Dustin Hoffman, el patriarca de los banqueros
El actor compone a Giovanni de Medici, el iniciador de la dinastía, en esta serie que emite Fox Premium.
¿Cuánto vale una sonrisa cómplice de Dustin Hoffman en la tensa piel del patriarca de los banqueros Medici? En 1409, en plena Edad Media, Giovanni de Medici da crédito a sus seguidores financieros, veinte años antes de morir probando unos higos envenenados con cicuta. El sabor de los nuevos negocios se expandirá cuando sus hijos Cosme y Lorenzo lo sucedan en la República de Florencia, ya en el Renacimiento. Con su último suspiro intoxicado comenzó hace dos viernes la miniserie Medici:
Masters of Florence, a las 23 por FOX Premium Series. Pero Dustin Hoffman seguirá sonriendo hasta el final.
“Yo tengo sueños para esta familia y esta ciudad”, le confió el 5 de mayo a su hijo Cosimo, a cargo de Richard Madden ( Ga
me of Thrones), en el flashback del primer episodio de Medici: Masters of Florence. Dustin Hoffman reaparecerá hoy en el tercer capítulo, en el que viene y luego en el octavo (el final), dejando su marca actoral en esta miniserie de época, con suspenso y velocidad para las nuevas generaciones, sobre la dinastía de banqueros que dominó Florencia y se alió con la Iglesia, mientras impulsaba el mecenazgo cultural y científico.
¿Quién asesinó a Giovanni de Medici en 1429? Con el cadáver aún fresco, Cosimo y su hermano menor Lorenzo (Stuart Martin) se abocaron hace dos episodios a expandir el vigor palaciego y comercial de los Médici frente al poder oligárquico de la familia rival Albizzi.
Y es que en la sangre de sus hijos laten las enseñanzas en la voz rugosa de Dustin Hoffman. Sus gestos adustos, sus ojos entrecerrados bajo el flequillo gris renacentista, y su estratégica frialdad se complejizan en cada nuevo flashback, veinte años antes de morder los higos.
En los paisajes de la Toscana italiana, esta miniserie, escrita por Frank Spotnitz y Nicholas Meyer y dirigida por Sergio Mimica-Gezzan, tiene a Hoffman como un garante de sutilezas faciales, a la par de Madden y Martin.
La referencia al filme El Padrino, de tan evidente, funciona por empatía en el espectador. ¿A quién elegirá Giovanni para que lo suceda en el banco? ¿Al soñador Cosimo, que ama las bellas artes y es amigo de un tal pintor Donatello? ¿Al persuasivo Lorenzo, que sabe lidiar con las clases bajas e intuye que algún día habrá una clase media ávida de créditos en Florencia?
Las respuestas no se demoraron en los episodios iniciales. En 1409, murió un Papa y Giovanni de Medici fue a Roma con sus hijos para ver al Cardenal Baltassare Cossa, justo cuando jugaba con dos mujeres entre las sábanas. La Iglesia estaba dividida en dos nuevos Papas (en Aviñón y Nápoles), aquél quería ser el nuevo pontífice y los Medici debían comprar los votos de los Cardenales. “Si gano, Uds. van a ser los banqueros del Papa”, les juró.
Cosimo lo miró temblando, pero su padre le despejó: “Nuestras ganancias vienen del comercio y del crédito. Les damos oportunidades a quienes de otra manera no tendrían nada”.
Dos escenas antes, Hoffman había felicitado a Lorenzo por su nueva capa azul , antes de arrojarla a una chimenea ardiente. “Los Medici no llaman la atención con ropas elegantes”, reprendió.
En Roma, cuando se enteró de que Cosimo se había enamorado de Bianca, una modelo vivo de pintores, le envió una bolsa de monedas y al otro día el estudio de Donatello fue denunciado por sodomía. Cosimo jamás volvió a verla y, para olvidarla, retomó el lobby papal. Al poco tiempo, el Cardenal Cossa se convirtió en Juan XXIII y el de los Medici se volvió el Banco de la Iglesia.
Esta noche, Dustin Hoffman volverá a sonreír hasta el final. “Cuando muera, dependerá de mis hijos, y de los hijos de sus hijos, realizar todos mis sueños”, fue su deseos y ¿su profecía?