Revelan que un “ministro” nombrado por el Papa protegió a un cura pedófilo
Es Luis Ladaria Ferrer, titular del ex Santo Oficio. Según la prensa italiana, no denunció a la justicia civil a un sacerdote que la Iglesia condenó en 2012 por abuso sexual de 11 chicos.
Un nuevo, inesperado escándalo golpea al Papa Francisco. El diario La Re
pubblica y el semanario L’Espresso denunciaron en una investigación publicada ayer que el nuevo prefecto para la Doctrina de la Fe, el arzobispo jesuita español Luis Ladaria Ferrer, número dos del dicasterio promovido el sábado pasado por Jorge Bergoglio para sustituir al cardenal Gerhard Müller, tiene una grave sombra en su pasado: no haber denunciado a la justicia a un cura pedófilo condenado por la Iglesia, que como laico siguió cometiendo abusos sexuales contra chicos.
La congregación -el antiguo Santo Oficio- no es solo la guardiana de la ortodoxia católica: también interviene en los casos disciplinarios de abusos sexuales del clero. El Vaticano puso bajo proceso en 2009 al cura Gio- vanni Trotta, condenado en 2012 a la pena máxima de reducción al estado laical por abusos sexuales a menores.
El arzobispo español Ladaria Ferrer había sido nombrado en 2008 segundo en la jerarquía de “La Suprema”, como llaman a la Doctrina de la Fe. El titular como guardián de la ortodoxia era el norteamericano William Levada. Ambos firmaron el decreto de condena del padre Trotta como “culpable de delitos con menores contra el sexto comandamiento”. El texto agregó que “el papa Benedicto XVI ha decidido, con suprema e inapelable sentencia, que por el bien de la Iglesia se le aplique la dimisión del estado clerical y de la Pequeña Obra de la Divina Providencia”, la orden a la que Trotta pertenecía.
A continuación, el decreto lanzó la cobertura del culpable, señalando que “el ordinario haga en modo, en cuanto pueda, que la nueva condición del sacerdote dimitido no dé escándalo a los fieles”.
Según La Repubblica, ésta es una apostilla digna de Poncio Pilatos: “En vez de denunciar al pedófilo a la magistratura, el que hoy es nuevo prefecto de la Doctrina de la Fe descargaba la responsabilidad de vigilancia en el instituto al que pertenecía el maníaco”. El matutino de Roma señala el contrasentido “visto que el obispo, el párroco y el superior de la orden no tienen ninguna influencia sobre un sacerdote que ha sido condenado al estado laico”.
El ex cura Trotta decidió continuar viviendo en el lugar, cercano a Foggia, en el sur de Italia, reciclándose como entrenador de futbolistas adolescentes. Ninguna familia se enteró de nada porque la Curia y el Instituto de la Pequeña Obra de la Divina Providencia callaron.
Así fue que de 2012 a 2014 Gianni Trotta abusó sexualmente de once chicos. Sólo en abril de 2015, gracias a la denuncia de los padres de un adolescente de doce años, lo denunciaron. El pederasta fue arrestado por orden de una fiscal de Bari, Susana Filoni. En julio de 2016, Trotta fue condenado a ocho años de cárcel. Dentro de unos días comenzará un nuevo
proceso por los abusos a otros niños y adolescentes.
La Repubblica señala que, si la Congregación para la Doctrina de la Fe y la curia hubieran denunciado a la justicia al maníaco, las víctimas habrían sido salvadas del horror.
Si desde el perfil ético la actitud de Ladaria y Levada, entonces máximos responsables de la Doctrina de la Fe, es reprobable, desde el punto de vista canónico no tenían la obligación de denuncia porque los Tratados lateranenses entre Italia y la Iglesia, firmados en los años ’20, dispusieron que los eclesiásticos no tienen obligación de denunciar las conductas de sus subordinados, aunque tengan importancia penal.
El diario concluye que “el dolor de las víctimas es el hecho que monseñor Luis Ladaria, nuevo prefecto querido por Francisco, habría podido salvar algunos chicos si solo hubiera antepuesto los intereses de los más débiles a aquellos de la Iglesia”.
Este nuevo escándalo sucede un puñado de días después de que el cardenal australiano George Pell fuera denunciado por la justicia de su país en un episodio de pedofilia. Pell, de 76 años, responsable de finanzas de Vaticano, debe comparecer ante un tribunal de Melbourne el próximo 26 de julio. El papa Francisco le acordó la excedencia para poder defenderse.
El arzobispo español Ladaria Ferrer, de 73 años, estudió derecho y es jesuita como el pontífice argentino. Se trata del primer miembro de esta orden que dirige uno de los grandes organismos de la curia romana. Sucede en el cargo al cardenal Müller, un conservador conocido por su oposición a las reformas en el seno de la Iglesia católica. A diferencia de él, Ladaria Ferrer coincide en casi todos los temas con el papa Francisco.
El papa Benedicto XVI nombró a Ladaria en 2008 arzobispo y secretario, con lo que se transformó en el número dos de la Congregación para Docrina de la Fe.
Francisco convirtió a Ladaria Ferrer, nacido en Manacor, en su principal asesor en cuestiones teológicas. En el Vaticano, Ladaria está visto como un “conservador moderado”. Evita la atención mediática y apenas da entrevistas. Hace algunos años, declaró: “Tengo que decir que no me gustan los extremos, ni progresismo ni tradicionalismo”.