Clarín

El drama del bullying: “Pedí ayuda y me culparon a mí”

Lo afirma la madre de una alumna de Santa Fe que sufrió dos años de burlas. “Se enojaron y me plantearon que la cambiara de colegio”, dice. El ministerio provincial investigar­á el caso.

- SANTA FE. CORRESPONS­ALÍA Erico Vega santafe@clarin.com

Angie abraza a su hija de 9 años que tuvo una fuerte crisis por las burlas que sufría en el colegio. Contó que en la escuela no encontró respuestas: “Parecían enojados conmigo”. La nena había relatado su padecimien­to en un video que se viralizó.

La de J.L., de 9 años, no es una historia más, aunque su caso se repita en muchas aulas del país. Se conoció ayer su drama, por intentar quitarse la vida como consecuenc­ia de ser víctima de bullying. Pero el drama comenzó hace dos años. Angie, su ma- dre, decidió exponer los detalles cargados de angustia y dolor en un video que subió a Facebook con el fin de concientiz­ar sobre el daño que pueden hacer el hostigamie­nto a un menor. Allí aparece J.L., aturdida, dolorida, acojonada narrando qué motivos tenía para intentar suicidarse tomando un cóctel de pastillas (10 de clonazepam). “Los chicos me dicen gorda”, se le escucha explicar.

El caso desató la polémica. La madre denuncia que la escuela Esperanza Solidaria, ubicada en el norte de la ciudad de Santa Fe, le dio la espalda a su reclamo. “Fui a la escuela tras el episodio a contar que mi hija es víctima de bullying y llevé los nombres de los chicos que la molestaban. Y el viernes me llamaron como enojados y me plantearon que si la quería cambiar de escuela que lo haga. Me pre- guntaron por el papá de mi hija, del cual me separé cuando ella no había nacido. Me hicieron sentir culpable, porque no iba a las reuniones de padres, a las que acude mi mamá porque yo trabajo”, le dice a Clarín, mientras J.L. juega a pocos metros de donde se hace la entrevista.

“Tiene que haber un compromiso más grande por parte de los docentes. No estoy conforme con cómo trataron la situación. ¿No notaron esta situación? Entiendo también que debe haber miedo. Es una escuela difícil, con padres difíciles. ¿Quién va a llamar a un padre por la conducta de su hijo si al otro día te viene a amenazar con un arma?”, se pregunta, haciendo referencia a un episodio reciente. “Las maestras no saben cómo defenderse. Es un tema más profundo”, agrega.

Y cuenta un ejemplo: el año pasado, por un problema de indiscipli­na de un alumno, la maestra dejó sin recreo a todos. “Al otro día una madre fue e hizo un escándalo. Es complejo y grave el asunto. Hace quince años atrás esto no pasaba, había un respeto a la autoridad escolar y a los padres que hoy se perdió”, comenta.

“Yo espero que lo que sucedió le sirva a todos. Sobre todo, a los responsabl­es para detectar a tiempo un caso similar. Que supervisen al niño o niña, los docentes saben qué hacer. Mi hija se salvó, pero si hoy no la tuviera, nunca hubiera sabido por qué intentó quitarse la vida”, señala la mamá.

Tras la difusión del video, también muchas personas se contactaro­n para solidariza­rse y otros para tomar va- lor y contar su historia. “No sabía qué hacer con el video. Eso no estuvo premeditad­o. Mis amigas y otros conocidos me decidieron a publicarlo. Ojalá que sirva para los alumnos de esa escuela, donde suceden cosas graves, hasta hubo una situación de acoso hace unos días y nadie se enteró. No espero justicia por mi caso porque nunca vi justicia en esa escuela”.

Para Angie, “alguien tiene que ser

la voz del inocente. Estoy evaluando si puedo cambiar a mi hija de escue

la. La pasaría a una privada, pero económicam­ente no me da”. La menor no asiste a clases desde el viernes.

La explosión del video en las redes y el rebote en la opinión pública obligaron a las autoridade­s del Ministerio de Educación a brindar una conferenci­a de prensa donde aclararon que “si la escuela no reaccionó a tiempo vamos a hacer lo que tenemos que hacer en la vía disciplina­ria”. Lo dijo el delegado de la Regional IV, Juan Cruz Jiménez, quien evitó mencionar la palabra bullying (”una situación de desacredit­ación de su cuerpo”).

Ayer a la tarde, Angie acudió a una reunión con las autoridade­s del Ministerio para definir la situación y el futuro educativo de su hija. “Estamos viendo si la escuela ha tenido un llamado de atención sobre esta problemáti­ca. Es una escuela que tiene más de 700 alumnos en distintos horarios y niveles”, agregó el funcionari­o.

Del encuentro, surgió la posibilida­d de cambiarla de escuela o al menos, de turno. Situación que abre un capítulo nuevo, pues si la víctima debe cambiar de escuela. ¿Es esa la verdadera solución al conflicto? “Pierde el contacto con sus verdaderos amigos, pero algo tengo que hacer”, se resigna Angie.

La pequeña sueña con ser enfermera, como su mamá. “Sé tomar la presión”, comenta sin titubear y con una sonrisa brillante cuando se acerca al cronista de este medio. Un sueño. No es poco, tras padecer una pesadilla.

 ?? JOSÉ ALMEIDA ?? Juntas. Angie, con su hija, de 9 años. La nena le contó que sus compañeros la hostigan y le dicen “gorda”. Y que por eso se quiso matar tomando pastillas de clonazepam.
JOSÉ ALMEIDA Juntas. Angie, con su hija, de 9 años. La nena le contó que sus compañeros la hostigan y le dicen “gorda”. Y que por eso se quiso matar tomando pastillas de clonazepam.
 ?? JOSÉ ALMEIDA ?? Contención. Angie y su nena, ayer, en Santa Fe.
JOSÉ ALMEIDA Contención. Angie y su nena, ayer, en Santa Fe.

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