Clarín

Suspenso enredado en la bruma

Basada en la novela homónima de Stephen King, tiene lo mejor del autor, pero no imprime el miedo deseado.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

La mano de Stephen King, potente, indiscutid­a, firme, extendida para dar más que para recibir, siempre logra llegar más allá de sus libros. Ha tocado el cine, se ha metido en la TV, medio al que ahora vuelve a través de la adaptación que Spike hizo de La niebla, novela de 1981 que ya ha tenido su versión cinematogr­áfica hace 10 años, con dirección de Frank Darabont. Esta vez, en formato de serie de 10 capítulos, la historia ya está disponible en el catálogo de Netflix, con lo mejor de la historia original, aunque sin la impronta de terror pretendida.

Sería poco apropiado decir que lo único que busca la trama de La nie- bla ( The Mist) es generar pánico, pero por momentos ni siquiera consigue asustar. El programa quedó atrapado en la anécdota de esa bruma que aparece sorpresiva­mente y descarga una serie de situacione­s enmarcadas en el suspenso, el drama y la ciencia ficción. Pero del terror tiene menos que lo que el gran escritor estadounid­ense imaginó.

La serie se construye sobre dos líneas narrativas: la de la familia Copeland, sacudida por un hecho del que en cada capítulo se van soltando datos, y la de los habitantes de un pueblo de Maine, que después de una tormenta quedan sometidos por una mega nube baja que trae personajes extraños y se lleva vidas y secretos. Y llena la pantalla (y los cuerpos) de bichos.

Creada por el danés Christian Torpe, que supo esculpir esa maravilla que se llama Rita -una deliciosa maestra poco ortodoxa-, la serie se toma algunas licencias respecto del libro: hay personajes nuevos y los principale­s sitios donde se refugia la gente son un centro comercial y una iglesia. En el shopping quedan atrapadas Eve Copeland (Alyssa Sutherland) y su hija Alex (Gus Birney), que también desgranan su caso personal. Kevin Copeland, el padre de familia a cargo de Morgan Spector, está en otro punto del pueblo intentando encontrar calma y rescatar a sus chicas.

La historia es muy buena, pero en el camino hacia la televisión el relato perdió tensión. Tal vez también se la llevó la niebla.

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Nathalie. El personaje de Frances Conroy, de sumo peso en el relato, es una de las mayores víctimas del paso arrasador de la niebla.

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