Fuerte presencia empresaria para atender los consejos del primer ministro
Netanyahu les dijo que deben ser innovadores. También instó a la baja del gasto público y a la apertura económica.
A Adrián Werthein , por su rol como presidente del Congreso Judío Latinoamericano , le tocó darle la bienvenida. Y lo hizo mostrando una vieja foto, testimonio de la primera visita de Benjamín Netanyahu a la Argentina. “Aquí estamos los dos hace 30 años y yo mismo con 30 kilos menos”, dijo, provocando la risa de unos
150 dueños de empresas y del propio premier israelí, que subió al estrado descontracturado, sintiéndose “como en casa”. Werthein habló en inglés, idioma que también eligió el primer ministro. Bibi, como lo llaman a Netanyahu, contó lo que muchos ya habían advertido, la “buena quími
ca” con Macri, y luego describió su paso como ministro de Finanzas en una de las mayores crisis de Israel.
“Hicimos tres cosas, achicar el gasto, bajar los impuestos y fuimos eliminando las trabas para que el sector privado pueda ser realmente competitivo. Son cosas fáciles de decir pero muy difíciles políticamente de conseguir. Lo hicimos y pusimos el énfasis en un modelo de innovación. Ustedes saben que un país puede tener los mejores técnicos, científicos e ingenieros, pero si no hay un clima de libertad, si no existe una verdadera apertura, no se desarrollan, y no se genera la innovación. Eso le pasó a la
ex Unión Soviética”, dijo ante un auditorio que lo aplaudió de pie.
Netanyahu hizo énfasis en la necesidad de la innovación en un mundo en el que la tecnología lo está cambiando todo. “No hay razones para no innovar. ¿Pero saben qué?, lo tienen que hacer ustedes” , concluyó en un llamado a la inversión de calidad.
“Es música para mis oídos”, se entusiasmó el dueño del Alvear, David Sutton.“Argentina se salvó de caer en el abismo, pero le falta mucho por hacer. Los impuestos pesan, seguimos siendo un país caro”, soltó. Santiago Bilinkis, creador de Officenet, lo tomó de otra manera: “Israel es el espejo a mirarse en innovación”. La recepción en el Alvear arrancó con un cóctel en el subsuelo. Nicolás
Caputo, el amigo del alma presidencial, fue una de las figuras más buscadas. Lucía el escudo de Singapur en su solapa, país del que es cónsul honorario. Caputo aclaró a Clarín que no tiene negocios en Israel y que había ido a “aprender”. Se le consultaba como veía al Gobierno y deslizaba “está en ruta, en la dirección correcta, ya no va a 20 kilómetros por hora como el año pasado, va a 40, pero puede ir mas rápido”.
José Luis Manzano lo saludó afectuosamente, mientras conversaba con Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí. Sabine Segal, de la agencia The Israel Export, afirmaba que lograron acuerdos con su homónima de la Argentina y que ya están planificando misiones a Israel para lograr asociaciones en biomedicina y agro. La escuchaba el presidente de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss.
Pero la nota la dio Daniel Elsztain, al contar que el grupo que tiene en Israel , el gigante IDB, impuso marcas
propias en supermercados con una facturación de US$ 3.400 millones al año. No existía en Israel esa cultura y la novedad es que se trata de carne y otros alimentos made in Argentina. “Gracias a Cris Morena y a Facun
do Arana, la gente ama a los argentinos y sus productos”, decía uno de sus ejecutivos, Sonreían Federico de Narváez, Jorge Brito hijo, Andrés Meta y titular del INADI, Claudio Presman. Algunos, como Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Rural, habían llegado con otras preocupaciones, entre ellas las casi 5 millones de hectáreas bajo el agua en tierras productivas. Gustavo Grobocopatel agregaba que en muchos partidos bonaerenses la situación es “desesperante”. Otros, como Enrique Pescarmona, buscaba establecer contacto para desarrollar un área de inteligencia artificial. Entre los más entusiastas sobresalía Rubén Cherñajovsky de Newsan. ¿El motivo? La recuperación en las ventas de electrodomésticos, sobre todo en la línea blanca.