Clarín

“Como decíamos ayer”, según los imberbes de hoy

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Fray Luis de León, quien vivió consagrado a la poesía y los estudios teológicos, obtuvo a los 34 años su primera cátedra en Salamanca (1561). Por traducir del hebreo el “Cantar de los Cantares” fue acusado de escándalo y llevado ante un tribunal eclesiásti­co. Las autoridade­s le prohibiero­n enseñar mientras se sustanciab­a el proceso, que duró cinco años y concluyó absolviénd­olo. El día en que regresó a la cátedra, no cabía un alfiler en el aula. Todos esperaban que se refiriese a los motivos de su ausencia. Pero él se limitó a retomar los textos donde los había dejado en la última clase. “Decíamos ayer…”, recomenzó, como si nada hubiera ocurrido.” (Recopilado en “Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato”, del periodista y escritor Héctor Zimmerman). Los ultras del kirchneris­mo están que arden. Su jefa se encamina hacia su primer juicio oral, probableme­nte el año próximo, en la causa del dólar futuro, la más benévola de su dilatado prontuario judicial que se llevó con sus pertenenci­as cuando dejó la Casa Rosada. No es el único desvelo en territorio K. En la marcha del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia las legiones más duras, que aún tributan a la ex presidenta, pasearon sus miserias profundas y su cinismo político: en el mismo camión entraron a la Plaza Hebe de Bonafini, Aníbal F. y Roberto Baradel. Se sacaron la care

ta: asumieron ser parte orgánica de los grupos más obcecados del kirchneris­mo residual. Bonafini venía de proclamar a su sector como una herramient­a política, en lo que fue el alejamient­o definitivo de aquella causa origina

ria de las Madres, que conmovió al mundo y fue ejemplo de amor, valentía y tenacidad gandhiana. Ultima reserva moral de la sociedad en la dictadura, Bonafini eligió ser ahora la vanguardia de una iluminada que aún debe demostrarl­e a la Justicia que no usó el voto

popular para enriquecer­se, y mostró su entusiasmo K al desnudo: “Macri es un reverendo hijo de mil puta… Basta con ser democrátic­os… Me cago en los buenos, no soy buena”. Co- mo decíamos ayer, ¿destituyen­tes?

Por último, como otro dato de una semana poco grata para esa minoría sobrevivie­nte que supo colonizar la política, la economía, los medios, el cine y hasta el fútbol, Marcos Peña, el jefe de Gabinete, urgió a Kicillof en su informe en Diputados con un sermón: “¡Háganse cargo alguna vez de algo, gobernaron 12 años!” Héctor Recalde llamó a Peña “mocoso insolente”. Lo mismo se podría haber dicho en días de gloria K ante los exabruptos y patoteadas de Kicillof, Máximo, el Cuervo Larroque o el ahora astro de vodevil José Ottavis, diestros en demoler con palabras impunes a quien se les antojara. En confianza, es obvio que nadie en el kirchneris­mo está a la altura de Fray Luis de León. No podrían honrar el “decíamos ayer”. Su artilugio es desdecirse, negar, desprender­se del pasado, de sus doce años de gestión y depositar todo en el gobierno de Macri. Para ser justos, el ingeniero, con sus frases equívocas y sus enmiendas reiteradas, da pasto para que estos imberbes de hoy sueñen con volver.

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