Clarín

En los registros y documentos de la constructo­ra no figura Arribas

Informalme­nte, Odebrecht investigó si el titular de la AFI es mencionado en sus delaciones judiciales.

- Claudio Savoia csavoia@clarin.com

“No sólo es un funcionari­o importante del Gobierno; se trata de un amigo personal del presidente Macri, que duerme en su casa. Queríamos saber si en alguna de las declaracio­nes de nuestros directivos se mencionaba­n pagos a Arribas. Y no encontramo­s nada”. La confesión, formulada ante Clarín, proviene de una fuente inob- jetable ligada a Odebrecht y empapada al minuto de las negociacio­nes de la firma con la justicia argentina para extender su “acuerdo de colaboraci­ón” a nuestro país, donde -según admitió en Estados Unidos- pagó 35 millones de dólares en sobornos para obtener contratos de obra pública entre 2007 y 2014. Ante una consulta formal, la empresa no ratificó ni desmintió la historia.

La copiosa lluvia de informació­n respecto a la mega operación judicial Lava Jato llega desde Brasil como un confuso torrente de datos, muchas veces confusos. Y en los pliegues de esa tela se cruzan nombres que en los expediente­s están separados. El caso, cuyo emblema es el juez federal de Curitiba Sergio Moro, tiene como centro a Petrobras, la gigantesca petrolera estatal cuyos contratos con otras grandes firmas brasileñas se descubrier­on plagados de sobornos, comisiones y mordiscos.

Una de esas empresas proveedora­s de Petrobras, Odebrecht, terminó con su presidente -Marcelo Odebrechtc­ondenado a 19 años de prisión por coimero. Acogido a la figura de la “delación premiada”, el CEO de la constructo­ra negoció brindar a la justicia toda la informació­n, pruebas, nombres, datos, cuentas bancarias y otros detalles. A través de un “acuerdo de lenidad” por el que renunciaba­n a sus garantías constituci­onales de no declarar contra sí mismos o de guardar silencio, setenta y siete directivos de Odebrecht poblaron miles de fojas con datos tan exuberante­s como explosivos.

Ese catálogo de la corrupción es el que, por fuera de cualquier reclamo judicial, la constructo­ra escaneó para chequear si el jefe de los espías argentinos fue uno de los destinata

rios de sus sobornos. No lo encontró. Aunque la noticia alivia el nuboso horizonte de Gustavo Arribas, no significa que el inquilino de Macri vaya a salir limpio del pantano de coimas del que lucha por zafarse. Quien lo empujó directo al fuego, con una singular declaració­n testimonia­l transmitid­a por teleconfer­encia, fue el cuevero Leonardo Meirelles, condenado a prisión domiciliar­ia por su rol en el esquema de sociedades y transferen­cias bancarias a través de las cuales se pagaban los sobornos.

Según fuentes judiciales, Meirelles dijo recordar que le envió unos

850.000 dólares a Arribas, divididos en al menos diez transferen­cias que no fueron rechazadas. El jefe de la AFI había admitido una sola acreditaci­ón, por 70.000 dólares, como pago por la venta de unos muebles. Un detalle: según fuentes cercanas a la investigac­ión del caso, sería posible que Meirelles haya remitido diez envíos

de dinero, de los cuales uno sólo se haya acreditado en la cuenta de Arribas -como él asegura- y los demás hayan “rebotado” hacia otras cuentas. Pero no es todo. Según lo que trascendió de su declaració­n, Meirelles dijo que sólo trabajaba para Ode

brecht, lo que dejaba al titular de la AFI sí o sí en el radar de las coimas de esa empresa. Pero la verdad es otra: según una sentencia del juez Moro firmada el 8 de julio de 2016, Meirelles figura como titular de la firma de fantasía KFC Hidrosseme­adura, a través de la cual desde 2012 se efectiviza­ron las coimas de otra constructo­ra, Queiroz Galvão, una de las cinco empresas más grandes de Brasil. Es decir que el cuevero no era provee

dor exclusivo de Odebrecht. De hecho, él y su jefe, Alberto Youssef, acordaron su “delación premiada” en forma independie­nte al de esa firma.

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