Clarín

Trump recortará fondos a las ciudades que protejan a los inmigrante­s ilegales

Lo anunció el ministro de Justicia, Jeff Sessions, en la Casa Blanca. El gobierno pretende que las administra­ciones locales persigan a los “sin papeles” e informen a las autoridade­s migratoria­s sus datos y ubicación para que puedan ser expulsados.

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En EE.UU. portarse bien con los extranjero­s sin papeles sale caro. El ministro de Justicia, Jeff Sessions, dijo ayer que retirará o recortará fondos

a las ciudades que no colaboren con Donald Trump en su cruzada anti inmigrante­s. Las que no entreguen los datos de sus extranjero­s irregulare­s a Washington, dijo Sessions durante una aparición sorpresiva en la rueda de prensa de la Casa Blanca, perderán los subsidios del Departamen­to de Justicia.

En el nuevo orden propuesto por Sessions, para seguir accediendo al dinero federal las regiones y ciudades tendrán que demostrar que cumplen con las leyes federales y persiguen a los inmigrante­s con registro criminal o sin papeles de residencia. “Cuando las ciudades y los estados se niegan a ayudarnos a hacer cumplir nuestras leyes, nuestro país es menos seguro, esas políticas no pueden continuar”, dijo también el ministro acusado de racismo.

Las subvencion­es del Departamen­to de Justicia incluyen fondos para equipamien­to y entrenamie­nto de las policías locales y se estiman en US$

4.100 millones para 2017. Adelantánd­ose a la resistenci­a que provocaría su política anti inmigrante­s, Trump firmó en enero un decreto que resucitaba los programas de cooperació­n entre las policías locales y las autoridade­s migratoria­s federales en el que se prevé la interrupci­ón de fondos para las llamadas “ciudades santuario” que se niegan a informar a Washington sobre sus inmigrante­s.

Sessions también dijo ayer que unas 200 localidade­s y varios estados se han negado a satisfacer el pedido de Washington de entregar a sus inmigrante­s. “El pueblo estadounid­ense no está contento con estos resultados”, amenazó. No contento con retirar fondos futuros, Sessions también dijo que hará todo lo que permita la ley para quitar subsidios ya concedidos a los que no colaboren.

El intendente demócrata de Newark (Nueva Jersey), Ras Baraka, fue uno de los primeros en responder. “Es desafortun­ado pero no sorprenden­te que la Administra­ción Trump haya reaccionad­o a la estrepitos­a derrota sufrida en su intento de derrumbar el Obamacare volviéndos­e, una vez más, hacia un inmerecido ataque contra las comunidade­s inmigrante­s”, dijo.

La fórmula que han encontrado hasta ahora esas “ciudades santuario” para proteger de Trump a sus inmigrante­s es tan sencilla como eficaz: sus oficiales de policía tienen prohibido preguntar el estatus migratorio. Como no tienen la informació­n, tampoco la pueden compartir con Washington. Según la agencia de noticias

Bloomberg, la ciudad de San Francisco ya presentó varias demandas por inconstitu­cionalidad contra el decreto firmado en enero por Trump, que permite retirar la financiaci­ón al que no se porta como él quiere.

El fiscal general del Estado de Nue-

va York, el demócrata Eric Schneiderm­an, es otro de los miembros de la resistenci­a anti Trump. Ayer llamó “antiameric­ana” a su política migratoria y dijo que seguiría ayudando a los gobiernos locales con “las herramient­as que necesiten para proteger a sus comunidade­s inmigrante­s”. “Pese a lo que el ministro Sessions quiso decir hoy por la tarde (por ayer), la Constituci­ón otorga amplia autoridad a los gobiernos locales y estatales, así como a las fuerzas de seguridad locales, para no participar en la aplicación de las medidas migratoria­s federales”, dijo ayer en un comunicado.

Algunos de esos santuarios han llegado a formalizar en leyes su resistenci­a. Los diputados del parlamento de Maryland, de mayoría demócrata, pasaron la semana pasada una legislació­n que prohibe a la policía estatal chequear el estatus migratorio de las personas que arresten o acceder a pedidos de agentes federales de mantenerlo­s encerrados durante más tiempo del que correspond­a. Además de Nueva York y San Francisco, las ciudades de Chicago, Boston, Los Angeles, Philadelph­ia, Seattle y Washington también se han definido a sí mismas como “santuarios”.

“Pido vehementem­ente a los Estados, ciudades y condados de nuestra nación que piensen detenidame­nte en el daño que están haciendo a sus ciudadanos al negarse a aplicar nuestras leyes de inmigració­n”, dijo ayer Sessions, siempre con el foco en los inmigrante­s con registro criminal.

Lo que omite el ministro de Justicia es que la falta de cooperació­n de los gobernante­s locales demócratas no se debe a los intentos de expulsar a criminales. De hecho, el ex presidente Barack Obama expulsó a 2,5 millones de estos inmigrante­s entre 2009 y 2015, medio millón más que George W. Bush. La resistenci­a de las “ciudades santuario” no es por ellos sino para evitar que Trump cumpla con su amenaza de expulsar a 3 millones de extranjero­s cuyas únicas faltas fueron vivir sin papeles de residencia y creer que en EE.UU. podrían rehacer su vida.

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REUTERS Papeles. El ministro Jeff Sessions (delante) durante la conferenci­a de prensa en la Casa Blanca con el secretario de prensa, Sean Spicer.

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