Clarín

El auténtico gusto francés en una visita por la embajada

La recoleta sede diplomátic­a abre sus puertas al público. Conozca los secretos de un palacio impactante.

- Pablo Raimondi praimondi@clarin.com

Un viernes por la tarde, con cielo plomizo, un petit hotel convoca a un reducido grupo de periodista­s para su recorrido. Pero no es un espacio cualquiera: al borde de cumplir cien años de su inauguraci­ón, el legendario Palacio Ortiz Basualdo alberga a la Embajada de Francia y abre sus puertas al público, como cada año (ver Este sábado...).

Luego de atravesar un detecta metales, la entrada principal y el vestí- bulo de la planta baja nos reúne con una simpática guía que nos conducirá por este edificio emblema de la arquitectu­ra Beaux Arts parisina combinada con decoración estilo inglés.

Ubicado en la esquina de Cerrito y Arroyo, la mansión funciona como sede diplomátic­a francesa desde 1939. Antes, entre 1918 y 1939, fue la residencia de la familia Ortiz Basualdo y recibió en 1925 la ilustre visita de

Eduardo VIII, por entonces príncipe de Gales. Todos estos curiosos detalles brotan en esta visita guiada mientras se nos invita a mirar el piso decorado con distintos mármoles y observar el detalle en roble de las paredes del foyer.

La protagonis­ta de la recepción es la maciza escalera de honor, bien barroca, con un ventanal neo paladino que la ilumina y desemboca en un amplio salón distribuid­or. Las imponentes arañas, con dorado a la hoja, nos sumergen décadas atrás en esta porción de la París de Sudamérica. Entre los invitados, no faltan los que sacan fotos en todas las direccione­s ante tanta opulencia decorativa y espacios contrastan­tes.

Uno de ellos es es el iluminado jardín de invierno. Amplio, con sillones color hueso, jarrones napoleónic­os, pisos de marmol y ambientaci­ón es- tilo Tudor y gótico.Luego, pasamos al salón comedor de este palacio diseñado por el arquitecto francés Paul

Pater, quien también bosquejó la mansión que hoy alberga al Museo de Arte de Tigre (MAT). Una gran mesa para 24 comensales (que este fin de semana estará “vestida” con la vajilla y cristalerí­a correspond­iente) convive con un gran tapiz ilustrado con el escudo de armas de los antiguos reyes de Francia, Enrique IV y Luis XVI, cuyos bustos se lucen en las esquinas.

Toda la imponencia de este lugar brilla (literalmen­te) en un ambiente contiguo, la sala de baile, también llamado salón de honor o salón dorado. Babsta entrar para que la mente viaje a Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, uno de los rincones arquitectó­nicos más bellos de este planeta. La guía nos invita a mirar otra vez hacia el techo y el “ooohhh” generaliza­do

se oye al ver, en el cielorraso, una amplia reproducci­ón de Le Triomphe de Flore, el cuadro de Antoine-Francois Callet que puede apreciarse en el Museo del Louvre. Otra de los ambientes imponentes es el Salón de Música, de estilo Luis XV, con motivos orientales para la

decoración de sus paredes. También está la antigua sala de billar o salón fumador, el sector que más desentona en el edificio: las luces que cuelgan del techo, sujetadas con una armazón de alambres, le dan un toque moderno que escapa del carácter señorial del edificio.

El final del tour es en el oscuro sector de la biblioteca, que da hacia el jardín. Intimida esta recreación del gótico tardío inglés que alberga estantes orginales y una gran cantidad de libros (desde una Encicloped­ia Univesal Ilustrada, en español, hasta obras en francés sin clasificar temáticame­nte).

Una salida de servicio (disimulada sutilmente, al igual que las ventilacio­nes, calefaccio­nes y enchufes) marcará el final del recorrido para los visitantes del fin de semana. Al desandar, junto a los colegas, el camino por todos los ambientes y descender por la escalera de honor, le doy un último vistazo a las litografía­s de Emile Gilioli y un cuadro de Claudie Laks, que le agrega color al clasicismo del recoleto edificio.

 ??  ?? Qué fachada. Ubicada en Cerrito y Arroyo, es la sede diplomátic­a gala desde 1939.
Qué fachada. Ubicada en Cerrito y Arroyo, es la sede diplomátic­a gala desde 1939.
 ??  ?? El salón comedor. Son impactante­s los tapices y una aristocrát­ica araña.
El salón comedor. Son impactante­s los tapices y una aristocrát­ica araña.
 ??  ?? La sala de baile. En el cielorraso se luce una versión de Le Triomphe de Flore, de Francois Callet.
La sala de baile. En el cielorraso se luce una versión de Le Triomphe de Flore, de Francois Callet.

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