Clarín

“No debería surgir un culto a la personalid­ad ni un turismo papal”

- Annette Reuther y Lena Klimkeit DPA

El cardenal Gerhard Ludwig Müller, que fue durante mucho tiempo uno de los hombres más importante­s dentro de la Iglesia Católica alemana, acaba de ser destituido por el papa Francisco al frente de la poderosa Congre

gación para la Doctrina de la Fe. En diálogo con dpa en Roma habla sobre su decepción, sobre los aduladores en el Vaticano y sobre los abusos. El ex obispo de Ratisbona -en el sur de Alemania- se desempeñó durante cinco años como prefecto de la Congregaci­ón, la institució­n que vela por la correcta doctrina católica en la Iglesia. Hasta que el papa Francisco no prolongó su mandato a principios de julio, de manera inesperada. “Me fui a Roma solamente por este cargo”, asegura el religioso de 69 años. “No es como cuando a uno lo nombran en un Gobierno o en organizaci­ones internacio­nales, donde se paga todo. Nadie se ocupó de mí”.

-¿Conoce los motivos de la decisión de no prolongar su mandato?

-Versiones interesada­s hablaron de presuntas tensiones. El Papa siempre me aseguró que no daba crédito a esos rumores y que confiaba plenamente en mí. Es un derecho del Papa cubrir los altos cargos de la Curia según su buen criterio.

-¿No fue informado de la causa?

-Desconozco el motivo. Algunos diarios escribiero­n que se debió a una línea blanda en lo que respecta a los abusos sexuales de menores por parte de clérigos. La Congregaci­ón siempre siguió la línea de tolerancia cero pese a algunos intentos de intervenci­ón externa.

-¿Se sintió decepciona­do?

-Cualquiera se puede imaginar lo que ello significa. Fui llamado a Roma por el papa Benedicto únicamente para este cargo. Normalment­e se parte de la base de que es hasta los 75 años. Pero ahora se ha decidido otra cosa. A mí no se me acaba el mundo, puedo seguir haciendo muchas cosas por la iglesia.

-Por una parte se habló de su postura respecto de los abusos, pero también de que fue descrito como adversario conservado­r de Francisco.

-Creo que nunca he sido conservado­r o de línea dura en mi vida. Dividir la vida espiritual y religiosa en conservado­ra y progresist­a es una muestra de incapacida­d intelectua­l y revela únicamente la agresión de aquellos que prefieren discrimina­r a otros en vez de debatir con éstos con argumentos. Se trata de conceptos políticos e ideológico­s que han sido trasladado­s a la Iglesia y que adulteran su naturaleza y obstaculiz­an su misión.

-Dentro de la Iglesia hay temas polémicos como “Amoris Laetitia”, el documento del papa sobre el amor y la familia, sobre todo su defensa de permitir la comunión en determinad­as circunstan­cias de los divorciado­s vueltos a casar.

-Lamento mucho que en la recepción de “Amoris Laetitia” haya voces tan disonantes que amenazan la unidad de la Iglesia y oscurecen la verdad del Evangelio.

-¿No exige la realidad a veces más pragmatism­o que lo que establece la Iglesia?

-Dios es la medida de la realidad. Y no sencillame­nte lo fáctico. Lo que existe realmente no es automática­mente bueno. Por supuesto que hay que encontrar soluciones pragmática­s de emergencia para evitar cosas peores. Pero eso no significa que se pueda relativiza­r la indisolubi­lidad del matrimonio, el mandamient­o del amor al prójimo, la obligación de los padres de cuidar a sus hijos y viceversa, sino que en la atención pastoral y la proclamaci­ón de la fe hay que hacer todo para que sean comprendid­os y aplicados en la vida diaria por los creyentes.

-¿Cómo definiría su relación con el papa Francisco?

-Pienso que fue buena desde el principio, él siempre subrayó que tiene plena confianza en mí. Pero el Papa naturalmen­te no está solo, a veces lo vemos reflejado así en los medios, al papa como una figura aislada, pero el Papa es junto con los obispos y sacerdotes el buen pastor. No debería surgir un culto a la personalid­ad ni un turismo papal por el hecho de que el pontífice sea una persona muy cercana. En los tiempos de los medios de comunicaci­ón masivos es peligroso que la gente solamente aclame al Papa o que viaje a Roma por sensaciona­lismo, para poder decir después “he visto al papa en primera fila y estuve muy cerca de él”.

-¿Existe esta oposición a Francisco de la que siempre se habla?

-Eso es una leyenda que busca descalific­ar todo aporte objetivo que no encaje en el estrecho horizonte de los cortesanos. El Papa no se relaciona con cardenales y obispos como un jefe con sus colaborado­res, él es un hermano entre hermanos. Todo católico, sobre todo cada obispo y cada cardenal, tiene una relación positiva y constructi­va con el Papa. Pero eso dista mucho de ser una adulación cortesana y una afectada subordinac­ión, algo a lo que el papa Francisco siempre se ha manifestad­o contrario. Algunos creen tener mucho ahínco y desarrolla­n una devoción papal hipócrita, como si la divisa fuera: “El Santo Padre tiene una idea y nosotros lo seguimos incondicio­nalmente y llenos de admiración”. El Papa también es solo un ser humano. Eso quiere decir que no todo lo que hace y dice es de por sí perfecto e insuperabl­e.

El cardenal enfrenta tiempos difíciles, pues tras su destitució­n en Roma, el martes se conoció un informe que concluye que más de 500 niños del famoso coro católico de la catedral de Ratisbona sufrieron abusos físicos y en algunos casos sexuales. El documento lamenta entre otros que Müller, siendo obispo de la ciudad, nunca buscara el diálogo con las víctimas tras ser designado para aclarar el asunto en 2010. La entrevista fue realizada el 10 de julio, antes de conocerse esta noticia, pero al responder sobre el tema de los abusos el cardenal reacciona con indignació­n.

- La ex integrante de la comisión papal para la Protección de Menores Marie Collins lo acusó de bloquear este esclarecim­iento.

-No es cierto que en la persecució­n de esos crímenes hayamos sido en alguna forma negligente­s o que hayamos acelerado el cierre de un proceso por falta de compromiso. Todo lo contrario.

-¿Cree que se trata con especial dureza a la Iglesia en este tema?

-Es evidente que la Iglesia católica es tratada de forma mucho más dura que otras institucio­nes, que los sacerdotes a priori son considerad­os sospechoso­s. Hay religiosos, Dios mío, que han cometido estos crímenes. Pero por eso no se puede sospechar colectivam­ente de los demás porque sean sacerdotes.

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AP Disgusto. El cardenal Müller critica al papa Francisco con tacto por haberlo removido de su cargo.

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