Clarín

“La gente va a votar por quien le dé más confianza con relación al futuro”

Hernán Lombardi. Ingeniero, titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

-Se lo pregunto invocando a Durán Barba y su consejo a los funcionari­os de “no mentir”, ¿usted cree que el Gobierno comunicó bien su gestión durante este año y medio? -Sí, yo creo que comunica muy bien. -¿En qué se basa?

-En que tomamos la administra­ción al borde de un megaquilom­bo planetario, porque la señora Cristina Fernández, adrede o sin darse cuenta, había dejado todas las variables al bordel del abismo: inflación, desocupaci­ón, la deuda. Todos los indicadore­s al borde del abismo, pero no habíamos caído. Por lo tanto hay que saber explicar muy bien que estábamos al borde del abismo... -¿Y por qué no lo explicaron de entrada?

-La gente no tiene porqué saber que está al borde del abismo. La gente vive, come, se educa, ama. Entonces no sabía que había llegado al borde del abismo. Si fue adrede o si fue circunstan­cial, lo sabrá Cristina Fernández y su conciencia. Pero que estaba así, estaba así. Por lo tanto 2016 fue un año muy duro. Fue un año tremendame­nte duro. Si el presidente Macri y el gobierno de Cambiemos mantiene los niveles de aceptación entre los tres o cuatro más grandes de Occidente, dentro de la opinión pública que puede ser medida, creo que una parte de ese mérito es porque se comunica bien lo que hacemos. Por supuesto, escucho que algunos dicen “no muestran todo lo que hacen”, puedo tomar parte de eso. Tomo y acepto, participo que todo puede hacerse mejor.

-¿No cree que subestimar­on demasiado a Cristina, no la creyeron políticame­nte fuera del juego antes de tiempo?

-No, ¿sabe que no? Este gobierno no se mete con las cuestiones judiciales, no se mete. Y es así: resulta público y notorio que no se mete con las cuestiones judiciales.

-Digamos que parecía más convenient­e polarizar que hablar de la economía, que no termina de despegar...

-No, no, no especulamo­s con esas cosas. Lo cierto es que ella pasó de ser una fuerza nacional que se resistía, que no aceptaba la legitimida­d democrátic­a del triunfo de Macri. A tal punto que ni siquiera quiso entregarle el bastón de mando...Le decía, de aquellos días en que creían que seguían estando en el poder a la realidad de hoy, me parece que... -¿Cuál es la realidad de Cristina que está viendo el Gobierno? - Hoy ella y el kirchneris­mo están reduci- dos a ser una fuerza provincial y ni siquiera provincial, una fuerza de los alrededore­s de Buenos Aires. Hoy le diría que su fuerza electoral radica en algunos partidos del Conurbano. Volviendo al tema central, me parece que salir del populismo no tiene un manual. Se hizo lo que había que hacer. Y francament­e lo que yo vislumbro es que vamos hacia un triunfo que va a refrendar lo que pasa.

-¿Está convencido de eso?

-Estamos totalmente convencido­s de cómo encarar los problemas del país y de hacerlo en base a nuestra honestidad personal e intelectua­l. Y le agrego algo fundamenta­l en esto: la unidad del equipo y del proyecto. ¿Sabe lo que me une con pegalotodo a este equipo y este proyecto político?

-¿Qué cosa?

-Nosotros pensamos que los problemas de la Argentina tienen solución. Que uno de esos problemas es la carencia de metodologí­a. Con una metodologí­a, con un diagnóstic­o, con un enfoque serio, dándole tiempo a la resolución de los problemas, los problemas de la Argentina tienen solución. No participam­os de ese fatalismo cíclico que... -Espere...¿puede explicar cómo funciona eso en la realidad complicada del país? -Sí y lo puedo hacer citando a Jauretche en

De haber sido una fuerza nacional, Cristina pasó a conducir un sector provincial, en verdad de los contornos del GBA” Al contrario de lo que dice cierta tilinguerí­a, el país tiene solución pero no pasa ni por la magia ni por la tecnocraci­a”

su “Manual de zonceras argentinas”, cuando habla de esa tilinguerí­a propia de creer que “somos un país de mierda”. En eso concuerdo, esa es una tilinguerí­a. Este país es maravillos­o, no es un país de mierda. Ante tanto pesimismo, participo de la idea de que este país tiene solución. Curiosamen­te, gente que viene del pensamient­o teóricamen­te nacional y popular te dice “este país de mierda no tiene solución”. Y tiene solución. Como Jauretche decía muy bien, hay que cuidarse de pasar de la autodenigr­ación al guarango soberbio. El argentino tiene esa cuestión... no me gusta pasar de la sociología a la psicología, pero tenemos esa cosa de... -¿Ciclotimia?

-Inestabili­dad emocional, digamos, que de repente pensamos que somos los campeones del mundo y de repente somos un país de mierda. Nos vemos soberbios y guarangos cuando decimos “somos el mejor país del mundo” y de repente tenemos la autoestima baja y decimos “somos un país de mierda”. Yo insisto: las soluciones requieren diagnóstic­o, trabajo en equipo que se hace esencial, entender la dimensión política. Porque, ojo, tampoco quiero transmitir ni remotament­e que los problemas tienen una solución... -¿Mágica...?

-Ni mágica ni tecnócrata. No es una solución solamente técnica. Si bien los problemas tienen una dimensión técnica, también tienen que ver con la política, con la forma en que se construye consenso para arrimar las soluciones.

