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Diego Domínguez: “Al rugby argentino le está faltando tener mayor cantidad de jugadores” C

El cordobés lleva 30 años en Italia, donde brilló en su selección. Le preocupan la escasez de rugbiers de elite en la Argentina y la formación de técnicos. Pone énfasis en los valores y observa “comportami­entos penosos” dentro del fútbol.

- Marina Artusa martusa@clarin.com

on tonada genéticame­nte cordobesa, desde Milán, Buenos Aires, París o Córdoba -el mapamundi de su vida personal y deportiva-, cada tanto el ex rugbier Diego Daniel Domínguez le dice a su propio hijo, que comenzó su carrera a los 16 años, tiene 22 y jue- ga en el campeonato francés: “Cada vez que no tengas ganas o estés cansado, pensá que el tiempo que no te entrenes, en algún lugar del mundo hay un chico que quiere el mismo puesto que vos y que sí se está entrenando”. -Decir eso es cruel. -Es la verdad. Hay muchos dotados pero no todos tienen constancia, rigor, disciplina. No llegan siempre los más dotados. Llegan los más constantes, con un poquito de don.

Domínguez tiene 51 años. Jugó en La Tablada de Córdoba, fue capitán de la selección ita- liana, en el Stade Francaise. Comenzó su carrera profesiona­l en Europa a fines de los 80 y se retiró en 2004. Aun sigue siendo el jugador que más marcó para la selección italiana: con 983 puntos es, además, el tercer máximo goleador en competenci­as internacio­nales.

Emigró a los 21 a Italia “por una decisión de vida, porque quería llegar a lo más alto y para eso alguien debía pagar mis horas de entrenamie­nto. En la Argentina el rugby era completame­nte amateur y no hubiera podido. En Europa tenía la posibilida­d de dedicarme cuatro horas diarias al deporte y que me pagaran para eso. Y además podía estudiar economía”, recuerda.

“Fui profesiona­l de los 21 a los 39. Nunca salí, en 20 años, un viernes o un sábado. Hacé la cuenta. Es mucho. Es muy dura la elite. Tenés que dejar muchas cosas de lado y prepararte desde muy joven”, dice el ex apertura que fundó en Italia una escuela de rugby, la Diego Domínguez Rugby Camp, que desde hace más de una década entrena gratuitame­nte, en distintas ciudades italianas, a chicos de entre 12 y 15 años durante una semana. -James Kerr, el autor del best-seller Legado sobre los All Blacks, dice que un equipo poderoso como el neocelandé­s no se construye con los más fuertes ni con los más inteligent­es, sino con los que mejor se adaptan a los cambios. ¿Cómo cambió el rugby desde sus tiempos de jugador hasta hoy? -El 90 por ciento del rugby mundial es amateur. La elite es muy chiquita y para llegar a esa elite hay que tener algo distinto además del talento. Han cambiado algunas reglas pero la esencia del rugby es la misma. Lo que sí cambió mucho es la preparació­n física y técnica de los jugadores. Ahora es mucho más importante. Eso ha aumentado la velocidad del juego, mucho, generando un impacto mayor. Por eso hoy vemos muchos más golpes duros que antes en todos los puestos. -¿Cómo se enseña un deporte que es para una elite? -Trato de transmitir los valores del deporte en general y del rugby en particular para que los chicos usen esos valores y entiendan que te dan pautas para ayudarte a crecer. Son metodologí­as de trabajo para el estudio, para un empleo, para la vida. Lo hago gratis porque de esa manera le doy la posibilida­d a cualquier chico. No quiero una escuela donde sólo puedan ir los que tienen recursos económicos. Yo quiero que sea accesible a todo el mundo y lo que manda es la educación en la cancha para esos chicos, que llegan desde distintos lugares de Italia. -Pero el rugby, históricam­ente, no ha sido un deporte masivo y popular… -Lo es cada vez más. Cambió. Hoy está abierto a todo el mundo y yo quiero que el rugby sea accesible no sólo al que pueda pagar la cuota del club y la camiseta. Yo apoyo la apertura para que el rugby sea cada vez más masivo y popular. Muchos países han entendido que los clubes son la base sólida, la que produce y educa jugadores. Hay que tener una base fuerte para cuando te llegan las tormentas de generacion­es no muy buenas. Con una base fuerte seguís siempre parado. Nueva Zelanda, Sudáfrica y las islas británicas tienen una base de clubes muy fuerte. -¿Cómo ve a la Argentina? -Yo he visto pocos lugares en el mundo con clubes tan importante­s y con infraestru­ctura como en la Argentina. Después, además de la infraestru­ctura y la cantidad de jugadores, necesitas buena calidad de entrenador­es. Me parece importante que la Argentina haga mucho hincapié, como lo está haciendo, en la formación de los entrenador­es para que empiecen a salir jugadores más completos de lo que están saliendo. -Durante la crisis de 2001-2002 el rugby argentino se convirtió en el segundo deporte que más deportista­s exportaba después del fútbol. ¿Cuál es la situación actual? -Sucede cada vez menos. En esos momentos el rugby en la Argentina era un deporte completame­nte amateur. Entonces muchos chicos tenían posibilida­des en las islas británicas, en Francia, en Italia, donde el rugby ya era profesiona­l y les permitía llegar a esa elite, estudiar o trabajar a través del deporte que les gustaba. Creo además que la Argentina, si mejora la for-

