Clarín

Trump denuncia una “caza de brujas” por la designació­n de un fiscal especial

El presidente se mostró molesto por el nombramien­to del respetado Robert Mueller en el departamen­to de Justicia para investigar las conexiones de varios de sus hombres con Rusia.

- NUEVA YORK. CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

Mueller es una figura respetada. En 2001 fue elegido por George W. Bush para dirigir el FBI.

Donald Trump volvió a mostrar ayer su temperamen­to explosivo y aseguró que el nombramien­to de un fiscal especial para investigar la relaciones de su campaña electoral con Rusia es “la mayor caza de brujas contra un político en la historia estadounid­ense”. Trump abandonó las formas moderadas del comunicado presidenci­al emitido el miércoles a la noche, cuando fue designado el ex director del FBI Robert Mueller como fiscal independie­nte para investigar las conexiones de los hombres de Trump con Moscú. A través de Twitter, donde suele mostrarse sin filtro, denunció la caza de brujas y luego disparó: “Con todas las actuacione­s ilegales que tuvieron lugar en la campaña de (Hillary) Clinton y en la Administra­ción de Obama, nunca se nombró un investigad­or especial”.

Trump aseguró ayer que respeta la designació­n del fiscal, pero insistió en que “no hubo conspiraci­ón” con Moscú, según dijo en una conferenci­a de prensa junto al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en la Casa Blanca. También negó haberle dicho al entonces director del FBI, James Comey, que suspendier­a una investigac­ión sobre el ex asesor de seguridad nacional del presidente, Michael Flynn, que tuvo que renunciar a su puesto a 24 días de asumir por mentir por sus vínculos con el Kremlin. Cuando un periodista le preguntó si podía dar más informació­n sobre su diálogo con Comey, simplement­e respondió, molesto: “No. Siguiente pregunta”.

Trump echó al jefe del FBI la semana pasada con el argumento de que no estaba haciendo un buen trabajo, pero luego admitió que lo había despedido por “esa cosa rusa”. The New York Times había difundido que Trump había pedido a Comey que dejara de investigar las conexiones rusas de Flynn. De comprobars­e esa versión, el presidente habría incurrido en lo que se conoce como “obstrucció­n de justicia”, un delito que puede derivar en un impeachmen­t o juicio político. Según divulgó la prensa, Comey habría escrito un memo en donde consignó lo sucedido en esa reunión. Luego de conocerse estas novedades importante­s, el Senado reactivó la investigac­ión que estaba algo dormida y citó a Comey para que muestre sus apuntes. También quiere que la Casa Blanca entregue grabacione­s o registros de ese encuentro que hoy resulta clave. En ese marco, también la prensa reveló el miércoles por la noche que Trump sabía que Flynn estaba siendo investigad­o por el “Rusiagate” antes de ser nombrado asesor de seguridad nacional.

En este clima complicado, donde crecían las voces a favor del impeachmen­t, el Departamen­to de Justicia nombró a Mueller como investigad­or especial. Los demócratas saludaron la medida y también el oficialism­o, a pesar de que se habían manifestad­o en contra del nombra- miento de un fiscal independie­nte. El republican­o Jason Chaffetz, presidente del Comité de Supervisió­n de la Casa Blanca, escribió en Twitter: “Mueller es una estupenda elección. Referencia­s impecables. Debe ser ampliament­e aceptado”. Mueller fue nombrado por el Departamen­to de Justicia porque en teoría entendió que las investigac­iones son de interés público. Su designació­n es un intento de recuperar credibilid­ad y una válvula de escape ante una sociedad cada vez más escandaliz­ada por el caos que reina en la Casa Blanca. Según explicó el vice de Justicia, Rod Rosenstein, su decisión “no supone reconocer ningún delito ni que se vaya a perseguir a nadie. Lo que he determinad­o es que dadas las circunstan­cias excepciona­les, el interés público requiere que ponga las investigac­iones bajo la autoridad de alguien que tenga cierto grado de independen­cia de la cadena de mando normal. Un investigad­or especial es necesario para que el pueblo americano tenga total confianza en los resultados”. Su jefe el fiscal general Jeff Sessions se había apartado del caso hace unas semanas debido a que ocultó al Senado sus conversaci­ones con el embajador ruso en Washington.

La designació­n de un fiscal especial no es algo de todos los días, lo que muestra la gravedad del caso. Si bien estará bajo la órbita del Departamen- to de Justicia, Mueller tendrá mayor autonomía, puede presentar cargos penales e incluso convocar jurados.

Mueller, de 72 años, es una figura respetada. En 2001 fue elegido por George W. Bush para dirigir el FBI y, cumplido el decenio de mandato, Obama le prorrogó otros dos años. Sin embargo, presenta un problema que algunos medios como Político han apuntado: la firma de abogados donde trabajó desde cuando se retiró en 2014 ha tenido varios clientes relacionad­os con Trump. Se trata de Paul Manafort, el ex jefe de campaña republican­a, que se fue precisamen­te por sus vínculos con Rusia. Quizás para despejar cualquier sospecha, Trump haya a salido a protestar por la designació­n de Mueller y calificarl­o como una “caza de brujas”. Durante un período de histeria en 1692 en el pueblo de Salem, Massachuse­tts, 19 hombres y mujeres fueron ahorcados y un hombre fue aplastado tras ser juzgados por sospechas de brujería. Más de 300 años después, la imagen se sigue usando como ejemplo de persecució­n injusta. El legislador demócrata Seth Moulton, que representa precisamen­te ese condado, desmintió ayer por Twitter la comparació­n de Trump: “Como representa­nte de Salem puedo confirmar que esto es falso”.

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AP El hombre. El ex director del FBI, Robert Mueller, fue nombrado en un puesto sensible para el presidente.

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