Tener el celular a la vista aumenta el estrés y disminuye el rendimiento
Lo afirma un estudio de EE.UU. Es porque provoca un alerta que reduce la capacidad cognitiva del cerebro.
El smartphone es un fenómeno sociológico: comprobamos entre 80 y 90 veces cada día lo que nos ofrece un flujo constante de notificaciones. Según afirman los expertos, cada zumbido, silbido y pantalla que se enciende hace que nuestro cerebro se alerte y padezca una reducción de su ca
pacidad cognitiva y, a su vez, disminuya la cantidad de energía que puede asignar a otras tareas. Y sus efectos son comprobables incluso en personas con un alto nivel de auto-control y atención.
Para bajar la teoría a los hechos, un estudio reciente de la Universidad de Chicago dividió durante dos semanas a 520 personas en tres grupos para realizar diversos exámenes y pruebas. Unos dejaban su smartphone en su mochila o bolso fuera de la habitación, otros lo dejaban simplemente en su bolsillo, y otros lo dejaban sobre la mesa. En todos los casos el aparato estaría en silencio y sin vibración activada. Las pruebas consistían en resolver problemas matemáticos, soluciones del día a día o recordar series aleatorias de letras, así como un cuestionario final en el que analizaban qué tipo de pruebas habían realizado y sus sensaciones, incluyendo cuántas veces habían pensado en el móvil. Los resultados fueron claros. El grupo de sujetos que tenía el celular en otra habitación tuvo notas más altas tanto en retención de información y memoria, como en inteligencia fluida. En segundo lugar, los que tenían el smartphone en el bolsillo, y por último los que lo tenían a la vista encima de la mesa durante las pruebas.
No solo eso, encontraron también que los propios sujetos con el móvil en la mesa habían declarado en el cuestionario final mayores dificultades. Lo que sugiere que los efectos de carga cognitiva extra pueden ser percibidos y, por ende, solucionados si se logra apartar el celular y dejarlo fuera de nuestro alcance durante momentos críticos o extenuantes. En 2016, académicos de psicología aplicada encontraron una relación en cuatro experimentos y un estudio de campo en el que los sujetos analizados que escuchaban su smartphone sonar mientras estaban alejados del mismo sufrían una disminución de la capacidad para realizar y disfrutar las tareas que esta
ban realizando. Y en 2015 se demostró un aumento del ritmo cardíaco y la ansiedad cuando suena el tono de llamada o de notificaciones de celular, tanto el propio como el ajeno.