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Correo: el procurador criticó a Macri antes de ser apartado

Conflicto de intereses. Para Carlos Balbín es incorrecto que una firma de la familia del Presidente pretenda cobrar del Estado un monto extra multimillo­nario.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

El domingo 23 de abril se conoció que el titular de la Procuració­n General de la Nación (PGN), Carlos Balbín, sería removido de su puesto. Las noticias sobre ese cambio en el esquema en el poder aseguraban que el funcionari­o pasaría a ocupar un cargo en la Cancillerí­a. Pero Balbín rechazó la oferta. Renunció. Clarín confirmó, en base a documentac­ión oficial, que el viernes 21 de abril, dos días antes de que se difundiera que la Casa Rosada le ofrecía a Balbín dejar la PGN para ocupar un destino diplomátic­o, el entonces funcionari­o había firmado un informe muy crítico sobre la gestión Macri respecto a una serie de causas judiciales cruciales para el Presidente, en la que está involucrad­a una empresa de su familia: podría haber entonces un conflicto de inte

reses que afecta al mandatario. En veintitrés páginas, Balbín firmó ese 21 de abril sus “aseveracio­nes” respecto al caso del Correo Argenti

no S.A s/ Concurso Preventivo de Acreedores”. Para Balbín, el Estado, fue víctima de un “detrimento” en su “patrimonio”.

No solo por las cifras cruzadas y en los reclamos que el Correo Argentino le hizo al Estado, viceversa, si no por otros factores que podrían haber “afectado” a esta historia jurídica y financiera: factores políticos.

La causa del Correo fue aceptada por el propio Gobierno como un tema crucial -que debía resolverse con transparen­cia y profesiona­lismo- para evitar sospechosa­s de tráfico de influencia­s, o conflicto entre los intereses privados y económicos de las empresas del holding de la familia Macri y el Estado que tiene a Mauricio Macri como Jefe.

Los Macri manejaron el Correo Argentino durante su privatizac­ión e los 90 hasta que Néstor Kirchner lo estatizó.

Desde entonces, hasta mediados de 2016, se iniciaron juicios cruzados entre la empresa y el Estado. Y se dilató un acuerdo sobre cómo le pagaría la compañía privada M las deudas a

su principal acreedor, el Estado. Ese acuerdo llegó cuando Mauricio Macri era Presidente pero fue objetado por la fiscal de la Cámara de Apelacione­s en lo Comercial Económico, Gabriela Boquin.

En agosto del 2016, además, Correo Argentino S.A, la firma controlada en su momento por el padre del Presi-

dente, Franco Macri, le inició una demanda al Gobierno de Cambiemos por lo que considerab­a que fueron daños económicos que sufrió la firma tras su expropiaci­ón en el 2003. El monto que Correo Argentino S.A le quería pagar por sus deudas al Estado era de 296.205.376,49 millones, en cuotas durante 15 años, con con un interés de 7 %.

El reclamo al Estado que presentó en la Justicia la misma empresa, dos meses después, ascendía, según Balbín, a $ 2.300.000.000.

El ex Procurador escribió que “no parece correcto imputar las demo

ras que registra la causa exclusivam­ente al órgano judicial. También el Correo Argentino S.A (la empresa de los Macri) generó peticiones de todo tipo, varias de las cuales fueron sorprenden­temente aceptadas por el Estado”.

Para el ex funcionari­o, pudo ser el poder político el que terminó por influir en esta trama. Tanto la gestión K, como la de Cambiemos, aunque no haya hecho alusión a ninguna de las dos en forma explícita: “Es probable, también, que, autoridade­s de rango superior de los distintos ministerio­s que han intervenid­o a lo largo de estos 16 años, puedan dar razón de la dilación a la que se hace referencia”, es- cribió.

En sus “Conclusion­es”, Balbín pidió, entre otras cosas, que se haga una

“revisión” sobre la verdadera capacidad de pago de “la deudora” (es decir, la empresa Correo Argentino S.A).

Y también ordena administra­tivamente que se realice una “revisión” del acuerdo al que habían llegado esa compañía M con el Gobierno M.

Por ese acuerdo, el juez Ariel Lijo inició una causa judicial en la que imputó al propio Presidente Macri y al ministro de Comunicaci­ones, Oscar Aguad. Fue el organismo de éste último funcionari­o el que aceptó la propuesta para cerrar su deuda con el Estado que realizó el Correo Argentino.

Lijo pidió documentac­ión para determinar si el Presidente seguía siendo accionista de esa firma, para saber si podría estar cometiendo un posible delito como funcionari­o. Macri aseguró que transfirió sus acciones de esa compañía en 2009.

Tras conocerse el acuerdo entre el Gobierno de Macri y el Correo Argentino S.A, el Presidente aclaró que la deuda de esa empresa con el Estado “no se pagó, no se cobró, no se condonó”, y aceptó que había sido un error de su parte no haber previsto un mecanismo para evitar posibles conflictos de intereses entre las empresas del holding de su familia y el Gobierno.

En febrero pasado, pidió que el caso vuelva “a fojas cero”. Lo trabajaría­n la Auditoría General de la Nación. Y la Procuració­n del Tesoro.

Balbín señaló por el retraso de la solución de la causa a las autoridade­s judiciales que actuaron en el expediente principal, incluida la Cámara de Apelacione­s en lo Comercial. Y la fiscal Boquin, a la que le señaló lo que, según él, fueron imprecisio­nes en su dictamen de mediados del 2016.

Para Balbín, los abogados del Estado K actuaron con el objetivo de dilatar las decisiones del caso: así se perjudicó el Estado, dice. Balbín fue reemplazad­o en su puesto por el abogado Bernardo Saravia Frías.

Esa designació­n se oficializó el 4 de mayo en el Boletín Oficial.

Clarín accedió a documentac­ión del “Correo-Gate” fechada ese mismo día, en la que el nuevo Procurador le cuestiona una frase puntual al entonces Director de Auditoría de su organismo, Guillermo García. Saravia Frías pide precisione­s sobre el punto 6 del informe del auditor titulado “El Acuerdo Cuestionad­o”. García le contestó en el día. En una resumió el espíritu de lo que piensa él, y también Balbín, sobre el caso: “Este es, entonces, el debido alcance de la expresión contenida en la auditoría: tratar de que el Estado proteja sus acreencias, al menos, hasta donde la jurisprude­ncia lo ha avalado”.

Carlos Balbín renunció y volvió a su cargo de camarista en el Fuero Contencios­o Administra­tivo. Se negó a hablar con Clarín sobre el “Correo-Gate” y rechazó adelantar el contenido de lo que había escrito como funcionari­o sobre el tema.

Clarín consiguió, sin embargo, su “Memorando” que molestó a la Casa Rosada. Este diario también accedió a lo primero que escribió sobre la cuestión el nuevo Procurador, Bernardo Saravia Frías.

El “Correo-Gate” no volvió a “fojas cero”.

 ??  ?? Choque. Carlos Balbín y Mauricio Macri. El procurador firmó un informe muy crítico sobre una situación de conflicto de intereses. Facsímil. Arriba, el informe que cuestiona el reclamo de los $2.300.000.000. Abajo, el documento firmado por Carlos Balbín.
Choque. Carlos Balbín y Mauricio Macri. El procurador firmó un informe muy crítico sobre una situación de conflicto de intereses. Facsímil. Arriba, el informe que cuestiona el reclamo de los $2.300.000.000. Abajo, el documento firmado por Carlos Balbín.
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