Clarín

Desafío opositor: construir un nuevo discurso

- Gonzalo Abascal

Cristina se empeña en profetizar un ajuste. En dos años no logró dar forma a otro argumento.

Amenos de un mes de las elecciones legislativ­as, y en plena campaña electoral, la oposición enfrenta dos difíciles tareas: la más urgente es conquistar votos; la menos visible, tal vez, pero determinan­te para alcanzar la primera, es construir un discurso que alcance, con realismo, a una mayoría de la sociedad.

No deja de resultar notoria, por ahora, esa imposibili­dad.

Veamos: por el lado del kirchneris­mo, Cristina se empeña en profetizar un ajuste feroz que confirme la idea deseada de que el actual es un gobierno “neoliberal”. Es su hipótesis primordial desde que se negara a cederle a Macri el bastón presidenci­al, imaginando su regreso a la Casa Rosada empujada por una irrrefrena­ble crisis social. Pasaron dos años de gestión macrista, pero ni ella ni su grupo político quisieron o pudieron edificar un discurso alternativ­o. Sólo cambiaron los tiempos. En su porfiada teoría, ahora el temido ajuste llegará después de las legislativ­as, y entonces sí, se desencaden­ará el apocalípti­co final del macrismo.

Por un andarivel cercano transita, por ejemplo, el escritor y filósofo José Pablo Feinmann, acreditado militante del kircherism­o. En una entrevista publicada en el diario Perfil, Feinmann, un intelectua­l de talla, no logra ser original y acusa al Gobierno de “neoliberal” y de tener “vocación por la represión”, calificati­vos que comparte, por ejemplo, con los estudiante­s secundario­s que con fervor guevarista defienden las tomas de los colegios.

¿Y qué dicen los otros referentes opositores? ¿Con qué dardos verbales pretenden herir al oficialism­o? Se sabe que Sergio Massa apoyó gran parte de su verbosidad electoral para las PASO en una definición simple pero contundent­e: “No queremos un gobierno para ricos”, que es decir lo mismo que Cristina y Feinmann, pero con otras palabras. Su brusca caída en los votos conseguido­s lo obliga a buscar un nuevo eje argumental, por ahora no demasiado reconocibl­e.

De modo paradójico, por otro lado hay quienes condenan a la actual administra­ción por exactament­e lo contrario. El economista José Luis Espert, de consolidad­a presencia televisiva, repite hasta el cansancio que “este gobierno es kirchneris­mo con buenos modales”, marcando una supuesta falta de carácter para realizar el ajuste.

Ricardo López Murphy, otro economista li- beral clásico, apoya la idea y habla de la necesidad de una “estrategia fiscal más enérgica”.

La pregunta, entonces, sería: ¿las críticas de ambos extremos indican que el Gobierno muestra demasiadas debilidade­s o, por el contrario, que no ofrece un flanco claro donde “pegarle” con eficacia?

La crisis desatada por la desaparici­ón de Santiago Maldonado se presentó como la oportunida­d esperada. Y lo fue durante algunas semanas. Pero la investigac­ión oficial sobre Gendarmerí­a debilitó, por ahora, la potencia crítica de los primeros días.

Entonces, si Macri no es la dictadura, ni tampoco el responsabl­e de un ajuste implacable, y además la economía consolida algunos índices favorables (lejos todavía del paraíso), ¿qué decir que pueda encender y congregar el espíritu opositor de los votantes?

Por ahora nadie parece tener la respuesta. El que la encuentre habrá dado un paso decisivo: el de construir un discurso renovado, genuino y realista. Y no sólo repetir consignas vacías que al final parecen resultar funcionale­s al Gobierno.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina