Carlotto: “Basta de ser democrátic­os para ser buenitos: me cago en los buenos. No soy buena. No podemos ser buenitas, no podemos no insultar”, sos- tuvo. Y agregó: “Desde que entró al poder dije que Macri es un dictador. Es un reverendo hijo de mil putas”.

Desde el palco se instó a desconcent­rar por las diagonales, para que entrara la segunda marcha, hegemoniza­da por partidos de izquierda: PO, PTS, Izquierda Socialista, MST, sindicatos como ATE Capital, y organizaci­ones de la cultura popular.

“Estamos aquí, enfrentand­o al gobierno de Macri y su política de ‘reconcilia­ción’ con los genocidas, con- trario a la memoria, la verdad y la justicia”, sostuvo el documento.

Denunció que “ninguno de los gobiernos constituci­onales ha abierto los archivos de la dictadura. Con ello sería posible conocer el destino de nuestros compañeros desapareci­dos y recuperar la identidad de sus hijos nacidos en cautiverio y apropiados”.

Marcando diferencia­s con los K, criticaron la designació­n de Milani en 2013 y cuestionar­on que “no agilizaron los juicios”.

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