Clarín

“De mi primer casting volví llorando, pensé que no servía”

Empezó como comodín de La 100 y terminó heredando “Románticos”, el ciclo que conducía “El Chino” Leunis.

- Jonathan Gabay Daniela Aguinsky daguinsky@clarin.com MARIO QUINTEROS

Jonathan Gabay no cree en las flores ni en los pasacalles. Es matero, aboga por el compañeris­mo y es la clase de amigo que ofrece llevarte a Ezeiza cuando te vas de viaje. “Jony” es la voz de Románticos (La 100, de 20 a 24) desde que “El Chino” Leandro Leunis abdicó a la radio y se dedicó a la televisión.

Gabay (32 años) llegó a La 100 un caluroso diciembre de 2005, para una prueba que marcaría su futuro profesiona­l. “Me había recibido de locutor hacía cinco minutos, y una compañera me avisó de un casting cerrado en la radio, para un programa de verano. Lo tomaba Pepe Basko, un locutor y conductor de televisión que ahora vive en Mar del Plata”, cuenta. El eslogan de ese entonces era “Estás en La 100, poné música”. El muchacho recrea: “Me dieron una lista de temas, y yo los tenía que presentar. Me pedían que sonriera, pero no me salía, no le pegaba al tono. Me volví a mi casa caminando por Avenida Córdoba llorando, pensando en que no servía para nada”.

Días más tarde, “Jony” repitió la prueba y quedó. Su misión: ir 15 días a la costa. Pero antes, tuvo que hacer gimnasia. Día por medio iba a la radio y grababa programas de dos horas, presentand­o temas, y antes de que llegara febrero, llegó su primera oportunida­d al aire. “De dos a seis de la mañana empecé con Los más pedidos, un programa en donde pasábamos el residual del ranking. La gente llamaba para pedir un tema. Ahora hay gente que se sorprende de que otra gente llame a la radio. En ese momento la madrugada la hacía El Chino, que estuvo 10 años en la radio. En la trasnoche se aprende, te podés equivocar, no estás tan expuesto. Ahí me permití perder la vergüenza. Ahora me da lo mismo presentar un tema de Luis Miguel, Reik o uno de los Chili Peppers. A todos les encuentro algo”.

Jonathan rotó por todos los días y horarios. “Cuando entré era una radio de locutores. Estaban Pepe y Maitena (Christian Palacios y Maitena Aboitiz), Adriana Verón (actual locutora de Lanata en Mitre) y El pollo y Alejandra Salas. A la noche estaba

Contactos, un programa para encontrar pareja, pero ahora hay Apps para eso”, cuenta. “Pettinato con El show

de la noticia, era el único famoso con programa. Después coparon la radio Lalo Mir, Ronnie Arias, Lapegüe y El Pelado López”. Jony hacía reemplazos, empezó a entrevista­r y se refugiaba en la radio de los fines de semana. “Nunca me quise ir, tuve un momento de desencanto, pero por un cansancio mío, de sentir que no iba a poder crecer. Lo tuve que repensar en terapia”, dice con mate en la mano, en el estudio en el que pronunció sus primera palabras al aire.

-¿Siempre fuiste una criatura de radio?

-De chiquito quería ser locutor. En la secundaria me llevaba el walkman al recreo del colegio, el Nacional 17. Me dejaba un auricular puesto, y me iba a un rincón, con un el alfajor y el juguito, a escuchar el informativ­o. Escuchaba a Mariano Álvarez en Radio Uno. A la noche, escuchaba FM Metropolit­an, con Bárbara Straccali, que tenía un programa de sexo. Después vino el viejo Parquímetr­o, con Fernando Peña, y yo pensaba que en la mesa de ese programa había mucha gente. Mi hermana fue la que me dijo que Milagros López era el mismo Peña, y yo no le creía.

-¿Qué hace tu hermana?

-Es oncóloga. Yo soy un poco la oveja negra. Mis viejos laburaban en una empresa de cosméticos, pero se separaron cuando yo tenía 16. Mi viejo era más conservado­r, quería que yo estudiara algo más tradiciona­l. Por eso cuando terminé la secundaria me anoté en el CBC para Derecho. Me dije que si no entraba al ISER, me hacía abogado. Lo que pasó fue que no entré al ISER, pero me anoté en ETER. Vivía en Villa Crespo y laburaba de cadete en una casa donde recargaban cartuchos de impresora. Era la primera devalua- ción y rellenábam­os fuerte. Me pagaban 350 pesos, la cuota salía 200 y lo que me quedaba lo usaba para salir con mi primera novia y comprarme pilcha.

-¿Y ahora que te dicen?

-Mi viejo rezongó, pero se la tuvo que bancar. Ahora disfruta de escucharme, le mando mensajes subliminal­es. En Románticos tenemos muchas consignas que involucran cosas afectivas, y aprovecho para mostrarme. Uno le pide al oyente que te cuente cosas, y yo fui perdiendo la vergüenza de mostrar mis sentimient­os de a poco. Creo que es importante el diálogo y decir lo que uno siente. A la radio llaman muchos hombres que agradecen el espacio, se van abriendo. Soy de la idea de que el programa lo hacemos entre todos. Me vuelve loco cuando empiezan a hablar entre ellos y saludan al resto de los románticos.

-¿Te han reprochado?

- Estoy solo ahora, hace dos años. Nunca estuve en pareja haciendo este programa. No tuve la chance de que me reprochara­n la falta de romanticis­mo. Mis viejos me lo marcan a veces. Al aire trato de mostrarme como soy, cuento cosas de mi vida, y de ahí surgen muchas consignas. El otro día pasé cerca de la casa de mi primera novia, y vi el banquito en donde nos dimos el primer beso. Se lo conté a mi productora, Juli, y pusimos como consigna los lugares en donde nos besamos.

-Desde que conducís han mejorado los números...

-Yo era el reemplazo natural de “El Chino”. Él se fue de la radio de una semana para la otra, y él me pidió que lo diera todo. Estaba todo tan personaliz­ado en él, que no sabía si era capaz de lograrlo. Siempre fue un programa que se escucha mucho. La noche es muy volátil y es complejo detectar que el oyente se canse de lo que uno dice. Hay que ir cambiando, pero manteniend­o el espíritu. El programa cambió mucho y todos los días pensamos algo distinto.

-¿Vas a seguir por la senda del Chino y pasar a la TV?

-Estuve mucho tiempo dedicado a lo académico. Ahora me falta entregar la tesis para recibirme de Comunicado­r Social. Hice algunas locuciones publicitar­ias, pero a mí lo que más me gusta es la política. Soy muy bicho político, me gustaría ir a la tele a hacer periodismo político. No tengo miedo de hacer entretenim­iento, pero si me preguntás me gustaría hacer análisis y entrevista­s. Cuando vuelvo a casa después de la radio, me gusta ver las repeticion­es de los programas.

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Bicho político. Así se define “Jony”, que quisiera analizar política en la TV.

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