El primer ministro de Japón a Macri: la Argentina “tiene el papel de locomotora”
Shinzo Abe se lo dijo durante la reunión que mantuvieron ayer, en referencia al rol que le adjudica al país en Sudamérica. Los mandatarios firmaron un convenio de cooperación.
En Tokio también hay piquetes. Piquetes al estilo japonés: en la vereda, mejor dicho, en un sector de la vereda y delimitado por pequeños conitos rojos y blancos que advierten al peatón que allí hay una protesta y que hay que pasar cruzar con precaución, aunque los manifestantes no están autorizados a saltar los conos. Por las dudas, varios policías con cara de pocos amigos siguen la escena. La manifestación puede darse, incluso, frente a la residencia del primer ministro Shinzo Abe, como ocurrió ayer mientras mantenía la cumbre con Mauricio Macri y unas 80 personas reclamaban contra el acuerdo nuclear entre India y su país. Macri no llegó a enterarse, aunque tal vez le contaron luego algunos in- tegrantes de la delegación que se toparon con la manifestación al salir de la residencia. A esa hora, el Presidente estaba tratando de persuadir a Abe para acelerar acuerdos de inversión en la Argentina por parte de empresas japonesas.
Lo hacía con su vieja carta de presentación. Se sabe: Boca y el fútbol van a estar atados definitivamente a su presidencia. El Presidente cerró su visita en China con una foto con Car-
los Tévez, buscó distender el ambiente en la cumbre con Xi Jinping mostrándole un gol de tiro libre y haciendo alusiones a Messi y ayer, en sus primeras horas en Japón, abrió la conferencia que compartió con el primer ministro recordando que como presidente de Boca había venido a Tokio tres veces a ver la final de la Copa In
tercontinental y que conservaba desde entonces “recuerdos imborrables”.
Como si fuera poco, por la noche, en la cena de honor que le brindó en su residencia el primer ministro se dio un abrazo con Takahara, aquel delantero que llegó a Boca en 2001 y tuvo un paso efímero y olvidable: sólo hizo un gol. Pero el Presidente le guarda cariño ( ver página 5).
El fútbol es la llave para mostrar cercanía, dicen quienes no le pierden pisada en la gira por Asia. Lo cierto es que Macri se reunió con Abe por tercera vez desde que llegó al poder y le robó una sonrisa cuando dijo, a través de la traductora, que todavía hoy en las canchas de canta “que hay que
volver a Tokio”. Claro que fueron sólo unos minutos. Después se concentraron en promocionar lo que a Macri le gusta llamar “alianza estratégica”. En la primer visita de Estado a Japón, Abe lo recibió en su despacho y le dedicó palabras elogiosas. “Argentina tiene el papel de una locomotora en el continente sudamericano. Quiero desarrollar con mayor energía las relaciones entre Japón y Argentina”, le dedicó.
Macri recogió el guante: “Celebro que haya coincidido que la nuestra es una relación estratégica. Es un honor
para mí ser el primer presidente en venir a su país después de 19 años”. Los mandatarios firmaron un me
morándum de cooperación, basado en varios puntos: agricultura, pesca, agroindustria y tecnologías de la información y la comunicación.
Abe contó en su exposición ante los periodistas -en la que no se permitieron preguntas- que ambos países lograron consenso para un acuerdo de inversión que el Banco Japonés de
Cooperación Internacional, que va a poder “financiar al Gobierno argentino después de un lapso de 20 años”.
Eso es posible, insistió el japonés, entre otras cosas porque “Macri ha hecho reformas para una libre eco
nomía y ejerce un notable liderazgo” en la región. Y agregó: “Reconfirmamos con Macri una economía libre y abierta son la base para la paz y la prosperidad”.
El Gobierno de Japón, sin embargo, tiene algunos reparos cuando los enviados de la Casa Rosada empujan que se abra un período de inversiones masivas en la Argentina. Quieren que se contemple la posibilidad de que las empresas que inviertan en el futuro
no tengan impedimentos legales para -si fuera necesario- recurrir a un tribunal arbitrario internacional. Los macristas insisten en que ese tipo de reparos responden a la herencia recibida.
El Presidente se empeñó también en promover la inversión privada de firmas japonesas en una disertación ante 400 empresarios y ejecutivos, y en las conversaciones que mantuvo con Ceos de las automotrices más poderosas de esta potencia asiática.