PJ: el karma del candidato K y el riesgo de una confrontación abierta
La crisis en el peronismo pone en el eje a Cristina. Randazzo insiste con la PASO en todos los niveles.
La mala hora peronista volvió a poner a Cristina de Kirchner en el centro de la galaxia PJ. Tras 10 días fuera del país y su mensaje -luego desandado- de excluirse, la ex presidenta aparece como la variable más simple para ordenar la unidad de los caciques bonaerenses.
El estallido del martes a la noche, cuando más de veinte alcaldes vacia-
ron un acto que cerró Máximo Kirchner en el Suterh, instaló en el PJ una certeza: cada día que pasa sin que Cristina Kirchner diga si será o no candidata, es un día que ganan sus rivales, internos o externos.
“Ella querrá llevarnos hasta el último día sin definición pero nosotros no podemos permitirlo”, le dijo a Cla
rín un intendente del conurbano que aceptaría, sin pudor, a la ex presidenta como candidata pero no quiere, como la mayoría, seguir a la deriva.
El asunto es simple. Si Cristina decide encabezar la boleta, los intendentes del PJ aceptarán porque es quien más mide, porque les evita sacrificarse y hasta porque, con maña, delegan en ella el desgaste político de una elección que, aun ganando, estará lejos de ser grandiosa.
Si Cristina es candidata podrá de- cidir sobre las boletas, al menos las nacionales, y “pagarle” a sus fieles. Lo que será difícil es que pueda gravitar sobre el armado si decide no jugar.
Los tironeos del martes pasado lo dejaron claro. Cuando La Cámpora quiso imponer condiciones -convertir una reunión en un acto que cierre Máximo e invitar a partidos K con los que el PJ no quiere aparecer- los intendentes se amotinaron.
Según los intendentes, Cristina intenta demorar la oficialización porque “si ella no juega, las acciones de La Cámpora pasan a valer poco y nada”. Esa mirada la compartieron intendentes del Fénix -sin Verónica Magario de La Matanza- y del Esmeralda -sin los tres que están con Florencio Randazzo- que almorzaron el martes en Merlo. ¿Si Cristina no es, quien es? El affaire personal pareció expulsar, por ahora, a Daniel Scioli. Magario e Insaurralde, las otras alternativas, advirtieron la peligrosidad de ser candidatos. Eso se potencia con otro elemento. La mayoría de los caciques del PJ que controlan territorio no quieren una primaria. De ese malón, Randazzo sedujo a pocos y a los demás les avisó que irá a las PASO por dentro del PJ y que, si no se asocian a él, les armará boletas opositoras en los dis
tritos. Es decir: amenaza que se prepara para una primaria total, mucho más incómoda que la de 2015 donde compitieron Aníbal Fernández y Julián Domígnuez. El mismo puede ser una víctima porque, como candidato a senador, si pierde termina como segundo suplente en la boleta.