La fórmula del cruce generacional
Brandoni y Lanzani por un lado, y Chávez y Quevedo por el otro: cuando la diferencia de años suma.
No es nuevo el recurso. El cine, el teatro y la televisión han echado mano a la receta, con muy buenos resultados y con El graduado como mejor botón de muestra, entre muchos otros ejemplos. Pero si bien la fórmula del actor joven junto a uno
consagrado ha sido utilizada más de una vez, la curiosidad de estos días radica en que las dos muy buenas miniseries argentinas que están en pantalla (tanto de cable como de aire y en On demand) funcionan de maravillas sostenidas por esa ecuación: El maestro (El Trece, TNT y Flow) cuenta con el protagónico de Julio Chávez y Carla Quevedo, mientras que Un gallo para Es
culapio (TNT, Telefe y Flow) tiene a Luis Brandoni y a Peter Lanzani en sus roles principales.
En el unitario de El Trece (por ahí se ve los miércoles a las 23, en TNT va los jueves a las 22 y ya está disponible, completa, en Flow), el vínculo entre Prat (Chávez) y Luisa (Que- vedo) combina la admiración, el respeto y cierta confusión sentimental de la que ambos intentarán alejarse. No se busca contar una historia de amor tradicional, sino que el afecto está anidado en otro rincón de la pareja protagónica. Por ahora, el planteo de la comedia dramática de Pol-ka es que él, un ex bailarín, se convirtió en su profesor de danza para que ella pueda ganar una beca. En un duelo actoral magistral, con 61 años Chávez y 29 Quevedo se sa
can chispas. Y juntos construyeron una dupla de suma sensibilidad, tanto para el bien de sus personajes como el de los espectadores.
En Un gallo..., (martes a las 22 por TNT, miércoles a las 23.15 por Telefe y disponible completa en Flow), la historia muestra la relación del Chelo Esculapio (Brandoni, de 77 años), líder de una banda de piratas del asfalto y organizador de riñas de gallo, y del pseudo inocente Nelson (Lanzani, de 27), que llega desde Misiones a la gran ciudad y queda bajo su órbita, cambiando su estructura de valores. Se necesitan mutua
mente y, bien dirigido por Bruno Stagnaro, Lanzani sale bien parado de la patriada. Pensar que los separan 50 años y la diferencia, más que restar, suma. En los dos casos.