Clarín

“Hay que aprender a disfrutar el presente y saber decir que no”

- Fernando Muñoz Pace ampace@clarin.com

Cae la tarde y la jornada de trabajo del doctor Daniel López Rosetti parece llegar a su fin. Al mayor especialis­ta en estrés de la Argentina se lo ve algo cansado. Ocupacione­s no le faltan: es jefe del Servicio de Medicina del Estrés del Hospital Central de San Isidro y participa en programas de Radio Mitre y Telefe. ¿Estará estresado? Y si es así, ¿cómo lo supera? Enseguida da una pista: “Sé decir que no a casi cualquier cosa”. Luego, afirma, como ejemplo, que no se hace tanto problema si queda atrapado en un embotellam­iento de esos que nos alteran casi todos los días. Y que sabe disfrutar de cosas tan simples como un viaje en tren o la cola en el supermerca­do.

En los últimos meses, López Rosetti agregó una tarea a sus ocupacione­s. Escribió una nueva colección que desde hoy publica Clarín: Vivir sin estrés, guía práctica. En sus páginas, propone conocer las señales de alerta del estrés y explica las diversas estrategia­s para manejarlo. Desde la medicina y la psicología hasta la meditación y el ejercicio (ver Una guía...). --¿Cómo saber si uno está estresado? --Hay casi tantos síntomas como personas. Dolor de cabeza o estómago, insomnio... En mi caso, una mezcla de sueño, cansancio y dolores musculares. Puedo seguir trabajando, pero el cuerpo me avisa que estoy en el amarillo del semáforo del estrés. Entonces, tengo que descansar. Dormir, leer algo placentero (que no tenga que ver con la medicina) o ver una película. Expandir el sano egoísmo. --¿De eso se trata lo de saber decir que no?

--Sé decir que no a casi cualquier cosa que proponga la sociedad. Por ejemplo, como soy bastante duro con la computació­n, sólo uso sus

herramient­as básicas para la comunicaci­ón. Y no le agrego subtítulos a videos científico­s, por caso. Decir que no es muy importante. --¿La tecnología aumenta la ansiedad?

--La ansiedad es cada vez más frecuente, porque los bytes van más rápido de lo que podemos procesar. Imaginate que si dos personas te hablan al mismo tiempo, ya superan tu capacidad de procesamie­nto. Podemos hablar de tecnoestré­s.

--Entonces, ¿todo se trata de manejar las presiones externas, como el embotellam­iento? --La mayoría piensa que sólo su- frimos estrés debido a las presiones externas. Pero también importan, y mucho, las internas, como las car

gas existencia­les. Si uno tiene una expectativ­a sobre su vida que está muy por encima de su realidad vivencial, segurament­e sufrirá de estrés. Otro mito: hacer muchas cosas es sinónimo de estrés. No siempre es así. Hay gente que puede llevar bien mucha carga de tareas y otra que sufre estrés aunque haga dos o tres cosas por día. --¿Y hay diferencia­s entre las personalid­ades o el género? --La personalid­ad tipo A, exigente y perfeccion­ista en todo, es pro-es- tresora. personas,Y la porque sociedadla­s considerap­remia a estasexito­sas. género. TambiénLas cosas hay que diferencia­sestresan a de los hombrestas, así comoy a lasla forma mujeres en son que distin-reaccionan --¿Cuál físicaes la y diferencia mentalment­e. entre el estrés --Nuestro agudo cuerpoy el crónico?está muy bien preparadoa­ntes eran paraun mamutlas amenazasy ahora que son unes que embotellam­iento.ahora reaccionam­osEl problemaan­te una fuera cuestiónel ataque laboralde un menor mamut. comoY que si estamos casi siempre estresados. Para eso no estamos preparados. El estrés crónico es la gota que horada la piedra. Disminuye la calidad de vida y puede terminar en un infarto de miocardio, además de condiciona­r enfermedad­es.

--¿El estrés por sí solo produce enfermedad­es, como ahora dicen muchos médicos?

--Es más complejo. En realidad es un condiciona­nte, un disparador

de enfermedad­es que uno ya tenía por predisposi­ción genética, por ejemplo. Un viejo dicho de la medicina afirma que uno no se enferma de lo que quiere sino de lo que puede. Hace unos años, se le echaba la culpa a los virus, ahora el estrés está casi siempre en la mira.

--En una charla TED contó que un episodio trágico lo llevó a especializ­arse en el estrés?

--El fallecimie­nto de mi papá produjo un episodio de estrés crónico, con sus etapas de alarma, resistenci­a y agotamient­o. Resistí todo el año y cuando me fui de vacaciones, al relajarme, me enfermé porque me bajaron las defensas. El estrés me interesaba desde que daba clases en la facultad de Medicina, pero esto hizo que me dedicara casi por completo a su estudio. --¿Cómo vencemos al estrés crónico?

--El manejo del estrés tiene tres instancias: un área médica, que abarca al diagnóstic­o y al tratamient­o farmacológ­ico; un área relacionad­a con la psicología cognitiva y un área filosófica. Pero la frontera final es el tema filosófico, que incluye desde la meditación y saber cuál es el proyecto de vida, entre otros temas. --¿La meditación y el yoga le van a ganar a Freud? -- Freud es mi héroe, pero la terapia freudiana ya casi no se usa. Aunque creo que se abrirá en el futuro un espacio de investigac­ión en neuropsic oanálisis. En medicina del estrés nos basamos en la psicología cognitiva. --Hablando de futuro, por qué recomienda vivir el presente? --Vivir el presente significa no anclarse en el pasado ni en el futuro. Es una condición mental. Por ejemplo, comemos cuando llega la hora, sin disfrutar el momento. En los talleres sobre estrés, en el hospital de San Isidro, proponemos un ejercicio para percibir la textura, el aspecto y el gusto de una sola pasa de uva. La mayoría dice que es la primera vez que disfrutan de algo que suelen comer de a docena en Navidad o Año Nuevo. Hay que disfrutar de las pequeñas cosas, incluso de un viaje en tren (si uno va sentado, claro) o de la cola en el supermerca­do. Y hacer un pequeño esfuerzo para vivenciar el presente.

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FERNANDO DE LA ORDEN. Fórmula. “Hay que disfrutar de las pequeñas cosas, incluso de la cola en el supermerca­do”, dice López Rosetti.

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