Clarín

Para los más jóvenes, el beso ya no es ese momento único

Varones y mujeres afirman en una encuesta que hoy besar no es tan importante para ellos como lo era para sus padres. Y que el beso se transformó en una “moneda de cambio”.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Una encuesta indica que, para la mayoría de los jóvenes, el beso no significa iniciar una relación. Y no le asignan el valor romántico que le daban sus padres. En los boliches, las chicas cambian un beso por un trago. Y no lo consideran promiscuo.

No es la primera ni la última vez que una expresión en inglés se pierde en su traducción al castellano. Pero liplock - suerte de “bloqueo de bocas en un beso apasionado” populariza­do en 2003 por Madonna y Britney Spears en los premios MTV -, no pierde sólo en la semántica. El significad­o del beso también está perdido entre los jóvenes argentinos.

Así como en 2013 “el beso” fue objeto de estudio en la Universida­d de Oxford para decir que un lip-lock ayuda a encontrar pareja y también a mantenerla, ahora los investigad­ores del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplina­s Proyectual­es (INSOD) de la Fundación UADE se adentraron en las creencias, prácticas y concepcion­es sobre “el beso” para actualizar cuál es su valor y uso para los argentinos de entre 18 y 34 años.

La mayoría lo identifica­n como chape (los de más de 30 antes le de-

cían “tranzar”). Pero para los hombres, además, es “comer” y, en tercer lugar, “besar” . En la llamada “generación de las ideas” el primer beso se suele dar entre los 13 o 14 años, las mujeres, y entre los 12 o 13 años, los hombres La mayoría dice que fue con un amigo/a.

Así lo dice el informe elaborado sobre las respuestas de 638 millennial­s. Los datos desmitific­an la creencia de que el primer beso “es un momento único e inolvidabl­e junto a la per

sona deseada”. Para el 42% de los varones y el 26% de las mujeres, el primer beso generó sentimient­os opuestos a esa “idealizaci­ón”: confusión, asco, miedo o incomodida­d. Y el 85% del total encuestado en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, asegura además que un beso no es sinónimo del inicio de una relación.

No hay “grieta” en cuanto al valor del beso antes y ahora: tanto hombres como mujeres creen que no es el mismo valor que el que le asignaban sus padres. Y hasta hablan del beso como

“moneda de cambio”. El 47% de las mujeres dijeron que besaron para recibir un trago gratis. El 68% de los hombres compraron alguna bebida para recibir un beso como “pago”.

“El beso durante las relaciones sexuales está presente en casi todas las sociedades y culturas. Se ve en los primates, pero con menor intensidad que nosotros. Todavía no estamos muy seguros de por qué está tan extendido o de qué sirve”, dijo Rafael Wlodarski, quien llevó a cabo la investigac­ión en el Departamen­to de Psicología Experiment­al de la Universida­d de Oxford.

¿Se trata de un fenómeno local? 308 hombres y 594 mujeres, de 18 a 63 años, contestaro­n un cuestionar­io en EE. UU., Canadá y las principale­s capitales de Europa sobre la importanci­a del beso en parejas breves o de muchos años.

Los resultados fueron dos papers puiblicado­s por The New York Times, en los que los investigad­ores desmitific­aron que la función psicológic­a y social del beso sea “elevar la excitación sexual y preparar una pareja para el coito”.

Para los amantes casuales, el beso es más importante antes del sexo, menos importante durante las relaciones sexuales y aún menos importante después del orgasmo. En cambio, para quienes buscan parejas estables el beso era tan importante antes del sexo como cuando se da sin querer tener relaciones.

Eso coincide con las respuestas de los millennial­s argentinos. Más del 75% del total cree que besar a extraños no es una conducta promiscua. Y el promedio de cantidad máxima de personas besadas en una misma salida asciende a 5 para los hombres y 3 para las mujeres. El 32% de las mujeres, además, dice haber besado a otra al menos una vez en su vida. Este porcentaje desciende a un 22% entre los hombres. Pero esto tampoco lo relacionan directamen­te con la orientació­n sexual. También puede ser un juego.

“El beso es un contacto intenso que no solo nos une al cuerpo del otro, también nos ayuda a conectarno­s con el placer propio que se despierta y se nutre de esta forma intima de conexión. El beso estimula la secreción de oxitocina que ayuda al apego y libera endorfinas que dan sensación de bienestar”, plantea Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo. “Pero si el beso décadas atrás era una factor de enganche y para muchos el ‘tener piel’ encontraba en el beso el mejor aliado, en estos tiempos sucede lo contrario.El beso en las parejas ocupa un segundo plano, me refiero a los besos intensos; sólo el ‘piquito’ hoy en día gana terreno”, agrega Ghedin.

Peor, ¿qué piensan, fialmente, los millennial­s consultado­s en la calle por Clarín? Julieta Perani (26) es de Olivos. Trabaja en una empresa holandesa. No está en pareja y nunca usó apps de citas como Tinder o Happn.“El beso -dice- todavía tiene valor para mí porque es mi manera de dar cariño. Pero veo que hoy en día es algo más al pasar que significat­ivo. Me pasó de empezar a salir con alguien por la forma, por lo que me transmitía en el momento del beso”.

Nicolás Castro (25) estudia actuación y vive en Lugano. “Un beso no significa nada. Los tiempos cambiaron y dieron un giro de 180 grados”, asegura. “En el contexto en que vivimos, los hombres ofrecen a las mujeres un trago a cambio de un beso y las mujeres un beso por un trago. Ahí se puede entender claramente que el beso hoy en día es un juego”.

Y está también Sol Pillado (33), que trabaja como administra­tiva en una empresa, tiene un hijo, vive en Caballito y está en pareja. “Nunca empecé o evité una relación por el primer beso. Creo que hoy en día se besan más sin darle la importanci­a afectuosa que tiene. Los adolescent­es lo hacen más por una cuestión de competir a ver quién se besa más chicas en una misma noche. Hoy en día hombres y mujeres en ese sentido están a la par”, afirma. Y no se equivoca.

 ?? F. DE LA ORDEN ?? Para la foto. Los millennial­s no viven el acto de besar como lo vivían sus padres y abuelos. Ayer, en el Jardín Japonés, dos jóvenes se besaron para el fotógrafo de Clarin.
F. DE LA ORDEN Para la foto. Los millennial­s no viven el acto de besar como lo vivían sus padres y abuelos. Ayer, en el Jardín Japonés, dos jóvenes se besaron para el fotógrafo de Clarin.
 ?? FERNANDO DE LA ORDEN ?? Un beso para la selfie. Una pareja de 15, al sol en el Jardín Japonés.
FERNANDO DE LA ORDEN Un beso para la selfie. Una pareja de 15, al sol en el Jardín Japonés.

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