Clarín

Giro del radar hebreo hacia la región, tras el repliegue de la alianza chavista-iraní

Enemigo. El viaje de Netanyahu está ligado al interés israelí en desplazar la influencia de Irán en América Latina.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

El pueblo judío es milenario, pero el Estado que pudo edificar tras el Holocausto nazi cumplirá 70

años el próximo mayo. Israel vive en guerra con sus vecinos desde su nacimiento, pero hace tiempo dejó de considerar a los países limítrofes como sus principale­s enemigos. El foco de sus desvelos

es Irán. Considera al régimen islámico instalado allí desde 1979, más allá de los matices entre sus gobernante­s, como el máximo promotor de ataques terrorista­s contra su territorio y blancos judíos en otros lugares del planeta.

Esa obsesión parece ser el motivo central de un giro estratégic­o en la diplomacia israelí que trajo a Benjamín Netanyahu - un duro

entre los duros- por estas tierras. El primer ministro comenzó ayer en Buenos Aires un periplo que completará en Colombia y Méxi

co. Es decir que el foco de atención se extiende a la región. Latinoamér­ica aparece en el radar del gobierno hebreo como nunca antes y el momento no es casual.

Dirigentes de la comunidad judía en la Argentina solían lamentar que la acusación contra Irán y sus aliados por los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel en los 90 no hubiera sido motivo suficiente para apurar la visita de un jefe de gobierno del país hebreo.

Si sucede por primera vez es porque el gobierno iraní se le había adelan

tado en colocar la brújula en esta parte del hemisferio, de la mano de Hugo Chávez, el fallecido presidente venezolano “amigo” del kirchneris­mo.

La firma del memorándum de entendimie­nto con el régimen de Teherán por parte del gobierno de Cristina Kirchner, para revisar la investigac­ión del caso AMIA mediante una

“comisión de la verdad” -pese a que la Justicia argentina ya considerab­a responsabl­es ideológico­s a ex funcionari­os iraníes- provocó sospechas

fundadas sobre el impacto de esa alianza en la Argentina. El desplazami­ento de gobiernos

cercanos al chavismo, unido a la galopante crisis que atraviesa Venezuela en manos del heredero de Chávez, provocó el súbito interés del gobierno israelí por recuperar terreno. Estos asuntos de estrategia geopolític­a explican más que las posibilida­des de incrementa­r el intercambi­o comercial entre Israel y América Latina. En el caso argentino, está a la vista: sólo el 0,27% del comercio del país está vinculado al Estado hebreo.

El caso AMIA recobró relevancia a en la relación entre ambos gobiernos desde que Mauricio Macri terminó de tumbar el pacto con Irán. Además, Netanyahu necesita nuevos socios, en el marco del peligroso aislamient­o de su país por el estancamie­nto del conflicto con los palestinos. En cambio, la relación de Israel con la comu

nidad judía en el país -una de las más numerosas de la diáspora- siempre corrió por otros carriles.

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Mural. Netanyahu lo donó a la AMIA. Es réplica del que hay en Israel.

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