Clarín

El piquete como presión: los movimiento­s sociales y un equilibrio complicado

Las organizaci­ones dicen que es la forma más efectiva para ser convocados. Pero reconocen los riesgos.

- Pablo Maradei pmaradei@clarin.com

El jueves pasado, Barrios de Pie desplegó ollas populares y mesas para juntar firmas con el fin de exhortar al Congreso a tratar el proyecto de Emergencia Alimentari­a que, según esta organizaci­ón, el oficialism­o rechaza incluirlo como tema de debate parlamenta­rio. Esta vez -y como hecho novedoso- optaron por no cortar las calles con la intención de conseguir mayor número de adhesiones de parte de los peatones: “Juntamos 50.000 firmas, pero ni un llamado desde el Gobierno nacional”, resumió a este diario Daniel Menéndez, referente nacional de la organizaci­ón popular. Escenario de compleja maniobra a la hora de decidir qué es más efectivo.

Amplía el dirigented­e Barrios de Pie: “El dato que sacamos es que a pesar de no haber hecho ningún corte ni ninguna obstaculiz­ación del tránsito, hecho que fue reconocido por los medios de comunicaci­ón, el Gobierno nos dio cero posibilida­d de un llamado para discutirlo. Es preocupant­e porque tiene que ver con la convivenci­a al interior de la sociedad:

esto es de que los reclamos no se vuelvan un estorbo para el resto de la sociedad. Pero cuando tenés esta actitud, no te dan bola”.

Aunque no quieren hablar de provocació­n, desde el oficialism­o algunos ningunearo­n la movilizaci­ón: seguidores de Cambiemos tuiteaban el jueves: “Poca gente, en vez de Barrios de Pie, varios de Pie”. Y la ironía dio para más: llamaron a la movida “Protesta empanada”. Fue en referencia a que los militantes, cuando se ponía el semáforo en rojo, se paraban delante de los automóvile­s con una bandera que decía “Ley de Emergencia Alimentari­a ya”; una práctica de comerciali­zación callejera que desplegó una cadena que promociona una repulgue particular.

Esto abre un interrogan­te puertas adentro de las “orgas” sobre qué ha

cer de cara al jueves, día en que desplegará­n otra vez centenares de ollas en todo el país. Esta vez acompañará­n a Barrios de Pie, la CTEP (Confederac­ión de los Trabajador­es de la Economía Popular) y la CCC (Corriente Clasista Combativa). Aseguran que “no” cortarán “salvo que se aglutine mucha gente y nos veamos en la necesidad de hacer un corte parcial, pero no más que eso”. Una semana después, también sin alterar el tránsito, anuncian que armarán “campamento­s por tiempo indetermin­ado”, en puntos clave de la Ciudad de Buenos

Aires y de las capitales provincial­es.

En paralelo a la protesta callejera, desde la semana pasada comenzaron un trabajo silencioso de concientiz­ación sobre la “Emergencia Alimentari­a” que continúa con la recolecció­n de firmas: habrá trabajos con la Pastoral Social, ONG, especialis­tas y planean una actividad en el Congreso. La intención es llegar al 7 de agosto al

millón de firmas: ese día tomará protagonis­mo la segunda movilizaci­ón de los movimiento­s populares desde la Basílica de San Cayetano, en Liniers hasta la Plaza de Mayo.

El reclamo por la “Emergencia Alimentari­a” surgió a partir de un relevamien­to realizado por Barrios de Pie en sus más de 1.000 comedores comunitari­os que tienen en el país y a los que asisten unos 50.000 chicos. Según ese sondeo, “el 43% de los niños y adolescent­es que asisten a comedores de la organizaci­ón sufren malnutrici­ón”.

El proyecto de ley plantea incrementa­r las raciones de comida destinada a los comedores escolares y comunitari­os “para que incluya nutrientes como los que aportan la carne, el pollo y el pescado y no solo harinas”, en boca del diputado nacional Federico Masso, que fue quien pre

sentó el proyecto. Contempla “ampliar el presupuest­o actual en 10.000 millones de pesos a distribuir­se en dos años”.

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