Clarín

Comer sano le cuesta a una familia $ 11.500 al mes, el doble que la canasta básica oficial

Lo detectó un estudio de la UBA. La diferencia de precios con la opción que releva el INDEC pasó de 66% a 92% en 13 meses. Se debe a los fuertes aumentos de lácteos, carnes y cereales.

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

Los alimentos saludables pagan la alícuota plena del IVA (21%), mientras las harinas tributan la mitad.

Atrás quedaron los fantasioso­s $ 6 por día que Guillermo Moreno popularizó cuando controlaba las estadístic­as oficiales. El nuevo Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INDEC) calcula que una pareja con dos hijos precisa ya unos $ 50 diarios por persona para comprar la Canasta Básica de Alimentos y no ser indigente. Pero expertos en Nutrición advierten que ese combo, aunque contiene las calorías mínimas, representa una dieta desequilib­rada. Para comer bien y cuidar la salud, calculan, el costo por individuo es prácticame­nte el doble: $ 96 por día.

El dato surge de un informe reciente, al que tuvo acceso Clarín, que fue elaborado por la Escuela de Nutrición de la Universida­d de Buenos Aires (UBA) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentaci­ón (CEPEA).

Según relevaron en comercios de Capital y el Gran Buenos Aires, una pareja de treintañer­os con dos hijos de 6 y 8 años necesitó en el mes de mayo $ 11.510 para comprar una Canasta Saludable de Alimentos que les permita seguir las pautas de las Guías Alimentari­as para la Población Argentina, actualizad­as en 2015 por el Ministerio de Salud. Para acceder a la “dieta INDEC”, en cambio, a la "familia tipo" le bastaron $ 5.986 el mismo mes, y $ 6.045 en junio (último dato disponible).

La gran diferencia entre ambos grupos es que en la Canasta Saludable -ideada para reducir la obesidad y otras enfermedad­es- dos tercios (66%) de las calorías diarias provienen de alimentos considerad­os de "alta calidad nutriciona­l" por los expertos, como lácteos, vegetales frescos, legumbres, cereales integrales y pastas de sémola (ver aparte). Mientras que en el combo oficial, armado según los hábitos de una población con una tasa de sobrepeso del 57%, sólo un tercio (33%) de las calorías diarias surge de alimentos de la categoría top.

Según el informe, el 42% del aporte calórico de la Canasta Básica se origina en opciones de calidad "intermedia", como pan común, galletitas de agua, harinas blancas, arroz blanco, fideos comunes y papa. Y otro 25% correspond­e a los de "mínima" calidad. Es decir, los que más recomienda­n limitar en la dieta, como azúcar y dulces, que en la Canasta Saludable sólo tienen 13% de participac­ión. "Tal como está compuesta, la canasta básica conduce a una dieta también básica, poco saludable", define Sergio Britos, director del CEPEA y coordinado­r del trabajo.

Según lo relevado, adoptando la dieta ideal, dos tercios de ese presupuest­o familiar de $ 11.510 se gastan en alimentos frescos: $ 2.470 en lácteos y quesos, $ 2.030 en carnes y huevos, $ 1.600 en hortalizas (sin incluir papa, batata y choclo) y $ 1.440 en frutas, a lo que se agregan $ 480 para comestible­s como cereales integrales, legumbres, avena y fideos de sémola, y $ 370 en aceites. Las opciones de calidad intermedia se llevan otros $ 1.230 y las de menor calidad, $ 1.890.

Un punto inquietant­e es que comer sano no sólo es mucho más caro que llevar una dieta tradiciona­l, sino que la distancia entre ambas canastas se fue agigantand­o. En abril de 2016 la opción saludable costaba 66% más que la del INDEC, en sep- tiembre la distancia se amplió al 88% y en la última medición llegó a 92%.

Visto de otro modo, a mayo, la canasta recomendad­a se encareció un 47,7% en 13 meses, contra un 27,9% de la canasta básica oficial. En buena parte por el enorme incremento relevado en la leche y otros lácteos (57,3%) y en otros grupos de alimentos de fuerte peso dentro del combo sano, como el de las carnes y huevos (53,8%) y el de cereales integrales, legumbres y pastas de sémola (60%).

Según los expertos de la UBA y CEPEA, otra razón por la que comer sano resulta tanto más caro es que los alimentos y las bebidas tienen en Argentina "una carga impositiva no sólo alta, sino para nada alineada con las Guías Alimentari­as" y "muy desorganiz­ada". Lo que cuestionan, puntualmen­te, es que productos clave de la dieta recomendad­a -los de "alta calidad nutriciona­l"- estén tanto o más afectados por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que los más desaconsej­ados y los de mayor exceso en la dieta de los argentinos.

"Leche, yogur, quesos, alimentos con avena o cereales integrales, pollo, carne de cerdo, pescado, huevos, fideos de sémola, aceites y agua mineral son productos alcanzados por la alícuota plena de IVA, del 21%. Por el contrario, pan, harinas o papa, por citar solo tres alimentos de alto consumo en nuestra dieta, están alcanzados por una tasa inferior, del 10,5%", ejemplific­an.

El caso de la leche es particular porque la ley la exime de pagar IVA, pero sólo a la que se venda “sin aditivos", opción que hace años dejó de existir en las góndolas. Con lo cual, hoy hasta la más básica paga el 21%.

El informe destaca que, al comprar la Canasta Saludable, una familia tipo paga $ 1.700 del IVA. Y $ 1.200 de esa suma -es decir, la mayor parte- se generan al adquirir los alimentos más saludables.

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