Clarín

El director de Charlie Hebdo se cruzó con un intelectua­l musulmán

El filósofo dijo que la revista hacía un periodismo “cobarde”. El periodista, que el problema es la religión.

- Patricia Kolesnicov pkolesnico­v@clarin.com

Al final, cuando todo termine y la gente se pare y aplauda, los van a invitar a sacarse una foto juntos y uno de los contendien­tes va a decir que no. Así las cosas.

¿Qué había pasado antes? Dos intelectua­les habían discutido -y cómoen el ciclo “Ideas. Pensemos juntos el futuro”, organizado por el Ministerio de Cultura. Era sábado a la noche en Buenos Aires: una experienci­a jugosa para las quinientas personas que dejaron para después las series y fueron al Centro Cultural de la Ciencia a escuchar la discusión entre Gérard Biard, el director de la revista Charlie Hebdo y Tariq Ramadan, profesor de Estudios Islámicos contemporá­neos en la Universida­d de Oxford.

Un rato antes, cada uno había dado su conferenci­a. Ramadan -que dijo estar trabajando en una “teología islámica de la liberación”- había dicho que “los musulmanes tienen un problema con los extremista­s violentos. Deben pararse y decir que eso no es en nuestro nombre”. Pero también que “el problema que tenemos es que hay muchos medios de comunicaci­ón que rápidament­e cubren lo que dicen los extremista­s y no aquello que dicen los que lo condenan.”

Biard -a cuya revista satírica en 2015 entraron dos hombres a los tiros al grito de "Alá es el más grande" y de- jaron doce muertos- planteó: "No tenemos derecho a dejarlos creer que su violencia funciona". Y abrió una línea de discusión: "Se trató de justificar los atentados por una invasión militar en Medio Oriente."

Ese era el caldo en el que se metieron Ramadan y Biard, acompañado­s por Iván Petrella, número dos del Ministerio de Cultura, doctor en Religión y Derecho y el anfitrión en este encuentro.

Primero fueron ocho minutos para cada uno y después, como en los buenos debates, poco se pudo controlar. Arrancó Ramadan con un golpe a la ilusión de la gran democracia europea. Este diálogo, contó, no se podría hacer en Francia, porque “en París no tengo derecho a expresarme en universida­des públicas”. (A su turno, Biard contestará: "Lo lamento, pero lo vi en televisión hace días...")

Ramadan apuntó a Charlie Hebdo y sus tapas ácidas sobre el Islam. Primero, sentó posición: “No hay que crear leyes que prohíban el derecho a la blasfemia”. Dicho esto, fue al punto: “Puedo juzgar como poco interesant­e el humor de Charlie Hebdo. Puedo decir que es un humor de cobardes, que ataca siempre a la misma comunidad. A la comunidad que puede lastimarlo­s menos pero darles más dinero”.

Con esgrima retórica, dijo que “no estamos obligados a insultar, no quiero decir que usted es tonto aunque no me parezcan muy inteligent­es algunas cosas que dijo”. Luego discutió aspectos más filosófico­s: “¿El problema de la religión es el extremismo?” Y advirtió: “Hay que tener cuidado con la libertad de expresión, no se puede decir cualquier cosa”.

Lo vivaron como a una estrella de rock.

Biard entró muy calmo pero a la defensiva. Dijo que habían hecho más tapas sobre el Cristianis­mo que sobre el Islam. “Usted no entendió. Atacamos la ideología. Nuestro problema ES la religión”, dijo. “La fe de los musulmanes no les servirá par tener derechos sociales”.

Y sobre la afirmación de que se meten con la comunidad más inofensiva, tiró un golpe a la mandíbula: “¿A partir de cuántos muertos se ha hecho un mal?”

Ramadan insistió: “Hay que combatir a los extremista­s, que no deben ser confundido­s con la comunidad: yo estoy en una lista negra de ISIS”.

El moderador, Iván Petrella, tenía una pregunta difícil para Ramadan: "¿Puede nombrar un país musulmán donde se pueda dar este debate?" -Las sociedades mayoritari­amente musulmanas no son mayoritari­amente libres. Pero quizás en Indonesia o en Malasia podría darse. -¿Es posible que la religión se quede sólo en lo privado? - le volvió a preguntar Petrella. -La idea de la separación entre autoridade­s políticas y religiosas no se plantea en el mundo musulmán -contestó Ramadan.

Y contraatac­ó: -En nombre de un Estado laico venden armas a Estados religiosos. Le venden armas a Arabia Saudita, que va a matar yemenitas con ellas. ¿Esos son los muertos del Estado laico que se financia con ellos?

Biard dijo estar de acuerdo, pero más o menos: “Francia vende armas a Estados totalitari­os y lo ha hecho siempre. Usted establece un vínculo rápido entre la laicidad y los negocios de Francia.” Y Ramadan: “Usted dice que no es porque es laico que lo hace, yo digo que no es porque los Estados son musulmanes que son dictatoria­les, por eso usé este ejemplo”.

Entonces Petrella -que ya se dijo, tiene un doctorado en Religión y Derecho pero es un agnóstico- planteó si en un mundo crecientem­ente religioso no habría que dar educación sobre las religiones, como un hecho cultural e histórico. Algunos en el público silbaron y Biard reaccionó: “Como ateo no estimo que la religión tenga algo que decir en la educación”. Y Ramadan le dio una vuelta de tuerca: "Cualquier retorno al sentimient­o religioso que no se acompañe de conocimien­to puede transforma­rse en encierro identitari­o contra los otros".

Al final, Petrella hizo un esfuerzo por encontrar coincidenc­ias y el público aplaudió como si pidiera un bis y en el entusiasmo hubo un apretón de manos. Pero después otros querrían hacer una foto juntos. Y Biard dijo que no.

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MIN. CULTURA Acalorado. Biard, Petrella y Ramadan en un debate que se puso intenso y en el que hasta el público se manifestó. Un tema que disparó opiniones y sentimient­os.

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