Los pesos van a las tasas y los dólares al Banco Central
Si alguien tenía dudas sobre el reinado de las tasas de interés altas en el panorama financiero, dos definiciones de esta semana las ha terminado. Una de ellas corrió por cuenta del presidente del Banco Central cuando, en el marco de las Jornadas Monetarias y Bancarias del lunes y ayer, dejó en claro que las tasas de interés altas llegaron para quedarse por bastante tiempo y que no las bajará aún cuando la inflación pueda ceder algunos peldaños.
En números, eso querría decir que, en el corto plazo, las tasas de las letras del Banco Central se mantendrían en 26,5% anual, superando a la inflación que está e un ritmo
de 21-23% y que así seguiría funcionando a pleno la "aspiradora "que Federico Sturzenegger implantó como eje esencial en su lucha contra la inflación .
La otra definición, y también contundente, fue del presidente Mauricio Macri, quien en un café con periodistas resaltó que la "economía está creciendo al 4%", que la política monetaria no es "tan res
trictiva" y que, si es necesario para bajar la inflación "seguir con las tasas altas", así se hará.
En tren de definiciones, fue nutrida también la mesa de cierre de las Jornadas del Central de la que participaron jefes y ex jefes de los bancos centrales de Polonia, Paraguay, Perú, Turquía, Irlanda, España y Argentina. El denominador común de esos "halcones monetarios" podría resumirse en que: 1) para crear una moneda nacional es necesario tener tasas atractivas para el ahorro, 2) el mundo está con liquidez so
brante, pero la situación puede variar rápidamente, 3) la flotación cambiaria es (para ellos, salvo para los casos irlandés y espa-
ñol, que están atados al euro) adecuada pero siempre se debe tener un margen de intervención para que, en el caso argentino, no se dispare el dólar.
"Es un problema cuando el dólar sube,
cuando baja y cuando no se mueve" sintetizó Carlos Fernández Valdovinos, gobernador del Banco Central del Paraguay en medio de una ronda de exposiciones en las que Sturzenegger aseguró que el Central estaba com
prando US$ 2.000 millones en lo que constituye la consolidación de su política de subir las reservas del Central de 6% a 15% del producto bruto interno.
Hay un circuito armado: el Tesoro sale al exterior a colocar bonos para conseguir dólares que le vende al Central para emita los pesos que le permitan cubrir el déficit fiscal. Ese movimiento se complementa poniendo altas las tasas de interés que le permiten a Sturzenegger absorber pesos en el intento de
controlar la inflación, e indirectamente y dependiendo de las circunstancias, también al dólar.
Pero ni todo es la tasa mandando ni sus consecuencias son la restricción del crédito. En la Argentina electoral de hoy se da en for
ma simultánea la idea de que la contracción monetaria es fuertísima con la expansión de la oferta de créditos en los bancos y, especialmente, en los oficiales.
La banca oficial viene desde hace semanas
sacando fondos de sus colocaciones en lebac para aumentar la oferta de créditos (muy activos en hipotecarios) cimentando la política oficial de apostar a aumento de la cantidad y variedad de préstamos.
También los bancos privados empezaron a buscar liquidez para aumentar la oferta de préstamos. Ninguno se quiere perder lo que está pasando con la venta de autos, motos y electrodomésticos. La demanda de créditos personales sube casi 60%. ¿Se puede mantener por mucho tiempo la política de consolidar una moneda (tasas altas) y la de expandir el crédito? Aunque en silencio, en el Gobierno creen tener margen, entre otras cosas porque viven como un logro que la inflación mensual se mantenga en torno de 1,5%, que es la marca que las consultoras privadas tienen como pronóstico para septiembre.
Tal es el convencimiento de que al Gobierno le va bien en materia económica que los funcionarios preferirían que la elección fuese el domingo próximo y no el 22 de octubre ante la posibilidad de que algún "cisne negro" pueda nublar el panorama. No pasan por alto, por ejemplo, el fortalecimiento del
dólar a nivel mundial por la tensión entre EE.UU. y Corea del Norte.
La suba del dólar golpeó al euro y a todas las monedas latinoamericanas de las cuales el peso no fue la excepción. Ayer el dólar mayorista cerraba en $17,60, con una suba de 3% en dos semanas.
Esta danza simultánea de cosas que parecen contradictorias (tasas altas, aumento del crédito, mejora de la actividad y dólar acomodándose a los movimientos cambiarios de la región) constituyen la contracara de otra realidad: la fluidez del mercado para financiar a la Argentina. Según el Gobierno, ni el ritmo de aumento del endeudamiento ni el nivel de la tasa de interés que paga el país ( en torno de 4,9% anual de promedio) constituyen un riesgo ni de corto ni de mediano plazo. Pero, además, en tiempos preelectorales nadie en el oficialismo está para hablar de noticias comprometidas. w
El dólar se fortalece en el mundo y debilitó al euro y a las monedas latinoamericanas, la Argentina no fue la excepción.