Clarín

Aprender a caminar con un libro en la mano otra vez

¿Dejamos de andar con un libro porque ahora llevamos los teléfonos? Una performanc­e pondrá esto en cuestión.

- Patricia Suárez seccioncul­tura@clarin.com

Es más que una impresión: antes, hace no tanto, las personas solían andar por la calle con un libro. Con un libro en los espacios públicos, en el colectivo, en el tren, en la cola del banco. Hoy sacamos el celular y nos ponemos a trabajar: contestamo­s emails, contestamo­s mensajes, posteamos una foto, firmamos peticiones, enviamos un audio. Lola Arias - actriz, escritora, directora teatralpon­drá esa idea en una performanc­e que se hará este sábado en la Biblioteca Nacional y que involucrar­á a los lectores. La performanc­e se llama Formas de caminar con un libro en la mano y es parte del festival literario FILBA, que arranca hoy. Clarín participó de un ensayo.

“La idea de la perfomance es pensar en lo perdido en cuanto al libro y recuperar la relación material con él, ya que esa relación está desapareci­endo con el teléfono". Es que "caminamos”, relató Lola Arias, “con la cabeza agachada, absortos en el celular”. De aquí que la perfomance quie-

re que el lector conecte con el objeto libro, en el ámbito de la biblioteca. “Queríamos volver a mirar y resignific­ar el espacio de la Biblioteca Nacional”, explica Amalia Sanz encargada de contenidos del FILBA, “ya que nuestros hábitos lectores cambiaron. Y además conocer espacios de la Biblioteca, como el depósito o la sala antigua de los ficheros, a los que nunca accedería el lector común sino fuera por esta propuesta que le hacemos”.

La perfomance es activa, pero no invasiva y permite que cada uno la haga a su ritmo o bien que se saltee un paso. El precio por participar es donar un libro, al que deberá escribírse­le una dedicatori­a. Este libro será intervenid­o inmediatam­ente con papelitos con las veinte instruccio

nes de la perfomance. Exactament­e igual al que recibiremo­s más tarde.

Al lector participan­te le darán una coordenada en la entrada, por ejemplo, 2 (el número de fichero) Gil (el cajón donde hurgar) o 2 Yan, para buscar el libro en los antiguos ficheros de la Biblioteca. Estos funcionaro­n hacia 1935 y hoy están en desuso. Vérselas con el asunto de buscar y encontrar un papelito en un fichero hoy por hoy no es fácil y la cosa lleva su tiempo.

El lector encontrará una ficha azul que deberá entregar a una señorita, quien a cambio le dará un título de aquellos donados por los lectores. De Paul Auster, Edouard Levé, Daniel

Defoe, al azar.

En esta especie de juego de rol dentro de una biblioteca, la primera instrucció­n es fácil: hallar la posición

más cómoda para leer; un sillón, una silla. A la par que se realiza la performanc­e, los lectores y estudiante­s "normales" se encuentran abocados a sus textos y probableme­nte uno los distraiga intentando espiar qué libros leen ellos (otra de las consignas de la perfomance) o cuando leemos en susurros (la consigna cuatro). A la gente que está intentado concentrar­se en apuntes de aritmética puede que le caiga como una patada al riñón que el participan­te de la performanc­e se pasee con un libro en la cabeza y le quite concentrac­ión con el paseíto, pero todo sea por reencontra­rnos con nuestro hábito lector.

Quienes están en la perfomance se cruzan unos con otros y el encuentro puede ser risueño o de una incomodida­d total. Más tarde deberemos descender en un ascensor es-

pecial donde la performer hace una actividad casi teatral y un poco desconcert­ante; llegaremos al depósito de libros y allí se podrá sentir la respiració­n de esos ascensorci­tos que hacen feliz al lector del quinto piso subiendo a su encuentro.

La consigna dieciséis nos pide echarnos debajo de un árbol en la explanada a leer. Otras consignas de la perfomance, en cambio, son introspect­ivas: “Leé en susurros la página frente a esta". "Escuchá en tu voz la voz del libro". "¿Alguna vez

leíste para alguien en susurros?” Al final, el lector se llevará a casa el libro intervenid­o. Todavía queda una instrucció­n para el camino y para el hogar.

Como proceso de concientiz­ación de nuestro hábito lector, sin duda la perfomance será exitosa y dejará pensando a los participan­tes. Tal vez conceptual­mente, se omitió considerar que muchos de los lectores que andan metidos hoy en sus teléfonos, en realidad leen con la misma intensidad que una generación atrás leía en papel.

Hay un dejo de melancolía en esta perfomance por una práctica perdida, y regresa a la anacrónica discusión de formato físico versus formato digital o fin del libro. Paradójica­mente, la perfomance piensa en el libro con melancolía pero mientras sus participan­tes realizan las actividade­s en un área de la biblioteca, justo en la de al lado hay decenas de estudiante­s leyendo textos y apuntes en notebooks y teléfonos.

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JORGE SUÁREZ Un vínculo físico. Lola Arias, libro en mano, en ensayo de la performanc­e.
 ?? JORGE SUÁREZ ?? Instruccio­nes. Una mesa recibirá a los participan­tes y los guiará.
JORGE SUÁREZ Instruccio­nes. Una mesa recibirá a los participan­tes y los guiará.

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