Clarín

Un gendarme admitió que hizo un disparo mientras perseguía a los mapuches

ADN negativos No hallaron nada en los vehículos de Gendarmerí­a

- ESQUEL. ENVIADO ESPECIAL Mariano Gavira mgavira@clarin.com Claudio Andrade bariloche@clarin.com

Fue con una bala de goma. El dato figura en el informe de la investigac­ión interna que el Gobierno le entregó al juez de Esquel: dijo que apuntó al piso. Hasta ahora se sabía que hubo disparos en la ruta, pero no durante la persecució­n hacia el río Chubut. Se suma al relato de otro gendarme que admitió haber tirado una piedra a un manifestan­te. Así, crece la hipótesis de que Maldonado pudo haber sido herido por un efectivo que luego ocultó el hecho.

Un gendarme reconoció que disparó

su escopeta anti motín al interior de Cushamen y en dirección a la figura de un manifestan­te el día del operativo del 1 de agosto. Ambos, presumible­mente se hallaban en las cerca-

nías del río Chubut. Al momento de disparar una carga de balines de goma, el gendarme se había separado

del grupo y estaba en solitario. El testimonio, al que tuvo acceso Clarín y fue confirmado por fuentes de la investigac­ión, fue volcado en el marco de los interrogat­orios internos que elaboró la Gendarmerí­a y es parte del informe que el Gobierno le entregó al juez del caso Guido Otranto.

El dato apuntala la hipótesis, cada vez más fuerte, de que fue un núme- ro reducido de agentes los que alcanzaron la zona del río y no los 40 gendarmes que participar­on del operativo. Lo que sucedió allí todavía no está claro. El gendarme también relató que el disparo fue hacia el piso, que su tiro no tocó al manifestan­te, pero que le pasó por su costado. Todo indica que la distancia entre ellos no era grande.

Las declaracio­nes que ahora comienzan a salir a la luz ponen en entredicho el primer informe que ofre-

ció Gendarmerí­a Nacional al ministerio de Seguridad conducido por Patricia Bullrich en el cual se informaba que en 40 entrevista­s no se habían encontrado contradicc­iones ni elementos que hicieran caer sospechas sobre el cuerpo que intervino el 1 de agosto en Cushamen, último día en que se lo vio a Santiago Maldonado. Esto ha cambiado notoriamen­te.

Primero se supo que hubo gendarmes que efectivame­nte llegaron hasta el río. Luego trascendió que otro gendarme arrojó una piedra contra uno de los ocupantes del campo justo antes de atravesarl­o, situación que fue corroborad­a por sus compañeros y, por último, surge el caso de un agente que acepta haber disparado su arma en contra de alguien, lejos del grupo. Es decir, en la avanzada. Aunque este tipo de munición se utiliza con fines disuasivos, disparada a una distancia de 15 metros puede provocar serias lesiones. El relato puntualiza que se la dirigió a “un costado” de la persona, por lo que se infiere que la tenía relativame­nte cerca. Una fuente ligada a Gendarmerí­a Nacional admitió a este diario que hubo diparos, pero dijo que no se utilizaron balas de goma dentro del predio“Se dispararon proyectile­s antitumuld­o, pero fuera del territorio. Se disparó a una distancia de más de 100 metros a los fines de disuadir con el ruido”, aseguró.

También quedan desestimad­os los dichos del comandante segundo del Escuadrón 36 de Esquel, Juan Pablo Escola. El comandante le había señalado a Clarín que no habían estado cerca del afluente. “Quedamos a varios metros de la costa del río, pensé

que podían sorprender­nos, no los veíamos. No alcanzamos el río. Ordené el repliegue hasta la zona de la casilla, en la entrada del predio”, explicó.

En este momento se sabe que al menos ocho de los gendarmes tocaron los límites del Chubut. La confesión del agente que disparó su escopeta sumaría otro miembro a esta lista de sospechoso­s. “No íbamos armados con armas 9 milímetros, ningún

arma de guerra fue usada”, dijo en aquella oportunida­d Escola quien no descarta que se utilizaran las escopetas anti motín en Cushamen.

Ayer declararon ante la Justicia tres gendarmes que estuvieron presentes el 1 de agosto en el área. Los dos primeros fueron Walter Ruiz Díaz y César Peralta, cocineros del Escuadrón 35 de El Bolsón. Relataron que estuvieron en la ruta 40 y que no participar­on del procedimie­nto. Pero dijeron que escucharon sobre el episodio de un compañero (no lo identifica­ron) que relató haber golpeado a un manifestan­te con una piedra. Según su versión, la persona logró cruzar del otro lado del río. El siguiente testimonio fue el de Juan Carlos Pelozo. El agente sí participó de las acciones en Pu Lof, junto a otros 30 efectivos. Pelozo recordó que bajó hacia el curso de agua y que desde allí observó a los manifestan­tes que se había refugiado enfrente.

Los agentes declararon durante 3 horas. Llegaron a las 10 de la mañana vestidos de civil e ingresaron por la puerta lateral del edificio judicial, la misma por la cual salieron disfrazado­s de policías varias horas más tarde para evitar incidentes.

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ADRASTI Disfrazado. El gendarme Juan Carlos Pelozo sale ayer de declarar vestido de Policía para evitar ser reconocido por los manifestan­tes. Atras, su compañero Walter Ruiz Díaz.

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