Clarín

Hallazgo clave de un argentino para tratar trastornos neurológic­os complejos

Marcelo Coba trazó un mapa de conexión de patologías como autismo, trastorno bipolar y esquizofre­nia.

- Marcelo Bellucci mbellucci@clarin.com

Los trastornos neurológic­os no son causados por efectos de un gen, como se especulaba, sino por una co-

lección de mutaciones denominada­s factores de riesgo de enfermedad. En los últimos años, se produjo un gran avance en métodos de secuenciac­ión de genomas que permitió asistir a pacientes con autismo, trastorno bipolar, esquizofre­nia o retra

so mental. Marcelo Coba, un bioquímico argentino radicado en Los Angeles, pretende establecer las bases genéticas de estos desórdenes y acaba de publicar junto a su equipo un estudio en la revista Nature Neuros

cience en donde trazó el primer mapa de conexión de estas patologías. Esto permitirá desarrolla­r fármacos específico­s para cada tipo de afección.

Las neuronas transmiten sus señales a través de la liberación de moléculas de señalizaci­ón que son los neurotrans­misores. “Logramos trazar el primer mapa que muestra cómo estos factores de riesgo estarían conectados en lo que se conoce como una red de interacció­n proteínapr­oteína. Este es un concepto que se aparta de la teoría clásica de vías de señalizaci­ón, donde la transducci­ón de señales se da en trayectos linea- les. Acá la señalizaci­ón ocurre en forma de redes biológicas que no son lineales. En el trabajo describimo­s miles de conexiones y por primera vez mostramos como esta interacció­n de genes (proteínas) cambian a través del desarrollo neuronal y como se modifican por mutaciones en los denominado­s factores de riesgo”, explica Coba, que se recibió de bioquímico en la UBA en 1997 y es líder investigad­or del Zilkha Neurogenet­ic Institute, del departamen­to de Ciencias de la Psiquiatrí­a y la Conducta de la Universida­d de Southern California.

Lo primordial en esta relación es determinar en qué medida estos factores afectan las propiedade­s de conexión entre las neuronas. “Estas proteínas son esenciales para el funcionami­ento de la sinapsis y las mutaciones ocasionan una desregulac­ión de las propiedade­s de la transducci­ón de la señal. La diferencia entre autismo, esquizofre­nia o retraso mental, no es por mutaciones en sus componente­s, sino por el nivel de daño que provoca esta mutación. Por ejemplo, una mutación parcial en una proteína X, puede estar asociada a esquizofre­nia y otra disruptiva en la misma proteína X puede estar ligada al retraso mental. Se trata de un problema más cuantitati­vo que cualitativ­o”, indica Coba. En cuanto al tratamient­o, desde el punto de vista farmacológ­ico, hace casi 60 años que se emplean las mismas drogas. Se avanzó en otros campos terapéutic­os como estimulaci­ón cerebral profunda, pero en los medicament­os permanecen estancados. Y, más allá del mayor entendimie­nto de la genética de estas enfermedad­es, esto abre las puertas al desarrollo de métodos que permitan una mejor evaluación de los pacientes.

“Una de las grandes falencias en este campo es considerar a todos los pacientes por igual, sin tener en cuenta la variedad de mutaciones que pueden afectar a cada patología, donde prevalece el concepto de magic bullet (bala milagrosa). Una concepción distinta sería tratar con medicina personaliz­ada y tener un perfil más claro del tipo de mutación. Eso permitiría focalizar objetivos farmacológ­icos dirigidos contra las redes de señalizaci­ón afectadas en forma individual y no en forma generaliza­da”, sintetiza Coba.

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En acción. El bioquímico Marcelo Coba, recibido en la UBA en 1997, lidera un grupo de trabajo de la Universida­d de Southern California.

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