Clara victoria del partido de Merkel y decepción de los socialdemócratas
En Sarre obtuvo el 40% de los votos, frente al 29,6 del partido de Martin Schulz, rival para las generales.
LA canciller Ángela Merkel arrancó el año electoral con viento de cola. El partido de la canciller alemana, la Unión Cristiano Demócrata CDU, se llevó una clara victoria en las elec
ciones regionales del Sarre, un primer barómetro de lo que podría suceder en los comicios generales dentro de seis meses.
Al mismo tiempo, dos tendencias ya vistas en 2016 se confirmaron en los comicios regionales del Sarre. Hubo una mayor participación (69,7%) y también entró al Parlamento regional la ultraderechista Alianza para
Alemania (AfD), que obtuvo el 6,2 por ciento de los votos. En apenas cuatro años, la AfD logró entrar al Parlamento Europeo y a 11 de las 16 cámaras de
los estados federados alemanes, al superar la barrera del 5% del total de los sufragios.
Ello apuntala sus expectativas de acceder al Bundestag (Parlamento federal), algo que en toda la historia no logró ninguna formación de ese espectro. Pero aparentemente se ha roto la línea ascendente de esa formación, inmersa en una sucesión de trifulcas internas, o al menos ha perdido ímpetu respecto al año pasado, en que obtuvo el resultado récord del 24% en Sajonia Anhalt (este) o, en lo que respecta al oeste, del 15 % en Baden Württemberg.
En el Sarre, una región diminuta de apenas 800 mil habitantes sobre un electorado nacional de 62 millones, la CDU de Merkel logró el 40,7 por ciento de los votos, 5,5 puntos más que hace cinco años.
Aunque se trate de una muestra mínima y de una región marginal, si- tuada en la frontera con Francia y gobernada por los conservadores desde hace 18 años, el triunfo del partido que preside Merkel coloca a la canciller en una buena posición interna y externa para encarar las otras dos elecciones regionales de mayo y la federal de septiembre.
“Los votantes quieren continuar con esta política de centro”, declaró la muy popular primera ministra regional Annegret Kramp- Karrenbauer, alias AKK, una “mini-Merkel” sobria y pragmática, cercana a la canciller. “Es un resultado que entusiasma a la CDU, porque la gente valora que se trabaje con seriedad”, dijo por su parte el jefe de gabinete de Berlín, Peter Altmeier.
“Es decepcionante” para el Partido Socialdemócrata (SPD), “hay que admitir que metieron un gol”, declaró en cambio Martin Schulz, rival de Merkel en la competencia por la cancillería. Los socialdemócratas se quedaron con el 29,6 por ciento de los votos en el Sarre (un punto menos que en 2012), pero seguirán participando
como “socios menores” de la coalición regional de gobierno liderada por la CDU, una fórmula idéntica a la del ejecutivo nacional que preside Merkel en Berlín.
La prensa y las encuestas habían predicho un mejor desempeño socialdemócrata por el llamado “efecto Schulz”. La llegada a la política nacional del ex presidente del Parlamento Europeo, quien articuló un relato con los temas tradicionales de centroizquierda, revivió al SPD al punto que los sondeos muestran por primera vez a los dos grandes partidos alemanes cabeza a cabeza en intención de voto a nivel federal.
En el Sarre, los socialdemócratas pensaban llegar a la jefatura de gobierno en coalición con los poscomunistas de La Izquierda. En esta región montañosa del suroeste alemán, la izquierda es inusualmente fuerte (12,9% de los votos ayer) gracias a su jefe, el ex “enfant terrible” socialdemócrata Oskar Lafontaine.
Pero el acercamiento entre los dos bloques “rojos” puede que haya espantado a una parte del electorado de centro, que prefirió quedarse con los conservadores.
Este tropiezo obliga a los socialdemócratas a rever su estrategia y recuperar la iniciativa para los comicios en Renania del Norte-Westfalia (el estado más poblado del país) y Schleswig-Holstein (junto a la frontera con Dinamarca) en mayo, para cumplir con su objetivo de regresar al poder en Berlín tras las generales del 24 de septiembre.