Clarín

No banalizar el uso del término “genocidio”

- Daniel Muchnik

Frecuentem­ente se usa el término “genocidio” para aquellas cuestiones que poco tienen que ver con la definición de una catástrofe. La expresión “genocidio” fue creada en 1944 por el jurista polaco Raphael Lemkin para borrar los términos sinsentido que se utilizaban hasta entonces, en plena Segunda Guerra Mundial : “crimen sin nombre” o “crimen de guerra”.

Lemkin , también profesor de Derecho Internacio­nal en los Estados Unidos gestó la

expresión “genocidio”, que surgía a partir de la expresión griega “genos”, “raza”, “pueblo” y el sufijo latino “cide”, de “cadere” para calificar al acto de matar.

De acuerdo con la definición, el “genocidio” es un delito sin fronteras y comprende “cualquiera de los actos perpetrado­s en tiempo de paz o de guerra con la intención, a través de un plan coordinado, de destruir total o parcialmen­te a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.

Según su autobiogra­fía, Lemkin se sumergió en el entendimie­nto y en la definición de los crímenes masivos en los años veinte

cuando investigó la matanza del pueblo armenio en manos de los turcos, antes y durante la Primera Guerra Mundial. Para entonces ya considerab­a indispensa­ble una ley contra este tipo de asesinatos raciales o religio

sos. De la misma manera se interesó, años después por la calificaci­ón adecuada de la colectiviz­ación forzosa en Ucrania, ordenada por Stalin que produjo 4 millones de muertos--- conocido como el Holodomor --- a comienzos de la década del treinta.

Lemkin es el autor de una expresión revolucion­aria que dio pie a la organizaci­ón de congresos e intensos debates en los que finalmente se propuso que cada Estado trasladara la tipificaci­ón del delito a su propio régimen penal y establecie­ra los castigos correspond­ientes. El de Lemkin fue un mensaje solitario, pero su espíritu legal comenzó a ser utilizado por la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito del Genocidio en 1948. Antes, al finalizar la contienda, en 1945, el Acuerdo o Carta de Londres, que había fijado las bases del Tribunal de Nuremberg, destinado a dictar sentencia a los responsabl­es del Tercer Reich sólo se había valido del co-

nocido delito de “crimen contra la humanidad”, definido como “exterminio, esclavitud, cualquier acto inhumano contra la población civil por motivos religiosos o raciales.”.

Con el paso del tiempo juristas y políticos

fueron advirtiend­o que el concepto de “crímenes contra la humanidad” coincidía con

el de “genocidio”, aunque con matices diferentes. Para el registro histórico a la matanza contra los armenios se sumaron la de los judíos, de los gitanos en masa, de los homosexual­es, de cinco millones de prisionero­s soviéticos por parte de los nazis, del Khmer Rouge en Camboya.

La calificaci­ón de “genocidio” se aplicó en el Tribunal en La Haya que se abocó a las guerras en Yugoslavia en la década del noventa.El serbio ex-marxista Slobodan Milosevic, Presidente del país y de su región entre 1989 y 1997 fue considerad­o un genocida . Durante su permanenci­a en el poder el ejército serbio mató, entre otros, a 9.000 musulmanes - por el sólo hecho de integrar una colectivid­ad religiosa- siguiendo un principio de “limpieza étnica” en Srebrenica, que formaba parte de Bosnia.

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