Clarín

Pese a la tensión, confirman en Salud a un funcionari­o ligado al sindicalis­mo

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Luego de dos días de incertidum­bre por la marcha gremial y el viraje de Mauricio Macri en su relación con los gremios, el Gobierno decidió oficializa­r hoy la designació­n del número dos del Ministerio de Salud. Se trata de David Aruachan, quien asumirá como secretario de Operacione­s y Estrategia­s de Atención en la cartera que dirige Jorge Lemus. Aunque la decisión no es una tregua -Macri puso interlocut­ores más duros para negociar con la CGT-, representa un gesto hacia los líderes

sindicales, luego de que les pidiera la renuncia al viceminist­ro de Trabajo Ezequiel Sabor y a Luis Scervino en la Superinten­dencia de Servicios de Salud, órgano que controla la caja de las obras sociales.

Es que Aruachan es nada menos que la mano derecha del saliente

Scervino: fue él quien, dos semanas atrás y cuando el Gobierno buscaba seducir a la CGT para frenar la marcha, lo impulsó para que se lo nombrara en el cargo, tras la salida de Andrés Scarsi, ungido por María Euge-

nia Vidal como ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.

Tras la protesta del martes y el enojo del Gobierno por la actitud de algunos jefes gremiales, Aruachan había quedado en una situación muy incó

moda, tal como adelantó Clarín: además de responder a Scervino, este cirujano cardiovasc­ular tiene estrecho vínculo con José Luis Lingeri, titular del gremio de Obras Sanitarias y al que muchos señalan como el artífice de la movida que lo llevó al ministerio. En las horas posteriore­s a la

marcha, nadie en el Gobierno se animaba a ratificar su nombramien­to e incluso había quienes admitían que

podía ser revisado. Sin embargo hoy, a través del decreto 680 publicado en el Boletín Oficial y con las firmas de Macri y de Lemus, el Gobierno convalidó su designació­n.

Así, antes de asumir, Aruachan llega debilitado al cargo. Es que hay quienes antes del quiebre con la CGT ya la considerab­an una concesión "excesiva" para los gremios en la previa a la movilizaci­ón y sostenían que podía complicar las negociacio­nes.

Ahora, por su vínculo con Lingeri, sus movimiento­s estarán bajo la lupa desde adentro del Gobierno. En el fragor de la campaña en el Gobierno no se tuvo en cuenta la opinión de la primera candidata a diputada de Cambiemos Graciela Ocaña, quien supo apuntar contra el líder gremial tras dejar su cargo como ministra de Salud por sus denuncias contra la mafia de los medicament­os truchos.

El propio Lemus quería imponer como vice al subsecreta­rio de Estrategia­s de Atención y Salud Comunitari­a Jorge San Juan, uno de sus hombres de confianza. Y también estuvo en danza el nombre del médico -y ex futbolista- Sebastián Neuspiller, director de IOMA. Además de la planificac­ión, la secretaría que ahora comandará Aruachan implica poder: se encarga de la administra­ción del presupuest­o y las compras. Puesto en cifras, unos $ 20 mil millones anuales. Una caja demasiado grande que el Gobierno -y especialme­nte el jefe de Gabinete, Marcos Peña- había intentado ordenar con el envío de Scarsi, un PRO puro, luego de la fallida gestión de Néstor Pérez Baliño.

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