El misterio de los “ataques acústicos” en La Habana
Unos 20 funcionarios de EE.UU. han tenido problemas auditivos, mareos, dolor de cabeza y nauseas tras vivir en La Habana. Hay desconcierto en ambos gobiernos y no descartan que se esté usando algún tipo de dispositivo con ultrasonido u ondas.
Provocan sordera, náuseas y mareos. EE.UU. podría cerrar su embajada.
Trabajan para la embajada de Estados Unidos en Cuba y, desde noviembre, sufren extrañas dolencias. Hasta ahora, es lo único que se sabe con certeza de los 21 estadounidenses que han reportado problemas mentales y auditivos tras sufrir en sus residencias habaneras unos misteriosos “ataques sónicos”. “Es un tema muy serio por los daños que algunas personas han sufrido, hemos llevado algunas de ellas a casa”, dijo ayer el canciller estadounidense, Rex Tillerson, que no descartó el posible cierre de la misión diplomática abierta en 2015 gracias al deshielo acordado entre Raúl Castro y Barack Obama. “Lo esta
mos considerando”, dijo ayer Tillerson durante una entrevista en la cadena CBS.
Los investigadores los llaman “ataques sónicos”, porque algunas de las víctimas sintieron vibraciones o escucharon sonidos que misteriosamente solo se percibían en ciertas partes de una habitación. Otros no escucharon nada pero luego también desarrollaron alguno de estos síntomas: pérdida auditiva crónica, conmoción cerebral, náuseas, jaquecas, zumbidos, dificultades para concentrarse o para recordar cosas que ocurrieron recientemente.
El primer caso se reportó en noviembre, pero el Departamento de Estado no dijo nada hasta agosto (aunque en represalia echó a dos diplomáticos cubanos de Washington en mayo). La última víctima sufrió el supuesto ataque el 21 de agosto.
Lo paradójico es que las autoridades cubanas parecen tan desconcer
tadas como las estadounidenses. En una inusual reunión privada entre Castro y el embajador estadounidense en Cuba, Jeffrey DeLaurentis, el presidente cubano le confesó que estaba tan preocupado como él. Las autoridades cubanas incluso autorizaron la llegada a La Habana de agentes del FBI para investigar el tema.
Además de los 21 estadounidenses, hay reportes de diplomáticos canadienses afectados. De acuerdo con un informe de la agencia de noticias AP, Francia ya revisó a su personal en la isla en busca de posibles lesiones.
Una de las preguntas que se hacen los investigadores es por qué los síntomas, sonidos y sensaciones percibidas varían tan drásticamente de una persona a otra. Para resolver el rompecabezas, están clasificando los síntomas en categorías, auditivas y neurológicas.
Tras hablar en off the record con funcionarios estadounidenses familiarizados con la investigación, así como con científicos, médicos, expertos en acústica y armas, la agencia AP publicó un informe con las diferentes hipótesis. Los primeros indicios apuntaban hacia un ataque sónico. Algunas víctimas oyeron cosas, por lo que los sonidos estarían en el espectro audible: los ruidos fuertes pueden dañar la audición, con tinnitus, ruptura de tímpanos y hasta pérdida permanente de la audición entre las lesiones posibles. Pero otras
víctimas no oyeron nada y aun así sufrieron malestar. Eso abre la puerta a los sonidos inaudibles: el infrasonido, demasiado bajo para ser percibido por el oído humano; y el ultrasonido, demasiado alto.
El primero puede sentirse como una vibración, similar a la que se percibe cerca de un parlante potente. Algunas de las víctimas dijeron haber sentido esas vibraciones. La teoría del infrasonido también encaja con el testimonio de los diplomáticos que dijeron haber escuchado algo: aunque generalmente es inaudible, algunas personas detectan los infrasonidos si las ondas son lo suficientemente poderosas. Por otro lado, estos sonidos también pueden estimular las células del sistema vestibular en el órgano que controla el equilibrio, lo que explicaría los mareos reportados por algunos afectados.
¿Pero por qué perdura el malestar? El infrasonido deja de causar daños cuando se detiene. ¿Y qué hay del foco preciso del sonido reportado por algunos? Las ondas infrasónicas viajan por todas partes, lo que dificulta que se pueda apuntar con precisión, ¿son entonces ultrasonidos? A una intensidad alta, el ultrasonido puede dañar el tejido humano pero requiere un contacto cercano entre el dispositivo y el cuerpo.
Los investigadores también barajan la hipótesis de un arma electromagnética, que usa ondas similares a las del celular o las del microondas, y permite apuntar con precisión y atravesar paredes. Hay precedentes: entre los años sesenta y los setenta la antigua Unión Soviética bombardeó a la embajada estadounidense en Moscú con microondas. El fin exacto nunca estuvo claro.