Duro revés para Trump por su plan de salud: lo vetan cuatro senadores republicanos
El presidente pretendía derogar el llamado Obamacare. Pero en su partido hubo una fuerte resistencia.
Se puede decir que Donald Trump fracasó en imponer su reforma sanitaria pero lo que sucedió ayer es mucho más que eso: la ley con la que el presidente buscaba enterrar el mayor legado de su antecesor Barack Obama naufragó por el rechazo de votos clave de su propio partido. Dejó al desnudo las profundas diferencias entre los republicanos y aplicó un golpe humillante al maltrecho liderazgo del jefe de la Casa Blanca.
La derogación del “Obamacare” fue una de las mayores promesas de la campaña de Trump, que en su momento dijo que la ley era “desastrosa” y que la remplazaría por otra “estu- penda”, sin dar detalles. Desde que fue aprobada, en 2010, la ley fue repudiada por los republicanos y Trump pensaba que sería sencillo enterrarla cuando disfruta de una mayoría en ambas cámaras. Pero después de semanas de debates y varios proyectos en danza para intentar seducir a la mayor cantidad de oficialistas posibles, cuatro senadores republicanos bloquearon la propuesta y demostraron que el partido está atomizado en grupos de ultras y moderados y que ni el presidente ni los líderes del Congreso tienen el liderazgo suficiente para disciplinarlos.
En el Senado los demócratas (48 escaños contra 52 republicanos) se mantuvieron unidos férreamente contra la derogación. Y el anuncio de cuatro senadores oficialistas de que no apoyarían la reforma (algunos por considerarla demasiado suave, otros muy dura) dio por tierra con las esperanzas de Trump. El presidente parecía desolado. Cuando cumple ya seis meses de gestión, con una popularidad en picada, tuiteó ayer por la mañana, cuando ya se sabía del fracaso: “Dejemos que Obamacare se desmo- rone, será más simple. Dejaremos que Obamacare fracase y luego los demócratas vendrán a nosotros”. Ante la humillación, buscaba resignado que al menos los legisladores votaran la derogación de la reforma sanitaria (un gesto simbólico ya que seguiría en vigencia hasta una nueva ley), pero ni siquiera eso logró. Todo mal para el presidente que ya había visto un fracaso en enero sobre el tema. Es que a pesar de que los republicanos criticaron desde siempre el Obamacare, la reforma, goza de cierta popularidad, sobre todo porque amplió masivamente la cobertura a millones que estaban fuera del sistema. De hecho, una reciente encuesta de The Washington Post señaló que la ley de Obama contaba con un 50% de aprobación, frente a un 24% del proyecto republicano.
La ley de Obama obligó a todos (incluso a jóvenes y gente que goza de buena salud) a adherirse al sistema, con lo que la cobertura pudo ampliarse para aquellos que tenían enfermedades previas. Los republicanos ponen el grito en el cielo cuando el estado los obliga a ejercer determinados actos y argumentan que los seguros son caros y el gasto público se dispara. Pero “hay una abrumadora realidad: aunque tiene problemas, el Obmacare es popular, funciona y en la dimensión que a los votantes importa los republicanos no han podido ofrecer algo mejor”, escribía Ezra Klein en el sitio Vox. Según una comisión del Congreso, el proyecto republicano dejaría sin cobertura a 23 millones de personas en 10 años.