La residencia que llegó por una donación
Testigo de la vida íntima de varios presidentes y sus familias, la Quinta de Olivos es una donación de Carlos Villate Olaguer, descendiente de la familia Azcuénaga, para ser utilizada por residencia presidencial. Es más, una cláusula aclaraba que, de no usarse para esos fines, las tierras podrían volver a manos de la familia y ser destinadas a construir un parque público. La donación terminó de aceptarse en 1920, con Hipólito Yrigoyen como primer mandatario. Pero ni él ni su sucesor, Marcelo T. de Al- vear, vivieron en Olivos. Recién comenzó a ser habitada en forma regular después de la segunda presidencia de Juan Domingo Perón, en la década del 50, quien murió allí durante su tercer mandato, en 1974. Además del chalet presidencial, en su interior hay canchas de tenis, fútbol y golf, un microcine, una capilla, residencia de huéspedes y un espacio para lo custodia militar. Menem fue quien hizo las mayores reformas. El muro que ahora caerá en parte fue construido en 1973.