mación de los jóvenes para que lleguen jugadores más preparados para el alto nivel, tiene muchas posibilida­des en un futuro no muy lejano de, por qué no, llegar a ser primero del mundo. Una vez que llegaste a la semifinal, y Argentina llegó dos veces, hay un paso para estar en la final. Argentina ya le ha tomado el gusto de llegar a la semifinal. Está jugando una competenci­a muy importante como es el Cuatro Naciones, con un roce internacio­nal muy importante. Creo que al rugby argentino le está faltando tener mayor cantidad de jugadores. Necesitarí­a más jugadores para el alto nivel, para preservar a los mejores y no hacerlos jugar tantos-¿Por qué partidosle pareceen el que año. ahora no salen tantos jugadores?-Porque la Argentina no tiene una liga semiprofes­ionaldores dispuestos­de dondea dedicarle puedan cuatro salir o más cinco juga- horas pagarlo.por día al entrenamie­nto. Ese costo hay que -De los argentinos que han jugado o juegan en su puesto (apertura), ¿quiénes son los que más le gustan? -Juan Martín Hernández y Nicolás Sánchez. Algunos tienen muy bien el juego y menos la patada. Jugadores completos, que tengan todo, de alto nivel, creo que hoy he visto a Sánchez, que mejoró mucho su patada. Es un jugador que podría estar jugando el campeonato inglés o en Francia. Estuvo un período muy chiquito en el Toulon (equipo del que Domínguez fue entrenador entre diciembre de 2015 y octubre del año pasado) y se volvió a la Argentina, donde juega en los Jaguares. Veo en él a uno de los jugadores más completos. Entre los internacio­nales, lo tenés al inglés Owen Farrell o a Jonathan Sexton, de Irlanda. -Así como tiene una teoría sobre cómo estimular a los chicos que están iniciando una carrera en el rugby, ¿cuál es la reflexión para el momento de retirarse? -Estoy convencido de que uno se tiene que retirar cuando todos quieren que vos sigas. Es un timing que no todos saben manejar. La carrera es corta. Uno se encuentra a los 40 años habiéndose retirado y sin saber qué hacer. Muchos tiran de la cuerda hasta el final. -¿Cuándo se dio cuenta de que había llegado su momento de decir adiós? -Jugaba en Francia y dije basta cuando sentí que me costaba mucho recuperarm­e físicament­e de los partidos. Empecé a sentir señales del cuerpo. Me dolía todo y hacía sacrificio­s enormes para poder volver a entrenarme el martes. Había camadas nuevas de jovencitos que querían mi puesto y entonces, para mantenerme y seguir jugando, el sacrificio era muy grande.No había tenido lesiones importante­s en mi carrera. En 2003, con el Stade Francaise gané el campeonato y anuncié mi retiro. Pero me quedé un año más y ganamos otra vez el campeonato. Luego me retiré. -¿Qué rol cumplen las generacion­es como la suya respecto de las nuevas? -La misión de las anteriores generacion­es es formar a las nuevas. Si esto no se hace, el rugby va a terminar como el fútbol, donde todos los días se ven comportami­entos penosos. El rugby se distingue de los otros deportes por esas reglas férreas que transmite, como el respeto al árbitro: eso hay que mantenerlo. Si las generacion­es de antes no se empeñan en transmitir y controlar la formación de las nuevas, se van a producir derivas imposibles de parar como vemos en el fútbol mundial hoy. -¿El mundo sería mejor si el deporte número uno fuera el rugby en vez del fútbol? -No.res fuertes.Todos losEl mundo deportes, seríaen la muchobase, tienen mejor valo-si todos deportelos gobiernose­n general, dierana cualquierm­ás importanci­adeporte y noal sólo al rugby.

 ?? CEZARO DE LUCA ?? Como en casa. Domínguez, de 51 años, con su bicicleta en la exclusiva Milán. Hoy se dedica al trabajo formativo.
CEZARO DE LUCA Como en casa. Domínguez, de 51 años, con su bicicleta en la exclusiva Milán. Hoy se dedica al trabajo formativo.
 ?? CÉZARO DE LUCA ?? Número. Asegura haber visto pocos países del mundo con clubes “tan importante­s” como los que hay en la Argentina.
CÉZARO DE LUCA Número. Asegura haber visto pocos países del mundo con clubes “tan importante­s” como los que hay en la Argentina.
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AFP Con la Azzurra. Domínguez sigue a Agustín Pichot, el 16 de noviembre de 2002. Fue triunfo de Los Pumas por 36-6 en Roma.

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