Clarín

El votante debe conocer quién financia las campañas

- Nicolás Cherny Director del Programa de Institucio­nes Políticas de CIPPEC

Es posible que el ciudadano conozca a los candidatos que está votando si ignora quién financia su campaña electoral? La subdeclara­ción de gastos de campaña y el uso indiscrimi­nado de efectivo para aportes ocultan la identidad del donante e impiden al ciudadano tener los datos necesarios para hacer un voto informado. Permiten lo que la ley prohíbe: el anonimato de los donantes.

El costo estimado para una campaña presidenci­al en 2015 fue 1.000 millones de pesos, pero el máximo que llegó a declarar una alianza electoral llegó a 129 millones. De ese monto, el 90% de los aportes se hizo en efectivo. El votante puede juzgar al candidato por su programa y discurso, pero no sabe si es financiado con dinero de origen legal o ilegal. Ignoramos también si las decisiones políticas que toman nuestros representa­ntes están influidas por quienes aportaron a sus campañas.

Si el donante puede ocultarse, el ciudadano carece de informació­n crucial para ejer- cer su derecho en las elecciones. Pero también debilita a los políticos que quieren dar transparen­cia a sus actos y a los empresario­s, sindicatos o individuos que aportan con ingresos legales a las campañas electorale­s. Con las reglas actuales la sospecha los cubre a todos.

Hay coincidenc­ia en el gobierno, la sociedad civil y en muchos de los bloques del Congreso de la Nación sobre un conjunto de propuestas para convertir en ley un nuevo régimen de financiami­ento de la política. Limitar las donaciones en efectivo, bancarizar los aportes, permitir aportes de personas jurídicas y controlar los aportes durante la campaña de modo online, pueden ser herramient­as legales que revelen quiénes donan, cuánto y a quién. La bancarizac­ión permitiría trazar el origen de los fondos y, con ello, el votante podría identifica­r a los verdaderos aportantes. Hacer a los candidatos responsabl­es frente a irregulari­dades y establecer sanciones costosas creará incentivos consistent­es con un régimen de financiami­ento transparen­te. Nadie espera un cambio legal en el régimen de financiami­ento a las puertas de un proceso electoral. Pero sí hay espacio para que aportantes y candidatos se comprometa­n a donar y recibir en blanco, a bancarizar el circuito de financiami­ento político. Si los consensos sobre el diagnóstic­o y las soluciones existen y las negociacio­nes avanzan, la ventana de oportunida­d aparecerá tarde o temprano.

La alternativ­a es esperar, una vez más, que sea un Odebrecht, un Lavajato u otro escándalo de corrupción que movilice el cambio. No sería la primera vez que sean los daños irreparabl­es los que generen los cambios que la política argentina no consigue producir. Hay, sin embargo, un consenso que une a dirigentes del oficialism­o, la oposición y a la sociedad civil que debemos aprovechar para llegar a la elección de 2019 con una ley que brinde al ciudadano transparen­cia, informació­n verdadera y sanciones efectivas a candidatos y donantes que ocultan financiami­ento espurio.

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