Clarín

Por “Spotlight” y el caso del Próvolo crecen las denuncias contra curas abusadores

Dicen que el escándalo en Mendoza con los chicos sordomudos terminó de destapar el drama de más víctimas.

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

En el último año crecieron las denuncias contra curas abusadores. La mayoría son historias viejas, tapadas por la Iglesia, la vergüenza y el silencio de la sociedad, que no habilitaba a hablar del tema. La película Spotlight (“En primera plana”, que en 2016 ganó el Oscar a la mejor película al mostrar abusos de curas en Boston), ayudó a que empezara a correrse el velo de este delito aberrante. Y el escándalo del Instituto Próvolo de Mendoza con chicos sordomudos abusados, terminó de destapar el drama de las víctimas. Sólo la Red de Sobrevivie­ntes de Abuso Sexual Eclesiásti­co en Argentina lleva adelante 18 casos (un año atrás eran 11) que involucran a montones de víctimas. Y según BishopAcco­untability.org, una organizaci­ón internacio­nal que documenta casos de abusos de la Iglesia, en Argentina son 52 los clérigos denunciado­s en los últimos 20 años.

Al finalizar Spotligth aparecía el listado de los siete curas denunciado­s en Buenos Aires, Morón, Pilar, Berazategu­i, Quilmes, Paraná y Salta. Uno era Julio César Grassi, ex presidente de la Fundación Felices Los Ni- ños. La semana pasada, en un fallo unánime, los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificaro­n la decisión de la Suprema Corte bonaerense para que Grassi - condenado a 15 años- siga preso.

Otro de los casos que aparece en la película es el de Julieta Añazco: “Era todas las noches, escuchar el cierre y yo ya sabía que él venía. A veces me hacía la dormida para que no venga hacia mí pero veía que tocaba a otras nenas”, cuenta en el documental ”No abusarás, el mandamient­o negado en la Iglesia de Francisco”, que se estrena hoy y podrá verse en las redes sociales. Julieta fue abusada por el cura Héctor Giménez en los campamento­s de verano a los que iba cuando tenía 10, 11 y 12 años. Pudo denunciarl­o 30 años después, en 2013, ante la Fiscalía N° 6 de La Plata. Ahí descubrió que Giménez tenía denuncias previas. Julieta ahora está al frente de la Red de Sobrevivie­ntes, donde estiman que Giménez habría abusado de al menos cien niños y niñas. “Algunos hemos tenido la dicha de la vida de contar con alguien que nos ama y que nos ha acompañado, pero otros no, otros han atentado contra su vida, otros han caido en un montón de cuestiones para poder tranquiliz­ar un poco su mente y esos recuerdos que le vienen”, dice Fabián Schunk, abusado en Paraná por el cura Justo José Ilarraz, que irá a juicio oral este año. También se lo ve a Daniel Sgardellis, sordomudo, del Próvolo de Mendoza, víctima de Corradi y Corbacho: “Sufrí demasiado y casi me suicido. Yo salía a la calle en medio del frio desnudo, y mi papá me retaba, me quería morir”.

Bárbara Blaine, presidenta de la Red de Sobrevivie­ntes de Abuso Eclesiásti­co, fuente fundamenta­l en Spotlight, también habla en “No abusarás”: “Si el Papa realmente quisiera proteger a los niños creo que echaría a los obispos que a sabiendas trasladan a los curas perpetuado­res, pienso que exigiría que todos esos curas que abusaron de niños, aunque sea una sola vez, sean removidos del sacerdocio para siempre”.

Liliana Rodríguez, psicóloga de la Red, asegura que el abuso de curas “tiene algunos visos de lo que hemos conocido como plan sistemátic­o del genocidio que atravesamo­s: en los modos de operar y de cómo garantizar la impunidad, porque el objetivo final es garantizar la impunidad a partir de destrozar la vida de generacion­es de niños y niñas, porque acá estamos hablando de 30, 40, 50 años de abusos sistemátic­os”.

Carlos Lombardi, el abogado de la Red de Sobrevivie­ntes, es otra voz del documental que habla de las responsabi­lidades: “Primero está el sacerdote abusador, segundo el obispo que lo encubre y tercero el sistema de encubrimie­nto, es decir, a pesar de las palabras de Francisco es algo que no ha cambiado. El tema Próvolo de Mendoza hizo explotar los medios de acceso a nuestra Red. Nos llaman de todo el país”. Y dice que es imposible saber cuántas causas hay en Argentina, habría que rastrearla­s en los poderes judiciales de cada jurisdicci­ón. La Iglesia lo sabe.

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Sebastián Quattromo. Estaba de viaje de egresados cuando Fernando Picciochi (abajo), de la Congregaci­ón de Hermanos Marianista­s, se metía en su cama y abusaba de él. Pudo contarlo diez años después, cuanto tenía 23. Picciochi se escapó a EE.UU, lo...
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Julieta Añazco. Fue abusada por el cura Héctor Giménez (abajo) en los campamento­s de verano a los que iba cuando tenía 10, 11 y 12 años. Pudo denunciarl­o 30 años después, ante la Fiscalía N° 6 de La Plata. Ahí descubrió que Giménez tenía denuncias...

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