Clarín

De Vido y el “Pata” Medina, vidas paralelas

- Ricardo Roa

Los dos deberían estar más que agradecido­s aunque finalmente hayan caído en desgracia y por eso sean noticia de primera página. Uno, burócrata estatal y el otro, burócrata sindical, hicieron carrera y mucha plata. Le han sacado jugo al poder y se han enriquecid­o con el poder por décadas. Nunca fue su preocupaci­ón gestionar. Su preocupaci­ón fue gestionar para hacer plata. Ahora enfrentan a la Justicia de la que lograron evadirse durante toda una vida de corruptela­s.

Uno, sentado ayer en el banquillo de los acusados por la Tragedia de Once de la que se declara primera víctima por encima de los 51 muertos y de los casi 800 heridos y de sus familias, ya que “nadie -dijo- está más dolido que yo de lo que pasó”. ¡Qué cara hay que tener para decir semejante cosa!

Y el otro desde última hora del martes preso él y su familia. Cuando lo buscaba la policía, en el balcón de su sindicato platense recordó a Galtieri. Dijo, hablando en tercera persona: “Si quieren al Pata preso ¡que vengan!”. Al final, fueron. Y se lo llevaron preso.

El Pata Medina y De Vido han construido vidas paralelas. Se declaran víctimas de persecució­n judicial que es querer decir víctimas de persecució­n política. Y a su vez inocentes de toda inocencia. ¡Que cara hay que tener para decir semejante cosa!

De Vido, de 67 años, ocupa cargos públicos desde la Santa Cruz de Kirchner de 1987. Medina, de 61, ocupa cargos gremiales desde dos años antes. De los casos judiciales de De Vido hay una góndola de supermerca­do llena con reposición asegurada. Tiene 26 imputacion­es y 5 procesamie­ntos.

Del Pata Medina se empieza a colocar su mercadería marca extorsión. Se dedicó a apretar desde siempre. Bloqueó cientos de obras con el método de la patota y la solución de los sobrepreci­os. Total la plata es ajena.

Montó Abril Catering, un servicio que las empresas debían contratar para distribuir en las obras viandas a sus afiliados. Era la parte chica del negocio: sacaba mucho más haciendo operacione­s de cambio. Una cueva financiera. De matón a lavador de dinero. O mejor, las dos cosas juntas.

Una de las dueñas del Catering es su pareja, Fabiola García, ex policía bonaerense. Les han descubiert­o unos 100 vehículos, un barco, un helicópter­o y un avión. Lujos de nuevos ricos. Medina amenazó con dar la vida si lo metían preso. No le pedían tanto ni al final hizo tanto.

Aliviada, la UOCRA nacional sacó una solicitada como Perón manda y citando a Perón como Perón mandaba: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. Medina era un pesado afuera del gremio y adentro del gremio. La detención también le hace un favor al jefe del sindicato, Gerardo Martínez.

De Vido estrenó abogado y el Pata Medina necesitó abogado. Y nombró a Víctor Hortel, que se definía “negro y peronista” como el Pata y que al frente del Servicio Penitencia­rio creó el Vatayón Militante para sacar presos y llevarlos a los actos kirchneris­tas con el pretexto de que eran salidas culturales.

Cada uno en su estilo, los dos personajes hace más de treinta años que ejercen un oficio al que ellos también llaman militante. Mejor sería decir militantes de la corrupción. Ya los dos los atemoriza el fin del poder y perder al fin lo que tienen. La Justicia no hacía nada: tenía bien puesta la venda de la Justicia aunque las pruebas estaban a la vista. Está por verse si será el fin para la impunidad. La estadístic­a dice que sólo el 7% de las causas por corrupción termina en condena. ■

Son dos burócratas en apuros. Uno estatal y el otro sindical. La Justicia al fin se saca la venda.

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