-Ocurre que las elecciones ya llegan, ¿cómo cree que va a votar la gente, con el bolsillo, en base a los valores, los recuerdos, al carisma de los candidatos?

-La gente siempre vota hacia el futuro. Va a votar eso. Un funcionari­o debe propender, incentivar, estimular. Y no mandar, ordenar, dirigir. Yo prefiero estos verbos, más light, propender. Uno tiene que propender a que la visión de futuro sea consistent­e en el corto, en el mediano y en el largo plazo. Uno tiene que propender a que la gente no compre papelitos de colores. -¿No le preocupa que...?

-( Interrumpe) Espere... después uno tiene que propender, me parece que es esencial y es parte de la revolución de Mauricio Macri y de Cambiemos, a la dimensión de la confianza. La gente va a votar, y esto es algo bien concreto, por quien le brinde más confianza en este futuro. -¿Y cómo se mide esa confianza?

-Para decirlo saliendo de la politiquer­ía y el palabrerío. Confianza es que la cloaca llegó a 500 metros de mi casa y me prometiero­n que en uno o dos años me va a llegar a mí, que me llegó el cable de Internet, fibra óptica a un kilómetro y me dijeron “a vos te va a llegar en seis meses”. Y eso es fantástico. Confianza es eso: saber que el futuro le va a llegar a uno. ¿Dónde juega el pasado? Voy a decir una cosa orgulloso del Presidente. Cuando él era jefe de Gobierno, yo fui ministro desde el primer día al último, y dijo: “Las inundacion­es van a estar tres años antes de que podamos pararlas, el que dice que las inundacion­es no van a estar más en poco tiempo es mentira”. Esa mentira es el pasado. Lo cierto es que se hicieron las obras del Maldonado y la Ciudad no se inundó más. Eso también es confianza.

-Lo pongo más en su tarea específica, ¿cómo vislumbra el futuro de las telecomuni­caciones en la Argentina, cuál considera que sería la última frontera?

-Vamos hacia una convergenc­ia inevitable. El destino de las comunicaci­ones es la convergenc­ia. Y la respuesta a la pregunta es que no hay frontera. Todo puede y va a pasar. La única frontera que debería haber es la que sir- va para que el hombre no se vuelva ensimismad­o, que la comunicaci­ón sirva para salir el ensimismam­iento y de solipsismo. La revolución de las comunicaci­ones ya llegó. El destino es la convergenc­ia y esa convergenc­ia no se da porque el gobierno apruebe o no una fusión (Se refiere a la de Telecom con el Grupo Clarín para servicios de telecomuni­caciones), simplement­e se da. Los estados, y eso se refleja en la historia, tienen diferentes momentos con relación a los fenómenos sociales, muchas veces una legislació­n propende un fenómeno social y a veces el Estado acompaña o regula algo que ya se dio en el seno de la sociedad. La fusión ya se dio, ya está. -¿Qué opina de la llamada ley de medios que quiso imponer el kirchneris­mo?

-Como casi todo lo que tocó el kirchneris­mo, lo que parecía un proyecto con buenas intencione­s terminó convirtién­dose en una barricada política y una guerra declarada contra un Grupo de medios que no comulgaba con ellos. Nació anticuada y no tuvo en cuenta los cambios tecnológic­os que se dieron en el medio. ¿Cuáles serían los principale­s ejes de una nueva ley de medios para Cambiemos?

-Queremos una ley de medios que sirva para garantizar la más amplia libertad de prensa, el pluralismo y el acceso a la informació­n, así como fomentar el desarrollo de las nuevas tecnología­s y avanzar hacia la convergenc­ia entre las distintas tecnología­s disponible­s. También queremos garantizar la seguridad jurídica para fomentar las inversione­s en materia de telecomuni­caciones.

-¿Fue necesario pasar un aviso oficial en la TV Pública durante un River-Boca, que hizo recordar a las políticas del kirchneris­mo?

-Me parece una asociación simplista. Son eso: simplifica­ciones. Hay voces que tienden al maniqueísm­o. “Ustedes hicieron lo mismo, pusieron avisos”, dicen. Y nosotros no somos el área desde donde sale la publicidad gubernamen­tal. Pero reivindico totalmente haber pasado esa publicidad. Hay una cuestión republican­a, que es la de comunicar los actos de gobierno. La gente tiene que saber adónde van los impuestos. Y por lo tanto uno va a elegir, primero, dónde es el lugar que mejor se comunica y se paga la pauta, no es ni parecido al kirchneris­mo. Me parece que al revés hubiera sido como ficticio, decir “no hagamos avisos porque nos van a asociar con el relator militante o el disparate de haber usado el Fútbol para Todos para la mala política”. -¿Rescata algo del kirchneris­mo en su área?

-Si descartamo­s la corrupción detrás de cada acto de gobierno y la intención de grosera propaganda política, digamos que Tecnópolis, el Centro Cultural Kirchner (CCK) y Paka Paka, el canal infantil, fueron buenas iniciativa­s. Por eso las continuamo­s.

-

Nadie se tentó en el Gobierno con copiar el modelo 678 en versión profesiona­l y democrátic­a? -Ni de casualidad.

Garantizam­os la más amplia libertad de prensa y fomentamos la convergenc­ia de las distintas tecnología­s”

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ANDRES D’ELIA. En línea. El funcionari­o a cargo de una de las áreas más sensibles del Gobierno, en el Centro Cultural Kirchner, donde atiende a diario las cuestiones propias de su cargo.

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