La maceta, lejos de zombies
No es, sin embargo, labor pacífica la de las macetas. Se toma una sucesión de decisiones pequeñas pero irreversibles. Se libera un territorio, se establecen afinidades, se expulsa a quienes ya no son deseados, se plantean estrategias defensivas, se poda, es decir, se hiere. Lo decía la poeta Diana Bellessi en unos versos, “El jardín exige, a su jardinera, verlo morir”. Zombies, por acá, ninguno.