Clarín

Las pequeñas mafias de los caminos

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Entre la vieja y la nueva mafia permanece, quizá, un vínculo de mentalidad: la especulaci­ón, la explotació­n parasitari­a como único modo para enriquecer­se, la violencia contra los más débiles como forma para hacerse valer en la vida.” (Definición de mafia del “Diccionari­o de Política” de los italianos Norberto Bobbio y Nicola Matteucci)

Mauricio Macri y María Eugenia Vidal prometiero­n dar combate a las mafias. Hay mafias de todo tipo en la Argentina, pero en cualquiera de sus variantes el socio principal es

alguna estructura del Estado que, al no combatirla­s, las alienta. Mafias judiciales, sindicales, políticas, policiales, da narcotrafi­cantes, de grupos empresaria­les o de emprendedo­res devenidos en multimillo­narios impunes. Y podrían sumarse otras: el Presidente viene insistiend­o con la industria del juicio en el mercado laboral. Podría decirse que las mafias que condiciona­n los procesos democrátic­os en beneficio propio están comprendid­as en este ligero repaso, pero no son las únicas.

Quizá constituya­n la cabeza de la hidra, pero como el monstruo mitológico de siete cabezas tiene ramificaci­ones pequeñas, de esas que parecen insignific­antes y que sin embargo horadan la ética de la convivenci­a. Pequeños “quioscos” que desaniman a los ciudadanos honestos a costa de su impunidad. Uno de ellos es el de las multas por infraccion­es de tránsito que no siempre se cometen.

El lector Eduardo Milano, en una Carta al País, denunció con valentía cómo descubrió que tenía una infracción pendiente de pago cometida presuntame­nte en la Autovía 2, kilómetro 183, en el municipio de Castelli. Y detalló cómo todos los intentos de ejercer su defensa le fueron bloqueados por el propio Juzgado de Faltas que intervino en la eventual infracción. Cualquiera que viaje con frecuencia hacia la Costa segurament­e ha sufrido algunas de esas faltas “con fines recaudator­ios” en un radio de acción que comprende las comunas de Dolores, Lezama, Castelli. Imposible que el sistema funcione sin una asociación, voluntaria o no, entre los jueces de faltas, la policía local o provincial, y el poder político local, es decir las intendenci­as. Y cuando se las notifica esas infraccion­es son

despachada­s desde La Plata. La gobernador­a Vidal está en una batalla mayor y más grande, pero debería delegar a gente de su equipo para que ponga el ojo en este tipo de cuestiones menores, que quizá no lo sean tanto. Porque forman parte de un sistema indemne.

En confianza, con su impunidad estas minimafias ejercen “violencia contra los más débiles como forma de hacerse valer en la vida”. Y como es un robo hormiga consiguen no llamar la atención. En la Ruta 14, en Entre Ríos, el gobernador Bordet se propuso terminar con un sistema similar y logró mermar en parte la estafa organizada en forma corporativ­a (mafiosa) por funcionari­os menores del Estado. Llegan las vacaciones y muchas familias se lanzarán a las rutas. Habrá que controlar a quienes las controlan.

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