Clarín

“Justicia para Micaela es que a ninguna piba más le pase lo que le pasó a ella”

Lo dicen los amigos de la estudiante violada y asesinada en Gualeguay. Participar­on de la búsqueda de la chica y hoy mantienen vivo su recuerdo, a través del trabajo social.

- C DEL URUGUAY. ENVIADA ESPECIAL Natalia Iocco niocco@clarin.com

Los amigos de Micaela García hablan de la joven de 21 años, recuerdan sus primeros pasos en el centro de estu- diantes de su escuela, su prolijidad para anotar todo en su cuaderno y el compromiso para trabajar en los barrios más humildes. Se corrigen cuando usan verbos en pasado y la cuentan una y otra vez en presente. Su intención es llevar el “legado de ‘La Negra’ adonde haga falta” y que “a ninguna otra joven le pase lo que le pasó” a ella: aseguran que esa es la “verdadera justicia”.

“El juicio nos remueve todo. El otro día nos pasaron a Sebastián Wagner (el principal acusado) por al lado y sí, queremos que pague. Esta es la justicia que tenemos y tiene que ser penado. Pero justicia para Micaela no es solamente que estos tipos vayan presos, sino que a ninguna piba más le pase lo que le pasó a ella; que no haya más gurisas como las que vemos en los barrios, con múltiples casos de abusos o de violencias de todo tipo”; sintetiza Damián Castro (23), amigo y militante de la JP junto a Micaela.

La noche del crimen, Damián y “La Negra”, como todos la conocían, chatearon hasta las 22, poco antes de que ella se fuera al boliche King, de Gualeguay. La chica sería secuestrad­a, abusada y asesinada al salir de allí, en la madrugada del 1° de abril.

Fueron estos amigos y Alejandro Jacquet, el novio de Micaela, los primeros en notar su ausencia y advertir a la familia. “Yo la conocí a Mica cuando ella estaba en el colegio, en 2013. Yo no iba ahí, pero la conocía porque era, bueno es, una persona muy extroverti­da. Y a mí me gustaba una de sus amigas, que ahora es mi novia, y le pedí que me la presente. Fue en el boliche que empezamos a hablar de política”, recuerda Damián.

Por aquel entonces Micaela tenía 17 años y ya había organizado con sus compañeros de colegio una lista para disputar el centro de estudiante­s del Nacional de Concepción del Uruguay. Después empezó a participar en actividade­s de la Juventud Peronista de Concepción del Uruguay y a colabo- rar en los barrios más postergado­s de su ciudad. “Yo la conocí en la escuela cuando empezó con la lista del centro de estudiante­s. Tenía... tengo tres años menos que Mica, pero igual la conocía. Siempre fue muy disciplina­da, estaba en todo. Ella anotaba todo, con una letra preciosa, entonces siempre tenía ordenado y organizado lo que había que hacer”, dice Raúl “Taty” Mazzarello (19), otro amigo.

Tras la desaparici­ón de Micaela aquel 1° de abril, sus amigos -de entre 19 y 23 años- montaron un campamento en Gualeguay y colaboraro­n con la Policía en la investigac­ión. Hicieron rastrillaj­es, hablaron con vecinos y hasta, desesperad­os, iban a puntos señalados por las “brujas” de la ciudad tratando de encontrarl­a.

“Ella ese sábado venía para acá como todos los fines de semana. Tenía colectivo a las 9 y me había dicho la noche anterior que después del boliche se iba a quedar despierta porque si se acostaba no se iba a levantar. El primero que me llamó fue el novio y pensamos eso: que se había quedado dormida. Llamamos a la chica que vivía con ella y, a eso de las 15, ya nos dijo que estaban todas sus cosas intactas, como si nunca hubiera llegado del boliche”, cuenta Carla Bassini (24). Esa misma noche, con la denuncia de la desaparici­ón en marcha, estos jóvenes viajaron a Gualeguay para buscar a Micaela.

“El campamento era un lugar don-

de centraliza­r informació­n y donde nos juntábamos para contenerno­s. Había chicos que no paraban de llorar, que no podían estar en la casa por la angustia y venían con nosotros. Pero también organizába­mos rastrillaj­es, había gente que tenía miedo de hablar con la Policía, entonces nos decía cosas a nosotros y nos fijábamos si eran ciertas. Siempre sin entorpecer la investigac­ión, sino tratando de ayudar”, cuenta Damián. Ellos la buscaban viva. “Lo primero que hicimos fue el cartel de búsqueda con su foto, que salió por todos lados. Lo repartimos y se empezó a multiplica­r”, asegura Carla. Damián coincide: “Queríamos que su cara estuviera en las fronteras, en todos lados. La buscábamos viva y queríamos que no se diluyera el tema. Buscábamos en casas abandonada­s, taperas, cosas así. Si veíamos algo que nos llamaba la atención, le decíamos a la Policía para ver si tenían que allanar”.

Los chicos dividieron las zonas de la ciudad, se las repartiero­n en equipos junto a vecinos voluntario­s y recorriero­n Gualeguay buscando a su amiga. Finalmente, la halló muerta la Policía tras la confesión de Wagner.

Los chicos, que colaboran con la Fundación Micaela García, buscan llevar el legado de la joven a los barrios. “Cuando pasó todo esto, mucha gente se fue enterando de lo que hacía Micaela y quiso participar de esa manera”, cuenta Iván. Y Damián concluye: “Si hay un cielo y Mica está mirándonos desde algún lado, lo último que estaría pensando es en Wagner, lo que diría es ‘gurises, no aflojen. Métanle a ver si esto algún día lo cambiamos’. Y eso es lo que tratamos de hacer por ella”.

 ?? J. JOSÉ GARCÍA ?? Compañeros. Algunos de los amigos de Micaela, que también participar­on en su búsqueda. Hoy colaboran con la fundación que lleva el nombre de la estudiante asesinada.
J. JOSÉ GARCÍA Compañeros. Algunos de los amigos de Micaela, que también participar­on en su búsqueda. Hoy colaboran con la fundación que lleva el nombre de la estudiante asesinada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina